‘Cosas de vivientes’ salió hace más de un año. ¿Está contento con la vida que está teniendo el disco?
–Siempre estoy pensando en lo nuevo que se viene. Incluso cuando estoy grabando un disco, si se me ocurre algún tema, igual estoy componiendo ya en una canción que irá en el siguiente. No soy muy de echar la vista atrás, pero es verdad que, haciendo un poco de memoria, cuando sacas un disco tienes una cierta curiosidad por si va a gustar; después de dos años en los que hemos hecho unos ciento veinte conciertos, siento que en este disco hay tres o cuatro canciones que se van a quedar en los repertorios de futuras giras. En ese sentido, estoy muy contento. Siempre tienes miedo a que la gente se quede con lo antiguo, porque un autor lo que quiere es irse renovando, no tocar siempre lo mismo.
Ciento veinte con muchos conciertos, en su caso, por varios países. Antes de sacar este disco se tomó un tiempo largo de descanso. ¿Son necesarias esas desconexiones para aguantar bien el ritmo de este oficio?
–No viene mal. Cada artista lo tendrá que hacer como le siente mejor. Hay compañeros que igual se pegan dos o tres años de gira muy potente y luego paran, como hice yo. En mi caso, tampoco me gusta mucho parar. Estoy más a gusto si vamos teniendo huecos entre las giras. Por ejemplo, ahora, que llevamos dos años de gira pero vengo de un mes bastante tranquilo, en Navidad pararemos un poquito… El año que viene volveremos a grabar, por lo que dejaremos un tiempo los escenarios. Creo que eso es lo que me funciona, bajar un poco el ritmo. Yo venía de hacer unos noventa conciertos al año, mientras que estos dos últimos años hemos hecho unos sesenta por año. Y todavía siento que podría bajar un poquito más para llegar a mi punto óptimo. Tocar, pero tener tiempo para estar con mi familia, para cocinar, para hacer deporte… Así te subes al escenario con más ganas. Me gustaría encontrar ese equilibrio.
Algunas de sus canciones, ‘Autorretrato’, parecen muy autobiográficas. ¿Cuánto hay de ficción y de realidad en sus textos?
–Creo que hay mucho de verdad, y creo que cada vez más. Aunque un artista quiera contar algo que no tenga nada que ver con él, siempre se acaba dejando ver. Siempre hay verdad. Es cierto que en mis primeras canciones también estaba muy pendiente de los juegos de palabras, de ser ingenioso, de que la poesía fuese bonita, y creo que ha habido una evolución hacia la sinceridad. Cuando uno habla y dice las cosas, aunque no sea de una forma tan poética, es cuando se consigue transmitir, la gente percibe que hay verdad ahí. Si eres honesto, la gente se siente identificada.
Eso va en la línea de una frase de esa misma canción, en la que dice que “canta muy regular”. Lo importante no es la técnica o tener una gran voz, sino saber transmitir, ¿no?
–En mi caso, desde luego. Yo canto regular… afino y eso (risas), pero no creo que la gente venga a verme a los conciertos por lo bien que canto. Para eso irían a ver a alguien que cante bien de verdad. Si la gente viene es por las historias que cuento. Esto es así en la canción de autor, en el rock… En estos estilos, lo fundamental no suele ser la voz del cantante ni lo bien que tocan los músicos. Igual en otros estilos es más importante la calidad del intérprete, pero en mi caso no es así.
Este último disco ha salido con su propio sello, A Volar Music. ¿Cómo se lleva la autogestión total?
–La clave es el equipo. Yo no me encargo de todo, tengo un equipo que me ayuda muchísimo. La persona clave es María (Pellicer), que es mi manager y socia desde hace doce años. Empezamos cuando el proyecto era muy pequeñito. La conocí cuando estaba terminando de grabar mi primer disco y ya hicimos la primera gira, que no me conocía nadie y teníamos que mendigar conciertos. Hemos trabajado con alguna discográfica pequeñita, pero siempre hemos sido independientes. Siempre hemos tenido esa vocación y, de hecho, creo que cada vez haremos todo lo que podamos por nuestra cuenta. Al principio éramos independientes por obligación, porque nadie nos quería, pero hemos ido labrándonos el camino y nos está yendo muy bien. Nos gusta hacer las cosas a nuestra manera.
Entiendo que, en un mundo dominado por algoritmos y grandes corporaciones, tiene que da una satisfacción especial salir adelante de manera independiente.
–Sí. Sobre todo, me siento muy consciente del camino que hemos recorrido. No solo por lo independiente, porque podría hacer sido independiente y que el primer disco se hubiese hecho viral, como pasa ahora, y pegar el gran pelotazo. En mi caso no ha sido así. No me he saltado ningún escalón: he hecho bares para veinte personas, luego para cincuenta, luego salas para cien… La cosa ha ido creciendo sin sonar demasiado en la radio, sin ser excesivamente mediático… Eso está muy bien, porque me imagino que a nadie le gustará la fama de no poder ir por la calle. A mí me puede parar alguien para pedirme una foto y eso es agradable, pero hago vida normal. Me da mucha satisfacción ver que lo hemos hecho todo de manera independiente, y soy consciente lo que nos ha costado subir cada escalón. Me siento muy orgulloso de todo el trabajo que hemos hecho.
Lleva casi dos años de gira. ¿Cómo llega a Pamplona?
–El año pasado hicimos la presentación más exhaustiva, tocábamos doce de las catorce canciones que tiene el disco. Este año ya estamos haciendo repertorios más equilibrados, hay cuatro o cinco canciones de este, y cuatro o cinco de los demás. Es un show larguito, estamos dos horas o dos horas y pico. Hay un poco de todo y la gente está reaccionando muy bien. Quizás por la trayectoria que te acabo de decir que hemos seguido, siempre hemos sido muy conscientes de la importancia del directo. Vivimos de los conciertos y eso ha sido así desde el principio. Cuando iba yo solo con mi guitarra ya pensabas: “Si viene alguien que no se sabe mis canciones, no puedo depender de eso”. Por eso me gusta trabajar otros aspectos, como el humor, que me parece importantísimo. Siempre procuro meter alguna sorpresa, unir otra canción con otra, que la gente interactúe… Que alguien que no conozca mi música también lo pueda disfrutar. Esa es siempre nuestra intención, me imagino que unas veces lo conseguiremos más y otras menos, pero, en general, creo que la gente sale contenta de los conciertos. Ademas, llego a Pamplona después de estar un mes sin tocar, que no es habitual en mí. Íbamos a actuar en Valencia y con todo lo que ha pasado lo hemos tenido que aplazar, así que estoy que me canto encima (risas). Me acaban de decir que las entradas están a punto de agotarse, así que todo pinta estupendo.