La Raíz decidió parar en 2018, cuando vivía su mejor momento como grupo.¿Qué sentían entonces para parar y qué han sentido ahora para regresar?

–Cuando paramos, relativamente hacía poco tiempo que el grupo había tenido éxito, pero ya llevábamos muchísimos años peleando y trabajando. Nos apeteció parar. Fue muy explosivo, muchas responsabilidades. Se nos fue un poco de las manos. Sentimos que necesitábamos olvidarnos del estrés que nos estaba llegando, con tanta gira, tanta grabación de disco…Era como esa sensación que tienes por dentro de que necesitas darte un tiempo. Por eso paramos. Después, nos liamos todos a tener hijos (risas). Fueron pasando los años, estábamos en una comida con toda la banda, y alguien soltó de broma:“¿Por qué no nos juntamos y hacemos un concierto?”. La verdad es que nos apetecía a todos mucho, y así lo hicimos. Anunciamos un concierto y se agotaron las entradas, y así con cada fecha que fuimos sacando. Al final se convirtió en una gira. Y aquí estamos, disfrutándola a saco.

Entonces, ¿la razón de que el grupo parase fue la presión que sentían?

–Sí. Es que llegó todo repentinamente y demasiado fuerte. Nos desbordó. Ahoratenemos la oportunidad de vivirlo sin responsabilidades. Sentíamos que al menos merecíamos ese regalo de poder salir como banda y disfrutarlo sin presiones. Simplemente disfrutar, vivirlo de una forma diferente a como la habíamos vivido entonces.Que tampoco estuvo mal, pero esto está muy bien.

Muchas veces, desde fuera, todo parece del color de rosa, no se percibe la presión que acarrea estar en un grupo de primer nivel.

–Tú tienes una perspectiva cuando eres joven, cuando empiezas a hacer cosas, y tampoco piensas que el éxito va a ser así. Quieres que la gente te escuche, pero llegó un momento en el que ya íbamos a recintos de decenas de miles de personas.Cada vez que tienes que componer una canción, te sientes con una responsabilidad inmensa. No estábamos acostumbrados a lidiar con ese estrés. De ser un juego, un hobby que se te da bien, pasó a ser casi una obsesión. Tú mismo te pones la presión, a veces incluso sientes que no es tu lugar, que hay gente mucho mejor... Eso no se aprecia desde fuera.

Además, La Raíz tiene el mérito de haber llegado a lo más alto siendo un grupo totalmente autogestionado, sin una gran estructura detrás.

–Sí, la verdad es que sí. Creo que eso nos resalta mucho, es algo de lo que nos sentimos súper orgullosos. Desde el principio salíamos a dar un concierto y nos inventamos mil ideas para que la gente pudiese irse a casa con el disco; salíamos a repartirlo, nos movíamos muchísimo. También tuvimos suerte, fue la época en que las redes sociales empezaban a despuntar y eso nos favoreció bastante. Y también hemos sido muy cercanos. Después de cada concierto siempre nos quedábamos a charlar con la gente, eso nunca lo hemos perdido. Eso ha hecho que, al final, hayamos creado una gran familia.

Otra característica que distinguió a La Raíz fue el hecho de tener unas letras muy comprometidas. ¿Eso les pudo cerrar alguna puerta?

–No sé si nos ha cerrado puertas, pero sí que es verdad que a veces puedes pensar que un grupo como nosotros, que vende tantas entradas, que tiene tantas escuchas en los canales de escucha de música… Hay gente que igual sale en Radio Fórmulas y no vende ni la mitad de entradas que nosotros. De entrada, nuestro mensaje puede no ser muy comercial, pero bueno, a nosotros tampoco nos ha importado mucho eso.

Después de seis años sin tocar juntos, ¿cómo fue el primer ensayo? ¿Fluyó todo rápido?

–Pues, sorprendentemente, nos salió muy bien. Habíamos estado practicando en casa antes, teníamos muchísimas ganas. La gente se había esforzado y fue espectacular. Eso mola, cuando empiezas a ver caras de complicidad, sonrisas…

¿Y esperaban una respuesta tan buena como la que han encontrado por parte del público?

–No. Sí que imaginábamos que habría gente que querría vernos, pero no esperábamos semejante respuesta. En principio íbamos a hacer hacer uno o dos conciertos y sí que pensamos que iban a llenarse. Lo que no imaginábamos era que se llenarían de la forma en la que lo hicieron. En el Movistar Arena (antiguo Wizink Center de Madrid, NdR), las entradas del primer día se agotaron en veinte minutos y las del segundo, en dos. Es una locura. Eso sí que no lo esperábamos, y mucho menos todo lo que vino después: Bilbao, A Coruña, Cádiz, ir al Viña Rock y no alcanzar a ver el final de la gente. Además, es alucinante, porque ahora vas a los conciertos y ves tres generaciones, familias enteras con los críos, los papás y los abuelos. Encima se ponen delante y todo. Eso me emociona muchísimo.

La vida es imprevisible: primero les ofrece este caramelo de gira y, cuando llevaban solo dos conciertos, a Pablo Sánchez le diagnostican mieloma múltiple y no puede seguir con los conciertos. ¿Cómo asumieron la noticia? Y, sobre todo, ¿cómo está él?

–Eso fue una puñalada, fue muy duro. Hablamos de suspender la gira, pero sobre todo Pablo nos animó a que siguiéramos, y así lo hicimos. Nos comprometimos el doble, puesto que él es la cara visible del grupo, el que habla con el público. Los demás cantantes se tuvieron que preparar sus canciones. Fue una mala noticia, lo que iba a ser una gira espectacular ha sido diferente. Al final también ha sido muy bonita, pero diferente, ha faltado algo. Y respecto a cómo está él, pues en todos estos meses ha estado con una actitud espectacular. Ahora viene la reta final y estamos todos convencidos de que en unos meses estará dando guerra al silencio de nuevo.

Sin disco nuevo que presentar, entiendo que el repertorio de los conciertos estará formado por las canciones más populares del grupo. ¿Es así?

–Sí, claro. Además, con el último disco creo que giramos solo dos años, ni siquiera llegó a explotar del todo. Cuando un grupo saca un disco puede estar tres o cuatro años girando, y, mientras tanto, va componiendo el siguiente. Nosotros paramos antes de lo común y sí que es verdad que las canciones del último disco pegaron una buena explosión entre la gente. Pero sí, como tú dices, el repertorio de esta se ha basado en las canciones más populares, y alguna que nos apetece a nosotros.

¿Las canciones favoritas del público coinciden con las favoritas del grupo?

–No siempre es así. Por ejemplo, nosotros tenemos mucho cariño por las canciones antiguas, de cuando el grupo no era conocido, y eso se nos ha quedado un poco de tintero. Animaría a la gente a que las escuchara, porque son muy buenas. A lo mejor a ti te apetecería meter una canción antigua, pero sabes que la vas a tocar y que más de la mitad del público no la va a conocer.

El concierto de Pamplona es el último de la gira, supongo que será especial para ustedes.

–Claro. Imagínate, es posible que sea nuestro último concierto juntos. Eso es difícil de asimilar, de eso no puede salir algo súper emotivo y súper especial. En Iruña, al ser nuestro último concierto, seguramente hagamos alguna canción más. Nos alargaremos un poquito.