¿Pueden las madres ser amigas de sus hijas? Esta pregunta ha rondado la mente de la escritora y poeta Rosa Barasoain Asurmendi (Tafalla 1956) en estos últimos años, en los que ha reflexionado especialmente sobre la maternidad y la amistad.
De los pensamientos, las inquietudes, emociones y sentimientos que han brotado últimamente de su mente y su alma nace Amigas y flores, el tercer poemario que publica la autora navarra -tras Poemas a tu belleza y Para volver a nacer- y que dedica a su hija, Nahia Uxua. Aunque solo puede saberlo quien conoce bien a la poeta.
“Pongo en la dedicatoria solo su nombre, no digo que es mi hija, porque hacerlo sería limitarla, encerrarla de alguna manera, empequeñecerla”, dice Barasoain, quien perdió a su madre siendo una niña.
Relación madre-hija
“Yo no tuve la experiencia de qué es una madre, la disfruté muy poco tiempo; y ahora mi hija es madre y hay ese intercambio de papeles, y me doy cuenta de lo importante que es esa relación, cuidarla, trabajarla, no dar nada por hecho”, asegura la autora tafallesa, apuntando que su hija le ha “abierto dudas”, le ha “mostrado el mundo de ahora” y “planteado cuestiones de otra generación”.
"Cada persona tiene su parte femenina y su parte masculina, y las dos tienen sus cosas positivas y su belleza"
“Entonces, yo me preguntaba si las madres y las hijas pueden ser amigas, y lo veo difícil, por esa diferencia generacional; pero también creo que es una relación bonita que se acerca mucho a la amistad”, reflexiona Rosa Barasoain, también autora de cuentos ilustrados, estudios biográficos y del libro de relatos En el camino de las plantas.
Amistades y el femenino
Su nuevo poemario lo inspira también la vivencia de haber cultivado amistades en muy diversas etapas y lugares de su vida.
“Soy de Tafalla pero me vine a vivir a las Améscoas hace ahora 22 años, y esa distancia conlleva una mezcla de recuerdos, de añoranzas, de amigas nuevas que han aparecido, otras que han fallecido por diferentes circunstancias, que me hecho meditar sobre lo bonita que es la amistad, la suerte que he tenido de tener amigas en diferentes etapas de mi vida, en la infancia, la juventud, la madurez... He querido darle la vuelta y en lugar de pensar qué pena que no nos vemos, que estamos lejos..., qué suerte que he tenido la ocasión de esta amistad, lo que me aportó, lo bonito que ha sido, cómo aparecen y desaparecen en la vida de cada una, como las flores, y de ahí el título del libro, porque las amistades aparecen en cada estación de tu vida, son un regalo hermosísimo, y quería darles las gracias a todas, a las que ya no están, a las que todavía están, a las que vendrán, y también a algunos amigos”, cuenta.

Pero ella recalca lo de amigas, en femenino, “porque en mi caso han sido más las amigas que los amigos; también recalco ese femenino porque en mi época parecía todavía que ser mujer no era tan importante. Reivindico que soy mujer, y estoy feliz de serlo; que tengo una hija, y felicísima de que sea una hija”, afirma.
“Las amigas son como las flores, aparecen en cada estación de tu vida como un regalo hermosísimo”
Para Barasoain, cada persona tiene su parte femenina y su parte masculina, y “es como la ley del péndulo; se supone que hubo un matriarcado, no lo hemos conocido; y ahora estamos en un patriarcado, o más bien en una época en que la sociedad tiene un desequilibrio de todos los defectos de lo masculino: se ve este afán de dominar, de poseer, de conquistar, de lo material, de la competitividad..., todo eso lo sufren también los hombres. Y a mí me gustaría equilibrar esas dos partes, la masculina y la femenina, porque las dos tienen sus cosas positivas y su belleza”, defiende.
Naturaleza y poesía, dos fuentes de aprendizaje
Amigas y flores, publicado por La Fertilidad de la Tierra (en su colección Tierra de Sueños), editorial de la que la propia autora es cofundadora, y a la venta al precio de 10 euros, es un enorme GRACIAS a la amistad que permanece, que evoluciona, cambia y madura en las estaciones de la vida.
Se nos ha inculcado mucho el valor del amor de pareja, y “también hay que cuidar las amistades. Hay diferentes paisajes. No renunciemos al valor de la amistad, que como todo lo esencial de la vida, es impagable”, dice Rosa Barasoain, recordando la “fiesta” que fue la pasada presentación de su poemario en Tafalla, donde se reencontró con amigas que no veía desde hacía 25 años en un acto “con una energía preciosa y en el que los músicos Unai Otegi y Carlos Turullols pusieron una nota de alegría muy bonita”, destaca la escritora, una “aprendiza de la vida” cuyas mayores fuentes de enseñanza son “la naturaleza y la poesía”.
La revolución del optimismo
“Amar es ser y estar en el momento”, dice en uno de sus poemas la autora tafallesa refiriéndose a la crianza, a “lo importante que es estar en el momento con los hijos, con las hijas, porque eso es efímero también”.
“Y ese amar estando presente en el momento es también cultivar la amistad”, apunta.
Dedica poemas a Teresa Izu, Gemma Valencia, amigas que ya no están; a otras con las que todavía tiene la suerte de compartir, la pintora gallega Menchu Lamas y su marido y también pintor Antón Patiño, la periodista de Radio 3 María José Parejo..., y al lingüista, filósofo y activista Noam Chomsky, a quien agradece su valioso mensaje de que “hay que hacer la revolución del optimismo. Porque a veces por el desánimo no hacemos las cosas, pensando que para qué, si no va a servir para nada, y él insiste en que si no haces nada entonces sí que no servirá para nada”.