El grupo se forma en 2018 y ya publica un disco homónimo. Inicialmente era un proyecto más personal de Marian, pero luego ya se ha convertido en algo más de los dos. ¿Cómo ha sido el camino de Bandada hasta aquí?
(Marian) Bandada comenzó como un proyecto más personal mío, porque siempre había tenido esa ilusión. Siempre he estado ligada a la música, desde los 20 años, que tuve mi primera banda de rock. Después me fui hacia las artes escénicas, estudié en la Escuela Navarra de Teatro, pero siempre tenía ese deseo de seguir con la música. Cuando empecé a salir con César, empecé a componer canciones que eran más tipo cantautor, con un compañero que ahora está en Bandada, Benjamín Pérez, y estuvimos un año y medio rulando ese proyecto. Después fui mamá y me dediqué al hijo, y luego empecé a juntarme con César para tocar rumba. Ahí empezamos a escribir canciones propias y a meterlas en los directos. La gente nos pedía que tocásemos más temas propios, hasta que decidimos reunir todas esas canciones que habíamos compuesto y tratarlas de maneras más profesional. Se nos ocurrió hablar con Kutxi Romero, porque César era muy fan de Marea. El tío fue super majo, nos dio dos o tres nombres, entre los que estaba el del Doctor Txo, que fue nuestro productor en el primer disco y lo ha sido también en este.
¿Se apuntó rápido al proyecto?
(César) Nos pidió que le mandáramos las canciones. Si le gustaban, se apuntaba, pero si no, sería sincero y nos lo diría. Y así fue: le mandamos las guías, le molaron y empezamos a colaborar con él. Ahí surgió ya Bandada.
¿Cómo les ha marcado el hecho de venir del teatro?
(C) Al final eso te curte. El hecho de haber pisado ya escenario, en mi caso con muchos monólogos enfrentándome solo al escenario… eso te da tablas. Ya no eres un principiante y eso te da un poso y seguridad escénica. Los bolos también te van curtiendo.
(M) El teatro para mí no tiene nada que ver, a mí el teatro me abre un canal, me hace sentirme insegura y, en cambio, cuando estoy en la música lo vivo de otra forma muy diferente, me siento en casa.
El primer disco salió en 2018. Después de la gira llegó la pandemia. ¿Cómo les afectó?
(C) Tocamos en el balcón (risas). Estuvimos dando conciertos a los vecinos. Hicimos un videoclip… Estuvimos bastante prolíficos.
¿Y en qué momento empezó a tomar forma este nuevo disco?
(M) Ha caído por su propio peso. Siempre estamos escribiendo. Habían pasado ocho años desde el primero. Somos músicos, artistas. Aunque me riñan un poco, yo me considero más artista y poeta que músico, me parece una palabra demasiado grande. Lo que hacemos bien es escribir canciones. Siempre estamos con esa inquietud. Tenemos muchas, para dos discos más. Entre medio hubo un poemario también… Hemos estado siempre bastante volcados en la escritura.
En este disco, César es el autor de todas las canciones. ¿Por qué?
(M) Yo me dediqué al poemario, ahí saqué mi forma de expresarme a través de la poesía. También tenemos un niño de 10 años y me ha llevado su tiempo. Me encargo de las redes sociales... César hace otras cosas en el grupo, pero no esas. Tengo muchas canciones escritas, pero no me ha dado tiempo a terminar de revisarlas. Y como las que ha escrito César me han encantado, las hemos grabado.
Decían que tienen muchas canciones. ¿Cómo eligieron las que forman parte del disco?
(M) Somos intuitivos, nos dejamos llevar por el sentir. Nos quedamos con las que nos conmueven o nos emocionan. También lo hablamos con el Doctor Txo, nuestro productor, que nos da su opinión sobre las que cree que tienen más posibilidades. Es un musicazo.
Empezaron con la rumba y la rumba se mantiene en el nuevo disco, así como el rock. ¿Cómo ha sido la evolución de Bandada?
(C) La guitarra española está bastante más presente, nos gusta mezclarla con la eléctrica. Los coros también son más aflamencados en este disco. Hay cajón flamenco, palmas, la cadencia… El primer disco era rock, pero también había swing, tango…
(M) No nos sentimos muy cómodos en las etiquetas porque sigue habiendo cierto eclecticismo. Queríamos encontrar un poco más nuestra esencia y creo que en ese sentido sí que estamos un poco más conectados con el disco.
¿Se podría decir que van definiendo su estilo conforme siguen trabajando?
(M) Puede ser. A mí me mola cómo sonamos, pero hay una parte ahí jevitorra que tengo y que ha salido, pero quiero que salga más. El tercer disco sonará aún más cañero.
Les interesa la poesía y, de hecho, juega un papel importante en el grupo. ¿De qué hablan las letras?
(M) Vamos mucho por lo social, es lo que nos mueve. Hablamos sobre el alzheimer, el suicidio, la niñez, el empoderamiento contado a la niña que fuimos… Hay críticas al dinero, al consumismo y al capitalismo, hay deseo de dejar la ciudad y volver a la naturaleza… Una canción es sobre Lorca; se titula La novia y es un poco distinta, habla sobre Bodas de sangre, porque venimos del teatro y Lorca es un dramaturgo y poeta que me ha fascinado siempre. El color de la locura, la canción que da nombre al disco, pretende visibilizar la diversidad mental. Ahí colaboramos con la asociación Mejorana Elkartea.
Quizás las canciones no puedan cambiar el mundo, pero sí a una persona, ¿no?
(C) Eso es. Si no puedes cambiar lo de fuera, cambia tú. Si no puedes luchar contra gigantes, por lo menos si puedes cambiar a una persona.
(M) Cada uno vive la música de una manera. Habrá gente que lo haga más para entretener o divertir. En nuestro caso buscamos remover por dentro, provocar sensaciones, emociones. Emociones de todo tipo: alegría y fiesta también, no renunciamos a esa parte, pero sí que buscamos emociones más profundas, que tengan que ver con la tristeza, que te escueza un poquillo.
El disco está terminado ya, solo falta una canción.
(M) Sí, está todo, a falta de una canción en la que va a cantar Aurora Beltrán. Yo la he admirado desde adolescente, tenía todos los discos de Tahúres. Me llegan a decir a los 20 años que con 48 iba a colaborar con ella y hubiera flipado, no me lo hubiera creído. Ahora me sigue pareciendo una pasada. Ella está de gira, pero en noviembre la grabaremos.
A falta de esa canción, el disco va a tener el estreno por todo lo alto, en el Teatro Gayarre. ¿Cómo va a ser el concierto?
(C) No hemos escatimado. Va a haber muchas colaboraciones musicales: vientos, cajón flamenco, órgano hammond, violín, nueve coristas de la Federación de Coros de Navarra… Aaron Romero no puede venir porque está de gira. Estamos muy contentos con todos esos musicazos que nos van a arropar. Es un lujo poder compartir tantas cosas con gente tan grande de Navarra, de la tierra.
Después del concierto, ¿qué planes tienen? Imagino que tocar todo lo que se pueda, ¿no?
(M) Sí, eso queremos. Con este disco nos gustaría dar un paso, intentar llevar esto un poquito más arriba, por así decirlo. No es fácil, pero estamos llamando a puertas. Queremos defender este disco con más contundencia, porque ha sido un gran esfuerzo, un trabajazo. Somos dos personas muy apasionadas y sensibles y nos gustaría encontrar un cierto respaldo, porque al final encargarte tú de todo… Ya no en lo económico, que también, sino el tiempo, el llamar a los sitios, el mantener las redes sociales… A mí el Gayarre no me da miedo, lo hemos trabajado mucho y saldrá de lujo. Me da más cosa el después. Pero bueno, estoy tranquila; siempre con calma, con los pies en la tierra y a seguir. Y si no, haremos lo de siempre: tocar con todo el corazón del mundo. Da igual que haya diez, quince o doscientas personas, hay que dar siempre lo mejor. Es lo que intentamos hacer.