PREGUNTA: Han estado casi tres años trabajando en su último disco, Bravo, y dicen que en ese tiempo han pasado por diferentes estados de ánimo. ¿Cómo ha sido el proceso?

RESPUESTA: Durante el tiempo que estás preparando un disco, le dedicas tu vida entera, proyectas todas tus vivencias en las canciones. Este álbum ha sido como la primavera de la banda, por así decirlo. El disco anterior, Calle liberación, nos pilló en un momento un poco extraño, con la pandemia y todo eso, y eran canciones un poco más intimistas. Sin embargo, en este nos hemos permitido sonar más frescos. Es el primer disco que hemos grabado tocando todos a la vez. Eso hace que igual haya algún fallo, pero así el disco está más vivo. Hemos vuelto a estar felices juntos, valorándonos como banda, sin pensar en etiquetas.

P: ¿Entonces el título va más por el sentido de la celebración que del heroísmo?

R: Efectivamente. Hemos jugado con la palabra “bravo”. Es una reivindicación de lo sencillo: levantarte, desayunar, llevar a tus hijos al colegio… No hay mayor símbolo de bravura que afrontar la vida con ilusión, a pesar de que también haya tristezas, fallos y cosas que mejorar.Tienes que tirar para delante y permitirte ser como eres. Es un canto a eso. Bravo por permitirte fracasar y volver a levantarte.

P: Menciona las palabras fallo, fracasar… ¿Este disco sería una reivindicación de la imperfección?

R: Totalmente. No hay más que ver cómo está el mundo ahora mismo. En las redes sociales se venden cosas irreales, con la IA de por medio, y muchas veces uno pierde el norte. Lo que uno va consiguiendo, ese esfuerzo que hay detrás de lo que haces… Eso no te lo va a quitar nadie. Para aprender y para avanzar tienes que fracasar, tienes que intentar muchas cosas que no van a salir. Hay que coger ese fracaso y convertirlo en lo que hay detrás. Muchas veces tenemos miedo a pasar esa puerta, a intentar cosas y salir de tu zona de confort. Este disco nos pilla en un momento vital en el que ya nos da todo igual, en el mejor de los sentidos, y queremos cantarle a eso. No hay que tener miedo a fracasar, a intentar lo que tengas que intentar.

“En las salas es donde mejor nos movemos, donde esa energía de la que hablábamos entre público y banda cobra más sentido”

P: Trasladando ese concepto a la música, lo cierto es que el disco suena muy crudo, cuando ahora abundan las canciones súper procesadas, perfectamente ecualizadas, brillantes…

R: Sí. Eso nos recuerda a las bandas con las que hemos crecido todos. Antes se grababa con los medios que había, lo que salía de sus manos y de su garganta es lo que quedaba impregnado, incluso con los fallos que pudiera haber. Eso le daba una personalidad y una originalidad que creemos que se ha ido perdiendo. De repente se pone algo de moda y empieza a sonar todo igual. Estás quitando vida con cada cosa que intentas arreglar. Vimos que la manera que tenemos de tocar y de afrontar las canciones y los directos es muy cruda, y es lo que queremos expresar: la emoción de ese momento, de esa toma. Hay un tema que no tiene ni claqueta, pero nos gustaba más así. Las canciones hablaban y se entendían mejor, estaban más vivas.Yo creo que el público no es tonto y lo nota.

P: En la canción Bravo juegan mucho con la ironía y queda bastante claro que se están riendo de la polarización, con todos esos términos y antónimos. ¿Es cierto que ha habido quien también se ha sentido ofendido por esta letra?

R: Bueno, es que parece increíble. Es el reflejo de la sociedad. Si escuchas la canción, en ningún momento se dice nada hiriente; lo único de lo que habla es de unirnos todos y dejar de pelear y de ponernos en bandos. Es muy curioso, hay gente que empieza a escuchar términos que se utilizan en política y enseguida les remueve, enseguida se pregunta: “Oye, ¿yo dónde estoy? ¿Estoy a la derecha? ¿Estoy a la izquierda? ¿Yo estoy con esta gente? ¿Estoy en contra de esta gente?”. Es esa ironía de que las cosas no son ni blancas ni negras, ni hay derecha ni izquierda, hay muchas cosas en medio que nos perdemos por querer meterlo todo en un cajón. Muchas veces son los políticos los que intentan enfrentarnos, porque mientras estamos peleados, se pueden hacer otras cosas.Pero todo empieza con cada uno de nosotros. Si quieres cambiar el mundo, cambia primero tu casa, cámbiate a ti mismo y deja de meterte en cosas demasiado grandes. A veces parece que nos lleva la masa, algo a lo que se supone que todos pertenecemos, un grupo o una ideología, y eso puede ser peligroso porque hacen contigo lo que quieren.

“A veces parece que nos lleva la masa, algo a lo que se supone que todos pertenecemos y eso puede ser peligroso”

P: Sexy Zebras es un grupo difícil de etiquetar: entre el uso del humor y la ironía, las letras, la música que se mueve entre el rock, el pop, el indie… ¿Cómo es el público del grupo?

R: Hace como un año y pico, empecé a ver ya en las salas a público diferente, con el que igual no te identificas tanto, dicho esto en el mejor de los sentidos. Empiezas a ver gente de edades muy distintas, gente más joven, gente que viene al pogo y gente que viene a escuchar canciones más lentas, gente que viene a disfrutar de una manera o de otra. Nuestro público ahora es mucho más diverso que antes y eso quiere decir que, de algún modo, las canciones están llegando y la gente se siente identificada con ellas y las hace suyas. Es algo notable y que nos llena de orgullo.

P: Tengo entendido que, en los conciertos de Sexy Zebras, el público juega un papel principal, casi tan importante como el del propio grupo, ¿no?

R: Sí, al final es una dualidad. Nos gusta que los directos sean así, al final es comunicación. Es como mi conversación ahora mismo contigo. Nosotros le damos al público lo mismo que el público nos da a nosotros. Siempre que tocas sientes la tensión de empatizar con el público, de que la gente entre en el concierto, de conseguir comunicar. Y ahora la sensación es la contraria; en vez de tener que estar ahí nosotros dando de más, por así decirlo, estamos más relajados porque es la gente la que nos lleva, nos transmite mucha energía. Es muy bonito.

P: El concierto de Pamplona es el primero de la gira de salas, después de un verano de grandes festivales. ¿Con ganas de recuperar ese contacto más directo que ofrecen los espacios más reducidos?

R: Sí. Tenemos muchas ganas de tocar en Pamplona, que, efectivamente, es donde empieza esta gira de salas. Obviamente, es una experiencia muy diferente a la de los festivales. En las salas es donde mejor nos movemos, donde esa energía de la que hablábamos entre público y banda cobra más sentido. Tienes a la gente mucho más cerca, y es tu público, porque los festivales, que están increíbles, se han convertido en sitios a los que va un montón de personas a ver qué les ponen. Tenemos muchas ganas de salas y de volver a sudar ahí todos juntos, con la gente cerquita.