“Cuando rodamos Familia en 1996 me sentía más un escritor que intentaba dirigir uno de sus guiones. Yo era un guionista militante y había dicho que nunca dirigiría. Quería ser como Rafael Azcona, quería escribir y que otros madrugaran y soportaran la presión. Un rodaje es algo muy intenso y con mucha presión y veía que no era para mi”. Con estas frases recordó en Tudela sus comienzos con Familia, su primera película que se ha proyectado en Tudela dentro del Festival de cine Ópera Prima que ha rendido un homenaje al realizado casi 30 años después de su estreno en la gran pantalla.

Por suerte para el espectador, León de Aranoa dio el salto a la dirección, algo que ya hizo con el corto Sirenas y que al verlo le llevó al productor Elías Querejeta a confiar en su talento. “Tras Sirenas me di cuenta que está listo para dirigir, saqué un guión que tenía metido en un cajón y por suerte le gustó”, recordó, aunque reconoció que desde que le surgió sabía que “era una buena idea y cuando la tienes el guión sale solo. Cuando veo películas que hay cinco guionistas, pienso, malo”.

La idea surgió de un conflicto familiar de la adolescencia a lo que se unió otra celebración navideña en cada de un amigo, “viéndolo todo como alguien ajeno y pensando qué bien interpreta cada uno su papel”, explicó

Pese a su inexperiencia de entonces, el que es ahora uno de los guionistas y realizadores que cuenta con mayor número de goyas del Estado, recuerda con cariño aquella inmersión “en la industria”, como dice él, donde “como en la primera amistad o en el primer amor” todo era nuevo. “Todo sucede de manera inconsciente y le das un valor enorme a todo. No pesa en ella la rutina, el oficio, la industria y tiene toda la inocencia y el arrojo, que son cosas muy buenas. No piensas en muchas cosas que luego te surgen en otras películas”.

Querejeta

Ese bautismo para León de Aranoa va unido a la figura del productor donostiarra Elías Querejeta, “fue quien me dio la oportunidad y entrar en este mundo de su mano fue una suerte. Pienso mucho en él y en los riegos que asumió al producirla. Tuvimos largas conversaciones y discusiones casi siempre junto a una botella de vino”.

Junto a él, estuvo presente la actriz Elena Anaya que describió su forma de dirigir como “sutil, directa, concreta y exacta” haciendo referencia a que el guión estaba muy trabajado lo que casi impedía “cambiar ni una coma”. Anaya recordó como desde que vio el guión, de lo que era su segunda película, “me pareció brillante Tenía la sensación de que su conocimiento del cine merecía mucho la pena. Fue un disfrute y un gran aprendizaje”. En aquellas semanas de locura, con veteranos como Juan Luis Galiardo, del que cuenta Anaya más de una anécdota, Amparo Muñoz “qué me contó toda su vida y no me lo podía creer” o Agatha Lys. “Todo lo que me trajo fue bonito”.

Para su director, viendo su ópera prima con tiempo y con perspectiva cree que “se ve que es la película de un guionista que dirige por primera vez. Se nota mucho, pesa mucho el guión. Estaba todo muy preparado y muy trabajado. La propia película era un juego de cajas chinas que cada 20 minutos sorprende al espectador. A mi eso me encanta, que el director me manipule, me engañe, siempre que lo haga con honestidad”.

Para el homenajeado ayer en el Festival Ópera Prima de Tudela, el humor, la ironía o la sátira son elementos fundamentales de su cine, pero también de toda buena historia que se precie. “No sé qué peso tienen en mis películas pero para mi es muy importante y es algo inevitable en la vida, por lo tanto tiene que ir en los guiones. A veces te da la distancia necesaria para entender algo mejor o sobrellevar un drama. Lo hay en Familia, Barrio, Los lunes al sol, El buen patrón, incluso en Un día perfecto hay humor, es necesario para los que trabajan en proyectos humanitarios para poder sobrellevarlo. Me gusta mucho y me gusta su mezcla con el drama. La comedia como género puro no me interesa tanto, me gusta cuando está mezclado”.

En su opinión desecha la idea de que no se hace suficientemente cine social, “incluso Familia era social, no hay nada más social que una familia”, explicó. Por ello a su entender todas las películas que se hacen sirven para retratar a una sociedad, “si coges el conjunto de películas que se hacen a lo largo del año es como un mosaico que sirve para ver y entender el año y cuando más se produce, mejor. Siempre he prensado que si dentro de 40 años viene un extraterrestre y ve lo que se hizo en un año podrá ver cómo era la sociedad entonces”.