Una aventura totalmente inédita escrita con guiños a los relatos originales, pero con personajes inventados y nuevas peripecias. Es lo que ofrecerá la ópera familiar D'Artagnan y los jóvenes mosqueteros a partir del 19 y hasta el 21 de diciembre en el Teatro Gayarre. Producida por Ópera de Cámara de Navarra (OCN), esta propuesta cuenta con la partitura y dirección musical de Jesús Echeverría, el libreto y dirección de escena de Víctor Iriarte y el vestuario de Edurne Ibáñez. Sobre las tablas, el tenor José Luis Sola será D'Artagnan y el barítono Iñaki Fresán, el cardenal Mazzarino.

Este estreno supone el regreso de Ópera de Cámara de Navarra "a sus orígenes". Así lo afirma Mikel Lacunza, presidente de la asociación desde hace cuatro años, para quien era importante reeditar la apuesta por "el honor, el trabajo en equipo y el crecimiento personal y musical". Después de la crisis interna vivida en los últimos tiempos, "queremos volver a la senda que nos ha traído hasta aquí", añade, y recuerda la cantidad de personas que han comenzado en OCN y "ahora se dedican a las artes escénicas". En ese sentido, la "base de todo" es "la compañía" y "empezar los espectáculos desde cero" pensando en "todos los públicos" y en obras que reúnan a "distintas generaciones". Este nuevo comienzo es firme, según Lacunza, y Alfonso García Noáin, miembro de la junta directiva y responsable de producción de este nuevo montaje, añade que "ya estamos pensando en el título del año que viene". Eso sí, antes disfrutarán de las tres funciones (19. 20 y 21) en el Gayarre y de las cinco que ofrecerán en el Teatro Arriaga en enero en colaboración con la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO).

Una nueva historia

Hace ya tres o cuatro años que OCN contactó con Víctor Iriarte para encargarle una nueva historia a partir de las aventuras de D'Artagnan, personaje al que Alejandro Dumas padre dedicó tres novelas de origen folletinesco: Los tres mosqueteros, Veinte años después y El vizconde de Bragelonne. "La más popular es la primera", señala Iriarte, para quien este es su primer libreto de ópera. En su texto, completamente nuevo, "todo sucede 20 años más tarde de la trama del primer libro". En ese momento, la reina madre, Ana de Austria, recurre al fiel mosquetero para encomendarle una difícil misión. Debe viajar de inmediato a Rotterdam y traer de vuelta a Versalles a su hijo Luis, el Delfín, futuro Rey Sol, a quien mandó de incógnito y con nombre falso a estudiar arte militar. Y tiene que hacerlo rápido, porque el malvado cardenal Mazzarino va a declarar la guerra a Holanda para impedir el regreso del joven y seguir atesorando el poder. D’Artagnan decide recurrir a Athos, Porthos y Aramis, sus antiguos compañeros de armas, pero, para su sorpresa, se encontrará con que no están en condiciones físicas para acompañarle. A cambio, estos deciden enviarle a sus hijos, una nueva generación de mosqueteras y mosqueteros. Y es que, en esta creación se han "equilibrado" los personajes masculinos y femeninos.

Una de estas espadachinas es Selma Sola, hija de José Luis Sola, en su segunda colaboración sobre los escenarios. Para el tenor azagrés, es "muy bonito" compartir funciones con la joven soprano de 18 años, que sigue sus pasos en el mundo del canto y el año que viene acudirá a la Escuela de Canto de Madrid. En cuanto a su participación en D'Artagnan y los jóvenes mosqueteros, Sola reconoce que no ha sido fácil, ya que "siempre que te enfrentas a una partitura totalmente nueva, todo es más complicado", pero tanto Ópera de Cámara de Navarra como Jesús Echeverría son "viejos conocidos" y saben cómo trabaja y eso ha hecho que el proceso sea más sencillo y placentero. "Nos estamos divirtiendo mucho y, aunque hasta ahora no había coincido con Víctor Iriarte, estoy contento por lo bien que nos ha guiado en el apartado de interpretación y en lo mucho que ha sumado".

El autor y director de escena interviene para apuntar que ha tratado de "molestar lo menos posible", de manera que "los magníficos intérpretes" brillen sin las distracciones que muchas veces provocan los cambios de escenografía y otros aspectos técnicos. En busca de esa fluidez, el dramaturgo también ha estructurado el trabajo en un solo acto compuesto por ocho escenas. En total, una hora y cinco minutos que discurren con rapidez y acciones constantes, casi como un plano secuencia, con guiños al público infantil, juvenil y adulto.

Imagen que preside el cartel de esta nueva propuesta de OCN. Cedida

Una música inclusiva

Para Jesús Echeverría, este es también su estreno en este formato. "Lo que me propusieron está fuera de lo que hago habitualmente", una música más "de vanguardia" y "una ópera familiar no estaba en mis planes". Seguramente por eso le ha resultado a la vez un reto "atractivo" y un "abismo". en el que ha trabajado durante dos años con la idea principal de que la música "tenía que ser inclusiva y llegar a todo el público", no solo a la élite que habitualmente acude a otro tipo de propuestas líricas.

Otro de los desafíos ha sido "concentrar todos los recursos expresivos y dramáticos en una hora", dice Echeverría, que subraya que se ha divertido con esta experiencia y que, "sin caer en la ñoñería", ha creado una partitura "lo más fácil posible, dentro de mi criterio y mis valores" para que sea accesible a mayores y pequeños. Uno de los principales elementos de los que se ha servido para lograr este objetivo ha sido "la repetición" de una parte, aunque no de manera idéntica, sino "como una evolución de la propia música". Los diálogos cortos escritos por Víctor Iriarte son, en su opinión, un acierto, porque "también sirven para que las voces de los intérpretes descansen".

Materiales nobles para el vestuario

En su caso, Edurne Ibáñez está acostumbrada a trabajar en este tipo de montajes con OCN y con otras compañías. "Suele pasar que, en esta clase de espectáculos, el 90% de lo que se dice en la primera reunión es lo que finalmente se acaba haciendo". Y, esta vez, en su primer encuentro con OCN "salieron tres palabras: cuero, barro y cinematográfico". "Todos hemos sacado la artillería pesada para este trabajo", lo que, subraya, y "se va a ver reflejado sobre el escenario".

Ibáñez presenta diseños con "guiños al reciclaje y referencias históricas" y, de entre todas las escenas, destaca tres en las que el vestuario cobra especial protagonismo. La primera, un combate entre espadachines "completamente uniformados"; la segunda, una reunión de cortesanos en palacio, "donde todo vale", y, por último, un cuadro en una taberna, en el que ha empleado "materiales nobles". "El vestuario hace personaje", apostilla la diseñadora, que se siente "orgullosa" de este trabajo.

El barítono Iñaki Fresán corrobora que el vestuario es "excepcional" porque "Edurne es muy buena" y hay piezas que "recuerdan a Franca Squarciapino", responsable de los figurines de grandes óperas como Don Giovanni, Fidelio y Cosí fan tutte y de películas como Cyrano de Bergerac, con la que obtuvo un Oscar.

Sobre su personaje en D'Artagnan y los jóvenes mosqueteros afirma con humor que ha cumplido "uno de los sueños de mi vida" al "ser príncipe de la Iglesia" en el papel del malo malísimo Cardenal Mazzarino. "Ha sido un trabajo duro, pero esta nave llegará a buen puerto", concluye. El público podrá comprobarlos el jueves 19 (20.00h), viernes 20 (20.00) y sábado 21 de diciembre (19.00) en el Teatro Gayarre.