Que el arte puede abrir horizontes, ensanchar miradas, construir nuevos puntos de vista o compartir los que ya existen; hacer historia para comprender el presente y definir un futuro alentador. Y que, abierto a la participación colectiva, su potencial se multiplica.

Esto y mucho más han experimentado los y las vecinas de Arboniés, Bargota, Garde, Mélida y Pueyo gracias al programa Landarte, que está finalizando estos días su novena edición.

Balance muy positivo

Los 5 pueblos que se han involucrado en esta aventura de la mano de la creación artística han vivido, desde el pasado junio, muchas cosas que, seguro, no olvidarán en adelante.

Los proyectos que Ioana Hernández Arriaga, Marta Elía Aldave, Asier Gogortza, Jara Calvo y Carmen Parrado Gil han desarrollado con sus residentes in situ, han enriquecido los territorios y a los propios artistas, que, a través de Landarte, han dinamizado esos lugares del medio rural de Navarra junto a sus vecinos y vecinas.

“Landarte busca procesos hacia adentro de las comunidades que participan”

Marc Badal - Miembro del equipo mediador de Landarte junto con Anne Ibáñez

El programa, organizado por la Dirección General de Cultura – Institución Príncipe de Viana, ha contado con un equipo mediador formado por Marc Badal y Anne Ibáñez, del colectivo Kanpoko bulegoa; ellos han coordinado a las localidades y las artistas y les han acompañado en los procesos de creación colectiva.

En Arboniés, la ceramista Ioana Hernández ha invitado a fijar la mirada de los y las habitantes en un elemento casi invisible, las cualidades cerámicas del terreno que configura ese territorio. Cedida

“Ha sido una muy buena edición, las creadoras han hecho un gran trabajo, y algo a reseñar es que este año contamos con más entradas que nunca a los blogs –donde se cuentan los procesos en diarios y notas–, hay un material muy potente”, dice Marc Badal, resaltando que “Landarte lo que busca son procesos hacia adentro de las comunidades que participan”, y que el vínculo hacia afuera se genera a través de la página web del programa –www.landarte.es–, que se enriquece desde hace unos años con podcasts en la que gente invitada de fuera de Navarra –este año el colectivo de Catalunya Nyamnyam– dialoga sobre las propuestas de Landarte.

Arboniés y Bargota: arcillas y una necesidad de las mujeres

Los artistas participantes en esta edición reconocen haber partido en sus respectivos proyectos de “la incertidumbre”, de “no saber cómo enfocar un proceso participativo que tampoco sabes cómo va a terminar”, para pasar a tejer “una confianza y un vínculo” en las comunidades habitantes de los territorios que han permitido que las experiencias se construya de forma comunitaria y muy fructífera.

En Arboniés, la ceramista Ioana Hernández ha invitado a fijar la mirada de los y las habitantes en un elemento casi invisible aunque muy presente, las cualidades cerámicas del terreno que configura ese territorio, con el objetivo de ofrecer a sus habitantes otra forma de relacionarse con el mismo. Mirar un territorio con las manos ha dado nombre a este interesante proceso en el que se han estudiado las distintas arcillas y sus propiedades químicas, se han recolectado muestras, y ello ha desencadenado en una serie de situaciones en la plaza del pueblo, donde se han dado encuentros intergeneracionales.

El proyecto realizado en Bargota, 'No antes de las siete', ha visibilizado una necesidad de la comunidad de mujeres y las prácticas que han sido claves para la transmisión oral y la memoria e identidad del pueblo. Cedida

En Bargota, la creadora Marta Elía detectó una necesidad muy clara de la comunidad de mujeres: contar con un espacio de encuentro solo para ellas, no mixto. A esa necesidad ha atendido el proyecto No antes de las siete, en el que también se han visibilizado las prácticas que han sido claves para la transmisión oral y la memoria e identidad del pueblo. “Con la creación de este espacio solo para mujeres, se ha incidido directamente en la realidad del pueblo, algo que es una excepción en Landarte, un programa que no busca tratar de intervenir en las realidades de los territorios, ya que sería muy ambicioso pretenderlo en un proceso que dura solo 4 ó 5 meses, y aquí ha ocurrido”, destaca el mediador Marc Badal.

‘Corrientes de Mélida’: Palabra e Identidad

A Mélida, Jara Calvo, poeta y periodista, ha llevado la propuesta Corrientes de Mélida, en la que han partido de trabajar con la palabra y la comunicación, y que se ha concretado en una ruta escénica en la que “vecinas y vecinos del pueblo han transmitido una identidad, esa forma de ser de Mélida que está en transformación, como todo en este momento en el entorno rural”, cuenta Jara Calvo.

Se llevaron a cabo formaciones previas, como un taller de escritura creativa a través del rap con la rapera Eskarnia, “donde vecinos y vecinas de Mélida rapearon, sacaron el flow y muchas cuestiones de las que querían hablar”. Crearon el rap Pueblo mío, pueblo vivo, “precioso y súper emocionante”, y con él grabaron un vídeo disponible en YouTube y en la web Landarte.

“Vecinas y vecinos de Mélida han querido transmitir la identidad del lugar, en transformación”

Jara Calvo - Artista de Landarte 2025 en Mélida

También tuvo lugar un taller de lenguaje escénico con Ventura Ruiz, y el proyecto culminó en “una ruta escénica con paradas simbólicas en las que se habló de pertenencia, de memoria, de lo que los jóvenes necesitan para quedarse en Mélida, del Patrimonio Inmaterial del pueblo, de vecinos y vecinas que han venido de otros lugares y ahora residen allí, del envejecer en Mélida... fue un evento y un espacio de encuentro súper emocionante donde se estrenó el rap y el videoclip”, explica Jara Calvo, apuntando que el proyecto, en el que han tomado parte entre 50 y 70 vecinos y vecinas de Mélida, “sigue vivo” y, de hecho, se concretará en unas residencias escénicas que se presentarán próximamente y se desarrollarán en el Auditorio Trinquete de la localidad.

A Mélida, Jara Calvo, poeta y periodista, ha llevado una propuesta para trabajar con la palabra y la comunicación, de la que ha salido un rap con videoclip compuesto por vecinas y vecinos del pueblo. Cedida

“Creo que este proyecto ha dejado como huella un fortalecimiento de los vínculos que ya existían a nivel colectivo en Mélida; ha habido una mirada nueva sobre la identidad del pueblo, más cohesionada. Y la gente que ha participado nos ha dicho que la experiencia les ha permitido hacer cosas nuevas, desarrollar su creatividad, hablar en público, escribir...; pensar en esa identidad les ha removido y les ha permitido acceder a cuestiones importantes para ellos y ellas”. Para la poeta ha sido “un aprendizaje total trabajar el vínculo desde la comunidad, tan bien acompañada y con personas tan generosas”.

‘Nogales’: Pasado, presente y futuro en Garde

En Garde, después de una tormenta o de una racha de viento, es muy común ver a los vecinos y vecinas del pueblo recogiendo nueces del suelo.

“Los nogales son parte del paisaje y del imaginario colectivo del lugar”, dice Asier Gogortza. Este fotógrafo natural de Bera especializado en imagen analógica ha compartido con las vecinas y los vecinos de Garde nuevas miradas a los nogales que atraviesan el pueblo del Pirineo navarro. “Elegimos este tema que tiene pasado, presente y futuro, algo que en estos pueblos pequeños hace falta, porque están reflexionando constantemente sobre cómo asegurarse el futuro o cómo avanzar”, dice Gogortza.

En los seis meses de proceso participativo, ha invitado a los habitantes de Garde a tomar parte en talleres y un paseo guiado que les han acercado aún más, y de nuevas maneras, a los nogales de su entorno –entre ellos uno que es monumento natural por ser el nogal más grande de Navarra–.

Los nogales han sido el elemento en torno al cual el pueblo de Garde, en el que se ha trabajado de la mano del fotógrafo Asier Gogortza, ha reforzado vínculos y construido nuevas maneras de mirar a su entorno y al futuro. Cedida

“Cada casa, históricamente, sobre todo las más pudientes, plantaba unos nogales y tenían el derecho de recoger sus frutos. Esos árboles estaban en terreno público, así que desde el año 95 se decidió que serían de uso público”, cuenta Asier Gogortza aludiendo al proyecto –Nogales– que ha planteado en Garde, “abierto, en forma de árbol: con las raíces que son la Historia de ese vínculo del pueblo con los nogales que hemos construido a través de testimonios de gente mayor; el presente, explorando cómo se convive hoy en día con estos nogales; y el futuro, para el que hemos iniciado algún proyecto que hará evolucionar la manera en que conviven los habitantes de Garde con los nogales”. Así, en Landarte ha arrancado un proyecto de vivero, sembrando unas nueces, e iniciativas como celebrar el Día del Nogal en el pueblo y un hermanamiento con Mélida, que contiene el otro nogal monumental de Navarra.

“El proyecto ha hecho que los vecinos de Garde miren y valoren los nogales de otra manera”

Asier Gogortza - Artista de Landarte 2025 en Garde

En los talleres, vecinos y vecinas han construido cámaras estenopeicas a partir de nueces con las que han hecho fotos que han revelado en un laboratorio en el frontón de Garde; con la ilustradora Inés Alba, han escrito con tinta sacada de la nogalina –de la cáscara de nueces– unas postales para el futuro; y con Luca Rullo han escuchado a los árboles de su territorio. Además, con Jakoba Errekondo han disfrutado de un paseo guiado por los nogales que ha dado lugar a historias espontáneas de las personas lugareñas.

“El proyecto les ha invitado a mirar y valorar los nogales de otra manera”, dice Asier Gogortza, asegurando que la comunidad de Garde ha “acogido muy bien” esta aventura. “Les ha contagiado entusiasmo para seguir haciendo cosas sobre los nogales”, afirma. Él, que vive en Bera, ve natural trabajar la creación contemporánea en el medio rural. “Hay que superar ese eje ciudad-pueblo, eso de pensar que venimos de la ciudad a enseñar a los del pueblo lo que es el arte contemporáneo... eso hay que evitarlo. A mí esta experiencia me ha aportado mucho, lo primero, conocer una zona que no conocía, y he aprendido a confiar en el proceso, a ir dando pasos según avanzas, sin tener una meta fija o un objetivo cerrado de antemano”, dice el fotógrafo, que concluirá su proyecto en diciembre, cuando devuelva al pueblo un regalo muy especial: “Hicimos una actividad final que consistió en cortar un nogal que estaba seco desde hace unos 5 años; decidimos retirarlo y pedí a los habitantes si podía llevarme un pedazo del tronco a casa, transformarlo en otra cosa y devolvérselo como un regalo, así que estoy en ello”, cuenta.

En Pueyo, el cierzo, tan presente allí, ha centrado la experiencia de Landarte en compañía de la diseñadora Carmen Parrado Gil. Cedida

‘El cierzo en Pueyo’: ‘Abriguico’ comunitario

El cierzo, tan presente en Pueyo, ha centrado la experiencia de Landarte en la localidad en compañía de la diseñadora Carmen Parrado Gil.

El cierzo en Pueyo, proyecto que sus propios participantes han rebautizado en el proceso como El Abriguico, ha implicado a cerca de 50 habitantes que han reflexionado de manera colectiva sobre cómo el cierzo atraviesa y configura sus vidas cotidianas. A través de un proceso colectivo de escucha, observación y recolección, se han ido descubriendo los abrigos –zonas de resguardo del cierzo– que hay por el pueblo, en la arquitectura de las casas modernas y antiguas, y las estrategias que los y las habitantes de Pueyo utilizan cotidianamente para resistir al impacto de este viento, por ejemplo, “a la hora de tender la ropa, que ponen de base en el tendedero unas piedras para que no se lo lleve el cierzo”.

“Ha sido un reto desarrollar un proyecto que se teje entre todos y todas, lo he disfrutado”

Carmen Parrado Gil - Artista de Landarte 2025 en Pueyo

Te puede interesar:

El proyecto ha culminado en la construcción de un abrigo que los propios habitantes de Pueyo han diseñado con los objetos y estrategias que previamente recopilaron, y con formas de la arquitectura. Un abriguico en forma de L construido con andamios y plástico de esparraguera como obra final y efímera de la aventura comunitaria, que también se ha materializado en el Manual del Cierzo, que recopila todas las estrategias y objetos que utilizan vecinos y vecinas de Pueyo para protegerse del fuerte viento. “Leyeron refranes, dichos, porque en el habla también está presente el cierzo; hicimos unos retratos al cierzo, y disfrutamos de una comida a base de txistorras y embutidos, recordando que antes la matanza del cerdo se hacía el día que había mucho cierzo para que la carne se pusiera dura”, cuenta Carmen Parrado.

Para ella ha sido todo un reto “desarrollar un proyecto participativo que se teje entre todos y todas, y en el que los habitantes son los que toman las riendas en muchos casos del proceso. Para mí ha sido algo nuevo y lo he disfrutado”, dice.