A modo de moraleja, el estupendo barítono Birger Radde, canta, al final del extenso relato de Las Estaciones de Haydn: “Hombre insensato, las estaciones del año son como tu vida”, o sea la juventud se marchita, la fuerza se agota, el otoño de la edad se va ajando, y el invierno pálido enseña ya la tumba abierta. Pero toda la partitura es puro agradecimiento y exaltación de la vida. Un canto a la sociedad, fundamentalmente, agraria; con las preocupaciones de siempre: las heladas, la sequía, las tormentas, las parcas o abundantes cosechas. La Sinfónica de Navarra ha cerrado su ciclo con una buena versión de la monumental, y algo inclasificable, obra.
El titular Perry So demostró un extraordinario conocimiento de la partitura: nunca he visto dar todas las entradas a todo el mundo durante todo el tiempo, como lo ha hecho el titular. Partiendo de esa seguridad, el elenco, con las formaciones estables a la cabeza (coro y orquesta), y unas voces solistas bastante equilibradas y apropiadas al estilo, nos llevaron por el encanto ( y algún desencanto) de la vida campestre. De nuevo nos tenemos que felicitar de que se pueda seguir abordando el gran repertorio con “los de casa”. Que siga por muchos años.
Porque para el coro y la orquesta (sobre todo por los solos) es una obra mucho más peliaguda de lo que parece. El Orfeón Pamplonés la abordó con alegría y buena preparación, resolviendo sin cansancio las abundantes fugas. Especialmente luminosas estuvieron las sopranos ( nº2, y muy bonito el agudo del nº 6, trío y coro); y con garra los hombres en La vendimia, por poner dos detalles. Lo fundamental fue, sin embargo, que el coro siempre respondió con sonoridad redonda, hermosa, y con buen fraseo a los momentos de plenitud en los finales de las diversas partes, y con detalles de delicadeza en los tramos compartidos con los solistas. La orquesta subraya la narración con onomatopeyas bien hechas: sonido quieto en la sequía, temblor de álamos en la cuerda, timbal seco en la tormenta, pianísimo en aria 36 de Lucas, exaltación gloriosa en los tuttis… y, por supuesto, especial mención a los solistas: aria de fagot y Simón; oboe en el recitativo de Hanne; flautas revoloteando; trompas, no sólo en la caza…, pero, fundamentalmente, con una presencia llena, pero no invasiva con las voces.
La presentación de los solistas en el primer recitativo fue magnífica, cada uno demostró estar en el estilo oratorio: María Espada con unas delicadas escalas ascendentes al matiz piano; Werner Güra, como recitador con volumen; y Birger Radde, con indiscutible autoridad vocal. Luego se vieron algunas limitaciones; pero nada que estropeara la fluidez del río de la vida que propone Haydn. María Espada pone sentimiento y excelente fraseo: domina el pianísimo agudo, (por ejemplo al pronunciar la palabra “suave”), y golpea el más comprometido (difícil para cualquier soprano). El tenor Güra cumple con su cometido de hilvanarlo todo; y modula sus solos con convicción. Y Birger Radde, luce una voz de calidad: con homogeneidad en toda su escala, y timbre tirando a bajo, lo cual se agradece. En dúos y tríos, estuvieron compenetrados y equilibrados. El tempo elegido por Perry So fue el apropiado: dando agilidad a todo el discurso (siempre attacca al narrador para no perder hilo), pero sin atosigar a los intérpretes.
El curso se cerró a sala llena. Es cierto que este oratorio es algo repetitivo, (con perdón de Haydn), sobre todo porque las arias repiten la idea de lo expuesto por el narrador; pero el público lo vivió con un respetuoso silencio. Y, los que somos de pueblo, con verdadera veneración, por haber vivido todo lo expuesto más de cerca. Perry So va a renovar contrato. Le deseamos lo mejor para él y la orquesta.
LAS ESTACIONES DE HAYDN
Intérpretes: Orquesta Sinfónica de Navarra. Orfeón Pamplonés (Igor Ijurra director). María Espada, soprano. Werner Güra, tenor, Birfen Radde, barítono. Perry So, dirección.
Lugar y fecha: Baluarte. 30 de mayo de 2024.
Incidencias: Lleno.