Lo íntimo, lo político y lo poético, en el Centro de Arte Contemporáneo de Huarte
16 artistas exponen sus trabajos finales del Máster en Prácticas Artísticas y Estudios Culturales: Cuerpo, Afectos, Territorio
El Centro de Arte Contemporáneo de Huarte acogió el viernes 12 de septiembre la presentación y muestra de los trabajos finales del alumnado de la quinta edición del Máster en Prácticas Artísticas y Estudios Culturales: Cuerpo, Afectos, Territorio. El máster está impulsado por la Universidad Pública de Navarra y la Universidad del País Vasco en colaboración con el centro.
Celebra su quinta edición gracias al apoyo del departamento de Cultura del Gobierno de Navarra, que financia este programa de estudios. La propuesta académica ofrece un espacio de encuentro entre la universidad y el ámbito del arte contemporáneo, donde priman la experimentación metodológica y las pedagogías situadas, proporcionando un marco de investigación transdisciplinar desde el que repensar las prácticas artísticas contemporáneas. Los trabajos que se presentaron han sido desarrollados a lo largo de todo el año y consisten en proyectos artísticos vinculados a investigaciones personales tutorizadas por el profesorado del máster y adscritas a sus líneas de investigación. Precisamente, este vínculo da nombre a la exposición: Cuerpo, Afectos, Territorio.
La exhibición
La muestra reúne una serie de propuestas artísticas que, desde lenguajes diversos tejen un entramado entre lo íntimo, lo político y lo poético.
Ainhoa Apezteguia Extramiana presenta Tonight the light of love is in your eyes, una pieza que evoca recuerdos y paisajes marinos en un gesto de memoria sensible. En La Malinche no existe, Aleyda Gaspar cuestiona las múltiples representaciones de Malinche como un espejo que confronta la historia.
Por su parte, Andrea Mosquera Guerrero propone Si un muro se rompe, una flor lo sostiene, una investigación poética sobre el cuerpo, el habitar y los afectos, que combina materiales diversos como acto de cuidado. En la misma línea de exploración sensible, Ángela rg* despliega en Entre prisas y suspiros, la brisa un dispositivo ritual de escucha y presencia que articula lo íntimo y lo común a través del sonido y la acción.
La escritura fragmentaria es el centro de Una división que no es matemática, de Carla Di Girolamo, quien se inspira en Clarice Lispector para buscar su propia voz desde la fractura del lenguaje. Claudia Mosca, en La caricia de tu seda me asfixia, trabaja con un imaginario visceral y fantasmagórico en torno al deseo, los cuerpos y la repulsión.
Con un enfoque atmosférico y suspendido en el tiempo, Garazi Idirin Filibi presenta Undercover, una obra construida desde el lenguaje fragmentado y atmosférico, que evoca tiempos suspendidos. Jaime Remírez de Ganuza Garrido, en De la raíz al rizoma, reflexiona sobre el territorio de Tierras Altas -Soria- mediante una propuesta audiovisual que desplaza la noción de raíz vertical hacia el rizoma compartido
Desde una poética queer y fluida, Jorge Sevi propone Un vocabulario infinitamente pequeño, donde el lenguaje se abre a nuevas percepciones identitarias a través de materiales poéticos. Juana Gorostiaga, en Tejer el hartazgo, habitar el placer, utiliza el tejido como práctica feminista y migrante, reivindicando la lentitud y el placer como formas de resistencia.
Júlia Sentís, con La lengua de fuego que se abrió, experimenta con la materialidad del lenguaje para desarticular el yo y fabular nuevas formas de relación con lo humano y lo más-que-humano. En Piedras en el bolsillo, Lucía Luquin reconstruye un viaje íntimo a la infancia, donde la calleja se convierte en un espacio sagrado de memoria y liberación.
En su caso, Lucrecia Maya, en Si me disuelvo, ¿alguien notará el hueco?, indaga en los estados liminales del cuerpo, abordando la disolución y la vulnerabilidad como espacios de transición y escucha. Martina Lavalle propone, con Rising Rice, un romance culinario con el arroz, resignificándolo como alimento poético y vital.
En Material de consuelo, Sindy Gallardo explora la transformación de materiales y cuerpos desplazados de su ciclo vital, generando portales de percepción entre la fragilidad y la resistencia. Finalmente, Uxue trabaja la memoria poética y recupera la memoria oral y popular navarra en Las golondrinas cantaban. Y un rosal está llorando