En 2024 cumplieron los diez años como grupo publicando un disco en directo, pero no quisieron extenderse en las celebraciones, solo hicieron unos pocos conciertos. Imagino que tendrían la cabeza puesta en este disco.
–(Alen) Con el directo quisimos cerrar una etapa. Cumplíamos diez años, habíamos hecho un directo con colaboraciones… No tenía mucho sentido hacer una gira porque estábamos centrados en los temas nuevos. Cuando tienes algo nuevo es cuando cobra sentido volver a girar. Hicimos un concierto con invitados en la sala Wizink y un par más, pero en lo que estuvimos centrados fue en este disco, Ecdisis.
Esa creación tuvo lugar en Argentina. ¿Cómo fue aquello?
–(Mariano) Sí, fue en Pérez, al lado de Rosario, donde nací. Nos metimos en una sala y empezamos a trabajar en algunas ideas que llevaba yo. Estuvimos casi tres meses y volvimos con todo preparado. Entramos a grabar en agosto.
Imagino que el hecho de estar en Argentina les permite escapar de las distracciones y centrarse solo en la música.
–(M) Sí, porque nos obligábamos a tocar cuatro o cinco horas, cosa que acá no podemos hacer con toda la vorágine de la familia y demás. Todos los días ensayábamos y en poco tiempo ya teníamos mucho material. Además, nos quitamos el invierno de acá, porque allí era verano.
–(A) Para mí es la mejor manera. A la edad que tenemos, hay un montón de obligaciones y de distracciones. Allí, con el cambio horario, ya te suena el teléfono mucho menos. Tienes más tiempo para trabajar. Encima, los tres juntos, en un pueblo en el que no hay mucho que hacer. A veinte minutos tienes un mundo, en Rosario. Es fundamental, yo se lo recomendaría a todos los grupos. Es la segunda vez que lo hacemos, en Camping del hastío funcionamos igual.
Eso recuerda a los viejos tiempos, cuando los grupos se iban a vivir juntos una temporada para componer. Pienso en los Stones en aquella casa de Francia, por ejemplo…
–(A) Hombre, nosotros nos vamos a la casa de Mariano, tenemos esa suerte.
–(M) Sí, pero es un lujo.
–(A) Tiene sentido cuando Mariano tiene canciones suficientes. Luego allí, de tanto estar concentrados, siempre salen cosas desde cero, pero el grueso de las ideas ya lo teníamos.
Hablando de canciones, el disco tiene ocho: ¿han quedado muchas fuera?
–(M) Sí, teníamos más, siempre dejamos cosas fuera. No es que estén descartadas, sino en stand by.
–(A) Ya pasó en Camping del hastío. Las canciones Mi espacio sideral, Banderas negras y Mi estupidez, que están en este disco, las teníamos desde entonces, pero no las metimos porque vimos que necesitaban tiempo de maduración. Y han cambiado mucho. Para este disco teníamos dieciocho canciones montadas, de las que grabamos diez. Es decir, tenemos otras dos canciones terminadas, pero no han entrado: una por la letra y otra porque no encajaba en el concepto del disco.
El disco se titula Ecdisis, que es el cambio de piel que hacen algunos insectos.
–(M) Sí, es la muda de piel de los invertebrados y algunos reptiles. Este disco lo tomábamos como un cambio de piel, un nuevo ciclo. La palabra me causó simpatía, me gustan mucho los bichitos.
Hablan de cambio de piel, pero el sonido es totalmente reconocible, lleva el sello de Ciclonautas.
–(A) Sí. Quizás el cambio ha sido más para nosotros, que siempre intentamos innovar y meter cosas nuevas, pero luego viene la gente y te dice que no, que suena a Ciclonautas. Gracias a Dios, también te digo.
–(Javier) Tenemos nuestro sello, todo los que hacemos suena a Ciclonautas.
–(M) También por el tiempo que llevamos tocando juntos. Antes íbamos más por libre, pero ahora ya apuntamos al mismo sonido.
Lo que sí ha cambiado ha sido el productor. Hasta ahora habían trabajado con Iñaki Llarena, pero este disco lo produce Adrián Vallejo.
–(A) No coincidieron las fechas para volver a grabar con Iñaki y teníamos muchas ganas de trabajar con Adrián, nos gustaba mucho a los tres. Somos muy fans de Sonic Toys, nos parece una banda revolucionaria en cuanto a sonido. Yo siempre digo que son los Muse de Pamplona. Nos ha sorprendido para bien, es una enciclopedia de sonidos. Es un productor muy cañero, pero con muchísimas referencias.
Las canciones tratan sobre la muerte, la noche… ¿Existe algún concepto temático común?
–(M) Sigo en el mismo estilo, suelo hablar de historias y de cosas que veo. La que más podría destacar sería Huellas, es la más personal, la más emotiva, porque habla de gente que no está entre nosotros.
¿Y es casualidad que El listo y Mi estupidez vayan seguidas? ¿Todos somos “el listo” alguna vez?
–(M) (Risas) Fue un poco al azar, las letras son independientes, pero me gustan que los dos títulos queden cerca.
Llaman la atención las dos canciones que cierran las caras del vinilo, Banderas negras y Cansado de mí. Tienen un sonido diferente, más acústico, y oxigenan el disco.
–(M) Esas son las introspecciones que a uno le salen cuando está tocando la guitarra. Siempre nos gustó dejar algo más desenfadado, más íntimo para cerrar los discos.
- (A) Sí, porque Banderas negras es bien cañera. La primera vez que la escuché fue con su guitarra acústica, pero luego se la destrozamos (risas).
–(J) Mirad qué baladita pop he traído, decía.
–(M) Esa es la idea de juntarse para tocar. Uno lleva su idea en la cabeza, pero está bueno que la banda aporte el resto.
Esta vez han empezado la gira cuando el disco todavía no había salido. ¿Por qué ha sido?
–(A) Estaba todo pensado para que, cuando empezase la gira, el disco estuviese en la calle. El master no nos convenció. Estaba muy bien, pero le pedimos a Chris Gehringer alguna modificación. Nos pillaron las Navidades de por medio y lo que hubiesen sido uno o dos días, al final fueron veinte. Aun así, podríamos haber corrido para llegar a la fecha, pero cuando corres pueden llegar los errores. Teniendo cuatro discos y habiendo lanzado adelantos, no era tan grave. En los conciertos hemos tocado los tres adelantos y dos que la gente no conocía, pero eso nos pone. Lo peor ha sido no poder vender el disco después de los cinco conciertos que hemos hecho. Kutxi le tranquilizó a Mai, porque le contó que a Marea nos pasó lo mismo con el Besos de perro, que se retrasó el disco y tuvimos que tocar dos noches en Madrid, en la sala Aqualung, llena los dos días, sin que hubiese salido el disco y no pasó nada. Y lo tocamos entero, que nadie había escuchado nada. En este caso, los singles han funcionado muy bien, la gente los canta en los conciertos… No ha sido tan grave.
¿Y qué tal ha empezado la gira con Malaputa?
–(M) Estamos disfrutando muchísimo los conciertos con Malaputa. Y el público también. Nos retroalimentamos, somos amigos de antes y es todo muy sencillo.
–(A) Está siendo maravilloso. Viajamos las dos bandas juntas. Luego cada grupo tiene su contratación abierta. Hacemos un primer tirón hasta últimos de abril con ellos, y luego retomamos desde septiembre hasta noviembre. Al margen de eso, en verano iremos cada uno por nuestro lado. Y nosotros iremos a Argentina.
–(J) Yo me quedo con la sensación de la gente. El otro día, en Segovia, nos decían que es una gozada pagar para un concierto, ver dos grupos que son tan diferentes, pero a la vez tan rock los dos. Y viene gente joven, que nos ha sorprendido. Hay unos chavales de 22 años de Madrid que nos han visto en Salamanca y en Segovia. A Gijón no pudieron venir.