La dramaturga y artista navarra Estefanía de Paz Asín ha sido la gran protagonista del 31º Encuentro Internacional de Artes de Calle de Aguilar de Campoo (Palencia), donde su obra Olvido Flores fue reconocida el domingo 17 con cuatro de los cinco galardones del certamen: el Premio del Público, el Premio del Jurado Popular, el Premio del Jurado Juvenil y el Premio del Jurado Oficial ‘Susana Herreras’ (compartido con La Corcoles).
El espectáculo se desarrolló en la caravana escénica Las Maravillas de Júpiter, un pequeño teatro ambulante con capacidad para unas veinte personas. Allí, en pases íntimos de 25 minutos, Estefanía de Paz dió vida a un relato que entrelaza circo, poesía y memoria histórica, contado desde el “lenguaje de los objetos”.
Olvido Flores es mucho más que un monólogo: es un homenaje a la memoria que rescata del olvido a los fusilados durante la Guerra Civil, con especial atención a la tragedia del Circo Anastasini, cuyos miembros fueron asesinados o forzados a entretener a las tropas sublevadas tras estallar el conflicto en julio de 1936. El espectáculo recoge esta historia real ocurrida en la localidad navarra de Lodosa, gracias a la labor de investigación de la Asociación Maravillas Lamberto de Larraga y de figuras como María José Sagasti, Eme Nieto y Javier Ayape.
La artista enlaza esta historia colectiva con la memoria íntima de su propia familia: la de su abuelo, fusilado también en la guerra. “Mi padre reconoció sus restos en una exhumación en 1978 gracias a los dientes de oro que llevaba. Luego fundió ese oro para hacerse las alianzas de boda. Esa historia la cuento dentro del espectáculo, desde la poesía, desde lo bello”, relata De Paz.
El relato de Olvido Flores se construye mediante el lenguaje de los objetos, que la narradora utiliza para hilvanar estas dos memorias: la de su “familia de sangre” y la de su “familia de profesión”, como denomina a los artistas del circo Anastasini. “Siento que los artistas somos hijos de una misma musa. Nos traen al mundo para hacerlo mucho más bonito. Por eso, Olvido Flores es una pequeña justiciera, que quiere dar amor y voz a la gente que no la tuvo”, explica.
La recepción del público superó las expectativas de la artista. Aunque inicialmente estaban previstos solo dos pases los días 14 y 15 de agosto, la demanda obligó a ampliar la programación con nuevas funciones el 16 y 17. Uno de los reconocimientos más significativos fue el del Jurado Juvenil, un colectivo con el que la artista no esperaba conectar tan profundamente. “Me emocionó especialmente. Que chavales de 8 a 16 años empatizaran con esta historia me parece fantástico, porque demuestra que la memoria puede trascender generaciones”, subraya.
Estefanía de Paz no solo ha conseguido con su obra conmover a un público heterogéneo, sino que ha puesto sobre la mesa la importancia de la memoria colectiva desde una propuesta artística cargada de sensibilidad y poesía.