Pamplona - La actriz lleva más de 35 años al pie del cañón. Le gusta lo que hace y nunca se planteó tener un plan B. No lo ha necesitado porque es una de las profesionales más reclamadas en cine, televisión y teatro. Aitana Sánchez-Gijón (Roma, 1968) estaba haciendo las maletas cuando concedió esta entrevista. Riendo, dice que ella y los suyos inician una fuga vacacional para intentar reponerse de este intenso año. Está dispuesta a tomarse las uvas allá donde vaya. Lo hace sin atragantarse y pidiendo un deseo por cada una de ellas. A la vuelta, ya en 2020, le espera la gira con Juana, que el domingo pasado abandonó su estancia en Madrid.

¿Cómo resiste las promociones intensas como la de Velvet Colección

-Resisto bien y lo llevo bien. A mí no me molesta hacer promociones porque lo único que hago es hablar de un trabajo que me ha gustado hacer. Llevo tanto tiempo haciéndolas cada vez que estreno una serie, una obra de teatro o una película que ya tengo un callo tremendo.

El final de un cuento de hadas, ¿no?

-Sí. En el episodio que acaba de estrenar Movistar+, todo han sido finales felices. Es lo que el espectador merece y desea. A pesar de que es un momento triste y melancólico para todos los personajes, es la despedida de lo que ha sido el eje de sus vidas, las galerías Velvet. Doña Blanca, mi personaje, tiene una sorpresa fantástica, reaparece el personaje de Max, es el que va a firmar la compra, y algo se despierta por ahí.

Pero doña Blanca no vivió exactamente el cuento de “fueron felices y comieron perdices”. Ella ha tenido una vida con mucho sufrimiento, mucho dolor. Ha pasado mucho tiempo de luto por la pérdida de don Emilio (José Sacristán), tuvo también una relación muy turbulenta con el personaje de Ginés García Millán, Esteban? Le han pasado muchas cosas a esta mujer y su vida no ha sido precisamente un cuento de hadas. Ha sido una luchadora, una trabajadora.

Un personaje que no muestra sus sentimientos, ¿no?

-Sí lo hace. Pero tiene su carácter y sus autodefensas. Ese carácter duro que tenía al principio de la serie se va dulcificando a lo largo de las temporadas. Este capítulo deja a los personajes en un final de cuento feliz.

Una serie muy romántica donde el amor es el eje sobre el que giran casi todas las tramas. ¿Le gusta este tipo de género?

-Me gusta mucho hacer historias románticas; no soy tanto del género como espectadora, con la excepción de Velvet, que es única. Me gusta mucho cuando el humor se mezcla con ese toque romántico.

Cambiemos de cadena y vayamos a Estoy vivo

-¡Uy, qué te voy a contar! Fue una grabación maravillosa y me ha parecido divino hacer esta serie.

Algo de divino tiene, ¿no?

Ha sido un reto de los gordos. Incorporarte a una tercera temporada de una serie que está en marcha, en la que todo el mundo tiene su papel asumido, no es fácil. Hay que cogerle el truco.

Usted tiene tablas de sobra, no me la imagino asustada por el reto.

Asustada no es el término. Hay que asimilar el lugar al que vas a entrar y encontrar tu hueco. Cuando se llega a una tercera temporada y todo va bien, los espectadores están muy familiarizados con todos los personajes y tú llegas, pero no haces un personaje nuevo.

Tiene que ser divertido asumir una reencarnación.

-Lo es. Un personaje anterior se mete en tu cuerpo y te conviertes en la otra, eres la comisaria y me van pasando cosas que no esperaba. Ha sido estupendo, pero un retazo. Me ha pasado de todo esta temporada, he marcado todos los registros posibles de interpretación. La verdad, no sé qué he hecho para merecer lo que me viene.

En una semana se ha quedado sin aventuras televisivas, el jueves cerró Estoy vivo y al día siguiente Estoy vivoVelvet Colección

-Es curioso que hayan coincidido. Además, el domingo terminé la temporada de la obra de teatro Juana en Madrid. He terminado el año finalizando tres proyectos muy potentes y que son una parte muy importante de mi carrera. Juana continúa después hasta junio.

¿Y qué va a hacer con su agenda sin compromisos? No es algo a lo que esté muy acostumbrada.

-Lo de no acostumbrada es relativo, soy una vividora y, aunque me gusta mucho mi trabajo, me encanta disfrutar y no veas las vacaciones que me voy a coger desde ya.

¿Más otro proyectos entre manos?

-Si te parece poco estar hasta junio haciendo Juana de gira por España. Este año no he parado, no me pidas que tenga a corto plazo más proyectos que la función de teatro.

¿Cómo le da la vida para conciliar su vida familiar y la laboral que habitualmente es muy intensa?

-Pues muchas veces no me da tiempo. Hay que sacrificar unas cosas por otras, pero como está profesión es así, tienes que aprovechar los ratos de buena racha. Hay momentos en lo que todo se para de repente y recuperas el tiempo perdido con la familia. Al final, todo es buscar el punto de equilibrio sin remordimientos. Tratas de llegar al máximo en todos los aspectos de tu vida, pero sin morir en el intento.

Si miramos las fechas en las que empezó en esta profesión, ha pasado mucho tiempo.

-Más de media vida. Llevo 35 años de profesión. Empecé de niña. De hecho, hay imágenes mías en Televisión Española haciendo un programa infantil con diez años, era un telediario para niños.

¿Nunca se planteó otra profesión?

-No. La verdad es que no. Creo que lo mío es vocación.

¿De dónde salió esa vocación?

-Mi madre me empezó a llevar a clases extraescolares de teatro cuando era una niña y me fascinó lo que estaba haciendo. Dije que quería ser actriz antes de que supiera el verdadero significado de la palabra.

Ha hecho muchos personajes, ¿alguno ha dejado huella?

-Medea en teatro. Es uno de los personajes más potentes, más intensos y perturbadores que haya hecho nunca. No sé si me surgirá alguno como el de esta mujer. Darle vida a ella es perturbarte la tuya. También podría hablar de la Juana que estoy haciendo ahora, son cinco Juanas sacadas de la Historia. Es un espectáculo de danza contemporánea.