Kukai Dantza vuelve al Teatro Gayarre este jueves 8 de mayo, a las 20.00 horas, para presentar Txalaparta. La función que el conjunto vasco iba a ofrecer el pasado 8 de febrero tuvo que ser aplazada a última hora "por motivos médicos que afectaban a la salud de una de las intérpretes".
La propuesta supone un nuevo paso en la línea creativa que la compañía, Premio Nacional de Danza 2017, inició en el año 2009 y que se basa en la invitación de coreógrafos de distintas procedencias artísticas. En este tiempo ha dado como resultado Oskara, junto a Marcos Morau (2015), o Erritu junto a Sharon Fridman (2019).
Con Jesús Rubio Gamo
Siguiendo su estela, Txalaparta nace del encuentro con el bailarín y coreógrafo Jesús Rubio Gamo. Se trata de una coproducción realizada junto al Ayuntamiento de Errenteria, Malandain Ballet Biarritz y el Teatro Victoria Eugenia. Siete bailarines -Alain Maya, Arantza Iglesias, Ibon Huarte, Izar Aizpuru, Nerea Vesga, Izaro Urrestarazu y Urko Mitxelena- desarrollan este espectáculo de danza que continúa fusionando la tradición vasca con la creación contemporánea, trabajando es esta ocasión con la txalaparta y el concepto que hay detrás de este instrumento. “Txalaparta es escucha, es compartir, es transmisión, es encuentro, es crear colectividad desde lo propio; es una forma de entender este instrumento en relación con el cuerpo, un tránsito de lo individual a lo colectivo que ofrece una mirada a la memoria instalada en nuestro cuerpo y su relación con nuestro ser actual”, explica la compañía sobre el montaje que cuenta con el diseño de iluminación del navarro David Bernués. , que obtuvo una candidatura al Max a Mejor diseño de iluminación por este trabajo.
Con Txalaparta, Jesús Rubio Gamo ha llevado a cabo por primera vez una creación en una compañía que no es propia. “Acerarme al trabajo de Kukai me ha hecho volver a mirar la danza desde su raíz, desde su carácter ritual que mantiene unidas a las personas a través del tiempo. Sus bailes me han hecho recordar el poder que tiene la danza de unir lo tangible y lo intangible, la tierra con el cielo”, indica el ganador en el 2020 del Premio El Ojo Crítico de RNE en la modalidad de danza, así como del Premio MAX al Mejor espectáculo de danza por Gran Bolero.
El golpe liberador
La txalaparta suena a partir de los golpes que van produciendo los que la percuten, pero una vez concluido el acto de tocar, ninguno es dueño de lo que ha sonado; no se puede agarrar, su naturaleza desafía la fijación, el golpe se convierte en algo liberador que muta el alma del que trabaja. La escucha y la percepción del propio cuerpo se tornan más profundas, se convierten en vuelo. Es la multiplicación de las potencias de la acción; es la evidencia de ese amasijo de materias diversas que somos. Así reza la sinopsis de Txalaparta, este jueves 8 en el Teatro Gayarre.