Descubrir nuevas dimensiones de la identidad vasca contemporánea y trabajar en interpretaciones abiertas e inclusivas de nuestro patrimonio. Son los propósitos principales de Ezberdin Berdinak, proyecto multidisciplinar impulsado por Eusko Ikaskuntza y desarrollado por Kukai Dantza Taldea, que se podrá disfrutar el sábado 8 de noviembre en el frontón de la UPNA, a partir de las 18.00 horas.
La propuesta tiene dos partes. La primera consiste en la representación de un espectáculo que se apoya fundamentalmente en la danza, ya sea tradicional, contemporánea o flamenca, y cuya principal característica es que las espectadoras/es asisten de pie, distribuidas/os por el espacio, con el objetivo de que participen de la manera que deseen. “Queremos que el público tenga libertad”, apunta el navarro David Bernués, responsable del diseño de iluminación y audiovisual de Ezberdin Berdinak. Lo cierto es que se trata de “un experimento muy interesante”, sobre todo porque no se sabe cómo reaccionarán las personas que acudan, pero también porque resulta “muy curioso” ver cómo los patrones de comportamiento habituales se trasladan al evento. “Hay gente que se bloquea al principio, o piensa que se quiere ir a casa, pero luego disfruta”, continúa Bernués, y sigue: “Al final, el público se da cuenta de que estos procesos son necesarios para generar una comunidad”.
Reflexión colectiva
“Las personas que acudan serán parte de la experiencia y se llevarán emociones y conocimiento”, indica Iñaki Zabaleta, secretario general de Eusko Ikaskuntza. En su opinión, ese es el gran valor del arte, que “permite abrir puertas” que a través de otros medios permanecen cerradas.
La segunda parte del proyecto consiste en un tiempo y un espacio para dialogar entre todas/os las/os asistentes acerca de la identidad y la cultura vascas contemporáneas como herramientas de cohesión social. “Se trata de compartir colectivamente las emociones, ideas y preguntas generadas gracias a esta reflexión creativa”, apunta Zabaleta.
Raíces
El representante de Eusko Ikaskuntza recordó que los antecedentes de este proyecto están en la reflexión iniciada en el XIX Congreso organizado por la entidad en 2024. Dicha reunión abordó los retos de la sociedad vasca, la diversidad y las perspectivas de futuro, y esta pieza llevó esas reflexiones al lenguaje escénico. A través de esta iniciativa, la transmisión del euskera, la creación de nuevas identidades, la diversidad actual y la cohesión se sitúan en el centro, uniendo danza contemporánea, flamenca y tradicional, música (txalaparta, electrónica, rap…), bertsolaritza y teatro, “convirtiéndose en un espacio de encuentro entre generaciones y territorios”.
En este sentido, tras su estreno del pasado viernes en Bilbao y de la representación y encuentro de Pamplona, este artefacto viajará al Jai Alai de Donibane Garazi, el 28 de noviembre; al Palacio de Europa de Vitoria-Gasteiz, el 12 de diciembre, y a Tabakalera, en Donostia, el 19 y 20 de diciembre.
Ezberdin Berdinak cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Pamplona, cuya concejala de Cultura, Maider Beloki, subraya que generará un “retorno social de gran valor”; y de Euskarabidea (Gobierno de Navarra). “Invito a la ciudadanía a participar porque es una experiencia incomparable”, comenta el responsable del Instituto Navarro del Euskera, Javier Arakama. Y agrega: “Los valores que recoge se basan en el respeto a la diversidad, la convivencia, la escucha y el entendimiento mutuo, la integración, la cohesión social y territorial, la lucha contra las desigualdades, la interculturalidad.
Una representación única
Kukai Dantza Taldea ha sido el responsable de reunir a las/os artistas y de articular los espectáculos, que en cada lugar incorporar creadores y creadoras del territorio, y cuyo pilar “son aquellos menos conocidos”. “Ellos son el espíritu de esta propuesta”, porque, a través de su trabajo, en ocasiones anónimo o poco mediático, es como se genera comunidad.
De este modo, la estructura central de cada una de las siete funciones previstas es igual y diferente siempre, pero se van integrando intérpretes de danza y música de los distintos lugares donde se representa; lo que convierte la del 8 de noviembre en una cita “única” e irrepetible para imaginar el futuro de nuestra identidad.