Álvaro Morte y Mina El Hammani protagonizan Raqa, una historia de espías en la ciudad siria que el Estado Islámico escogió para erigir su califato. Pamplona, Tafalla y Bardenas fueron los escenarios en Navarra de un rodaje que también se desarrolló en Marruecos. Gerardo Herrero y Tornasol están detrás de esta gran producción basada en la novela Vírgenes y verdugos, de Tomás Bárbulo, con guión de Irene Zoe Alameda.
La última vez charlamos sobre ‘Bajo terapia’, basada en una obra teatral y rodada en La Fábrica de Gomas. Ahora vuelve con ‘Raqa’, inspirada en una novela. ¿Qué debe tener una historia para que se anime a producirla y/o dirigirla?
Lo primero que me hace pensar que en una historia hay una película es que tenga imágenes que me atrapen. Pero no hace falta solo eso, sino que es imprescindible tener buenos personajes. Y, después, que hable de un tema que pueda resultar interesante.
Es su primera película de espías.
Sí, desde hace mucho tiempo tenía el sueño de hacer una película de espías. Me encantan esas historias, he visto muchas a lo largo de mi vida y me atrae mucho la figura del espía, que es alguien que tiene que vivir ocultando quién es y sin poder contárselo a nadie porque cualquier debilidad le puede llevar a la tumba.
Llevan máscara continuamente.
Y más en un entorno como el del Estado Islámico, donde, si además eres mujer, tienes que llevar el niqab. Eso fue lo que me atrajo de la novela. Me pareció que tiene que ser muy difícil sobrevivir en un mundo tan complejo como ese, que quería establecer un califato en todo el norte de África y en Europa y cambiar la sociedad al estilo de lo que habían hecho en Siria. Con las mujeres esclavizadas y dictaduras en las que cualquier disidente no es que fuera a la cárcel, es que lo mataban directamente.
¿Qué es lo que más le sedujo de la trama?
Me gustó la idea de dos espías con una misma misión. Una espía para Occidente y el otro, para los países del Este; uno es profesional y la otra, amateur. Ella busca justicia por algo que le pasó y venganza para intentar reparar el daño personal que le causaron.
Está claro que una novela no cabe en una película, pero ha optado por dar apenas unas pinceladas de cada personaje.
Yo siempre hago una especie de biografía de los personajes y se la comento a los actores. En el caso de Álvaro, le conté que para mí podía ser el hijo de un saharaui y una española, o uno de los niños saharauis que venían a España en verano y luego fueron a la universidad en Rusia porque allí les daban becas y, así, podían pedirles que trabajaran para los servicios secretos. En el caso de Mina, le expliqué que Malika es una enfermera que un día tuvo la mala suerte de cruzarse con un atentado terrorista en el que mataron no solo a su marido, sino también al hijo que esperaba, ya que fue acuchillada en la tripa.
En la película también se hace notar que hubo mujeres y también hombres extranjeros que respondieron a la llamada de los extremistas.
Cuando estuve documentándome, me sorprendió mucho la cantidad de personas de distintos países que fueron a Siria a luchar por el califato. ¿Les captaron o les engañaron? Igual les prometieron una cosa y cuando llegaron allí vieron que la realidad no se parecía nada a la promesa. Recuerdo que vi en un reportaje cómo los jefes del ISIS idearon toda una estrategia para difundir su mensaje y para ello contaban con un responsable de comunicación.
Casualmente, ayer, fuerzas policiales de España y Marruecos detuvieron a nueve yihadistas. Menuda campaña de promoción han encargado...
(Ríe) ¿En serio? No me había enterado.
En cualquier caso, y aunque nos hayamos olvidado un poco, el terrorismo islámico sigue ahí.
Claro, y tiene células latentes. Perdieron el califato, pero no han dejado de existir.
Tenía claro que quería a Álvaro Morte y a Mina El Hammani como protagonistas.
Sí. Lo de Mina estaba casi cantado, porque actrices que hablen árabe y español y te las creas no hay muchas. Y Álvaro estuvo casi seis meses preparándose, aprendiendo a hablarlo y a pronunciarlo. Durante el rodaje contó con un coach que le ayudaba con eso e incluso en el doblaje quiso corregir algunas pronunciaciones.
¿Es muy meticuloso?
Mucho. Ahora está en Londres haciendo teatro en inglés con Lily Collins, la protagonista de Emily in Paris. Es un actor todoterreno.
Las grandes producciones de espías no son habituales en el cine español.
No, ni una cosa ni la otra, pero a mí me gusta meterme en líos (ríe). Además, creo que el cine español ya tiene el potencial para hacer este tipo de proyectos.
¿Cómo fue el rodaje en Bardenas?
Muy bien, ya estamos pensando en hacer otra cosa allí. Tiene algunas dificultades como que no se puede rodar de noche y que a los biólogos no les gusta mucho que vayamos a grabar. A nosotros (Tornasol) nos encanta trabajar en Navarra. Es un lugar muy agradable y silencioso y la gente no se para o mira a cámara en los rodajes, sino que te respeta mucho, así que el año que viene volveremos, no sé si con una película o con una serie.