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El Festival Punto de Vista dialoga acerca de las relaciones humanas y la conexión con la naturaleza

Los directores Emilio Hupe, Declan Clarke y Ana Comes estrenan sus obras en la segunda y tercera jornada del certamen

El Festival Punto de Vista dialoga acerca de las relaciones humanas y la conexión con la naturalezaIban Aguinaga

El ser humano se abre al mundo a través de su conexión con la naturaleza y con el alma de los otros, ya sea en presencia o en ausencia. Y se comunica con el objetivo de conocer todo cuanto les rodea, "para conocernos más a nosotros". Así lo asegura uno de los primos del director Emilio Hupe durante el documental El viento que golpea mi ventana, que se visionará esta tarde a las 21.30 horas en la Cámara de Baluarte. De esta manera, el programa de la Sección Oficial del Festival Punto de Vista ha reunido, entre sus diez largometrajes y siete cortometrajes que optarán a premio, cuatro películas de cine menor en las que se instaura un diálogo del individuo con su entorno más o menos inmediato. Estas obras son: If I Fall Dont Pick Me Up, de Declan Clarke, que se ha estrenado esta mañana a las 10.00 horas; El viento que golpea mi ventana, de Emilio Hupe; Imágenes para Nina y el árbol, de Ana Comes, cuyo visionado tendrá lugar mañana a las 12.30 horas, y, por último, Cambium, de las directoras navarras Marina Lameiro y Maddi Barber, que también se presentará este miércoles a la misma hora.

Relaciones laborales

Declan Clarke, director de 'If I Fall Dont Pick Me Up', una película de 116 minutos sobre la relación laboral entre Beckett y Asmus.

If I Fall Dont Pick Me Up es un documental de 116 minutos con el que Declan Clarke trata de plasmar la relación laboral entre Samuel Beckett, autor irlandés del clásico Esperando a Godot, y el director de teatro alemán Walter Asmus, quienes se conocieron a principios de la década de 1970 y, desde entonces, colaboraron de forma estrecha durante los siguientes quince años, que coinciden con la última etapa vital de Beckett. "En el documental se habla sobre el legado de las artes performativas, de que tras la muerte de los dramaturgos o los actores, la obra continúa. El arte perdura a través del tiempo, tal y como ocurre en el cine o en la pintura", ha comentado Clarke. Para la realización de esta pieza, el director irlandés tuvo la suerte de conocer a Asmus, quien era un "auténtico héroe. Con 16 años, vi su producción de la obra de Beckett y me impactó mucho. Después, lo conocí y me propuso que hiciéramos algo juntos. No quería hacer una película sobre Beckett, sino una que le gustara a él y que captara la esencia del trabajo conjunto de estos dos artistas. Me las apañé muy bien porque me abrió su archivo, en donde pude estar unos días grabando", ha contado. Según fue preparando esta película, Clarke se percató de que la relación entre ambos fue creciendo con el tiempo, pero "el trabajo era lo primero y fundamental en sus vidas".

El cineasta irlandés ha puesto también en valor el festival de cine documental que se organiza en Pamplona y al que ya fue invitado hace tres años: "Este es un festival maravilloso. Es un honor volver a estar invitado otra vez. Todo el mundo habla de este festival en Europa y de la magnífica selección que se está haciendo. Esto da importancia a la ciudad".

El árbol, un lugar de la memoria

Ana Comes, directora de 'Imágenes para Nina y el árbol'

Ana Comes ha viajado desde su Argentina natal hasta Pamplona con el objetivo de acompañar a su película Imágenes para Nina y el árbol durante su estreno. Se trata de un relato de ocho minutos en el que se narra la conexión de Nina, la hija de la directora, con un árbol cercano a su casa. "A través de su mirada inocente, ella me muestra su implicación emocional con la naturaleza y, una tarde por el monte, me contó en un diálogo íntimo que ella tiene un árbol, que están vivos y que albergan nuestras memorias. Y que hay que acceder a su alma", ha explicado. Por esto, y consciente de lo frágil y pasajero de ese momento cotidiano, dejó registro en un rollo de película s8. En ese sentido, la película enseña cómo cada ser humano tiene su árbol sagrado, con el que es posible "acceder a nuestras memorias. Es muy importante, porque es ahí donde quedan nuestros recuerdos", ha declarado.

Una historia sobre la vida

Emilio Hupe, antes de la rueda de prensa del Festival Punto de Vista.

El viento que golpea mi ventana es un documental en el que la madre de Emilio Hupe promete que su hijo no va a hablar en ningún momento y, sin embargo, lo hace a través de los testimonios de sus familiares, a quienes pregunta y entrevista sobre la muerte de su bisabuelo paterno, quien sufrió una enfermedad minera llamada silicosis. Con este argumento, el documental de 26 minutos ubicado en La Unión, municipio murciano, se sumerge en cuestiones acerca de la fe, la muerte o el recuerdo. Y todo ello cagado del humor propio que caracteriza a esta familia y, por tanto, al director. De hecho, este film se plantea como una oda a las cosas "importantes y ordinarias que se pueden comentar en una cena en Nochebuena". Por esta razón, lo que se pretende con estas entrevistas es "trazar un mapa de lo que fue muy bisabuelo paterno. En el documental, nadie tiene ni idea de quién es, pero quiero indagar en qué sucedió, que es una especie de incongruencia" ha indicado el director. En este punto, surge el símbolo del viento que golpea una ventana. En apariencia, tal y como ha indicado Hupe, no guarda ningún tipo de relación con el documental, pero es una manera de encontrar una respuesta a la ausencia, de significar un acontecimiento. "Cuando vivía en Madrid, la noche después de mostrarles a mis amigos un documental, me di cuenta de que el viento estaba golpeando la ventana. Y para mí eso fue una señal de que estaba yendo por el camino correcto. Y creo que ha sido una llamada, porque el viento siempre ha estado presente en lo que hacía", ha reconocido.