Se acabó. El Azkena Rock Festival de 2024 ya es historia. Los últimos conciertos de la noche y de la madrugada terminaron por poner el broche este sábado, más allá de que todavía algunos supervivientes a estos tres días apuraron sus últimas opciones en las carpas de Trashville gracias a los Dj. Aunque pueda parecer mentira después de tres días sin casi lugar para el descanso, todo es posible.

Con la oscuridad nocturna dominando y disfrutando del frío propio de este verano vitoriano, el ARF dejó atrás tras las actuaciones de Sheryl Crow y Tiburona para afrontar sus últimas citas. Hubo que elegir, eso sí. Por un lado, en Mendizabala estuvieron Psychedelic Porn Crumpets, que desplegaron ante un numeroso público en el tercer escenario su rock psicodélico de sello australiano. Por otro, en el recinto coincidieron con unos St. Paul & The Broken Bones que aunque parten del soul pueden y suelen adentrarse por otros caminos.

Es decir, dos propuestas bien diferentes para que el personal se pudiera dividir sin mucho problema. En la teórica batalla, ganaron, eso sí, Psychedelic Porn Crumpets. La liaron de consideración durante una actuación que era justo lo que necesitaba la noche para calentar el ambiente. Eso lo consiguieron con un concierto eléctrico y enérgico en el que los componentes del grupo se dejaron pocas cosas dentro.

La otra referencia del sábado

En todo caso, ambos precedieron a la otra gran referencia del cartel de este sábado, Band Of Horses. El grupo estadounidense ha venido a Europa este año sola y exclusivamente para actuar en Vitoria antes de afrontar una intensa gira por su país y Canadá que tiene fechas hasta otoño. 

En la memoria de muchos de los presentes estaba el concierto que en el mismo Mendizabala ofreció la banda en 2011. En aquella ocasión fue a media tarde. Esta vez, en sus manos quedó la hora central de la madrugada, en la que desplegó esa marca de la casa que tantos buenos réditos le ha dado, ese caminar entre el folk y el rock que los de Ben Bridwell llevan recorriendo desde hace 20 años. De todas formas, hubiese sido mejor repetir con ellos actuando con la luz del día. El momento de la noche requería otra cosa, algo más enérgico y directo que sirviese para dejar atrás todo el cansancio acumulado y el frío imperante.

Hubo quien se escapó a The Mummies en el Trashville buscando algo más de acción, eso sí. Todo ello antes de afrontar los dos últimos conciertos de este año, ambos discurriendo en paralelo. Allí estuvieron unos Lendakaris Muertos dispuestos a pegarle un chute de adrenalina al ARF. En eso se empeñó la banda, consiguiendo que más de uno retrasase algo el plan de irse para casa. Y también All Them Witches, evidentemente en otro plano bien distinto. Del punk al rock psicodélico sin moverse de Mendizabala. En este último caso, los de Nashville cumplieron con lo esperado de ellos con creces.

Ya con las tres pasadas de la madrugada, tocó cerrar los escenarios. Por delante, quedan doce meses hasta que llegue otro Azkena Rock Festival, más allá de que la música sigue sonando en las salas de conciertos, que tienen un papel fundamental. Los festivales son la guinda, pero la base está en ellas.