Mikel Rodríguez, profesor de Historia en el IES Barañáin y forofo de la literatura de terror clásica, presentará este jueves, 30 de octubre, a 19.00 horas en Elkar Comedias, su nuevo libro, Olentzero y otros relatos vascos de terror (Eunate), una colección de ocho cuentos protagonizados por personajes reales, monstruos románticos y truculentas criaturas de la mitología vasca.
El Olentzero del Valle de Larraun, que con sus 366 ojos vigila todos los días del año, también los bisiestos, y corta el pescuezo de los niños y las niñas que no guardan la vigilia del 24 de diciembre. La Dama de Urtubia envuelta en el rescate del rey de Pamplona García Íñiguez. Una vampira que empareda a la condesa de Montehermoso. Joxemiel de Barandiaran y los nazis de la Sociedad Thule. Inguma o los demonios necrófagos. Son algunos de los oscuros habitantes de este volumen con el que Rodríguez cierra la trilogía de género que inició con Sacamantecas y continuó con Caperucita.
Fusionar textos
“Hace unos años empecé a escribir relatos con la intención de fusionar la mitología vasca con diferentes géneros de terror, como el monstruo romántico del siglo XIX (vampiros, hombres lobo) y otros estilos como las entidades de Cthulhu de Lovecraft o las historias de Poe”, apunta el autor, natural de Oiartzun (Gipuzkoa).
“De adolescente leía estos textos y me planteaba que hubiesen estado mejor ambientadas en Pamplona, el Valle de Baztan o el San Sebastián de 1900, y no tanto en las viejas Colonias Puritanas o en Transilvania”. Y es que, en su opinión, aquí “tenemos unos bosques muy apropiados para colocar unos hombres lobo muy hermosos”, y más, teniendo en cuenta que “no escribo terror ambientado en la actualidad, sino en contextos históricos del siglo XVII, de la Edad Media o la época tardorromana”. Momentos que le permiten, además, introducir personajes reales “que encajaban perfectamente en estas narraciones”, aunque es consciente de que habrá lectores a los que les llamarán la atención estas presencias. “Habrá gente a la que le sorprenderá, pero cuando se profundiza en estas figuras, se acaba encontrando la relación”. Y pone el ejemplo de Pío Baroja, que “poseía una biblioteca extensísima de esoterismo y brujería”; o de Barandiaran, que mientras trabajaba en un censo del Pirineo encomendado por los nazis, “ayudaba a judíos a huir a España”. O Alesteir Crowley, “el satanista más conocido del siglo XX, que había recorrido el Pirineo navarro y afirmaba que el pretendiente carlista lo había nombrado caballero por apoyarle en una conspiración para conseguir el torno español e incluso inventó un juego basado en la pelota vasca”, cuenta Rodríguez.
El autor recuerda, asimismo, la tradición de terror que existe en Euskal Herria, o, como dice, “nuestros monstruos locales”, casos de Inguma, los txuriskos, los gizotsos, las lamias o el Olentzero de Larraun, cuya historia es “fascinante”, pero, a la vez, “muy coherente”. Y es que, según las leyendas, el carbonero es el último gentil, el único que no desapareció porque aceptó a Cristo y el cristianismo; eso hace que sea un personaje muy ligado a la Navidad, pero también, en este caso en concreto, responsable de velar por el cumplimiento de la vigilia.
Edulcorados
Así, los mitos que Rodríguez refleja en esta antología aparecen con todas sus sombras. “Muchas veces, nos han llegado desvirtuados, edulcorados, más que nada porque quienes los recopilaron fueron religiosos, que les quitaron su parte más terrorífica o sus implicaciones sexuales”, dice. Por ejemplo, las lamias, “que eran presentadas como seres amables, pero que, en realidad, están más relacionadas con el mito de Lilith, la primera mujer, considerada la primera feminista”.
El autor señala que el terror que le gusta es el “clásico”, el del Frankenstein de Mary Shelley, o el Drácula de Bram Stoker, y no tanto de los textos de zombis, casquería y vísceras. Y admite que la escritura de este tipo de relatos le permite “escapar” del rigor de la Historia y dar “una vuelta de tuerca” a situaciones que no tendrían cabida en artículos científicos. Eso sí, como se puede apreciar en el libro, todos los episodios están muy documentados y sustentados en datos históricos, como atestiguan los glosarios que cierran los relatos.
Dirigido a los amantes de la novela histórica y a lectores ávidos de historias siniestras, Olentzero y otros relatos vascos de terror ofrece un entretenimiento y algunos sustos, pero poco más. Porque “el verdadero miedo es no poder pagar el alquiler, la enfermedad, la vejez...” “En un mundo lleno de preocupaciones cotidianas, no está mal evadirte con otros miedos que sabes que no son reales”, concluye.