ya han surgido voces piadosas que, supongo que con toda la razón del mundo, critican que se airee la vida privada de Tiger Woods, que se confeccionen listas de sus amantes -algún medio de los EEUU va ya por las 14- y que las grandes firmas para las que hacía publicidad le hayan dado la espalda. Pero los Estados Unidos son como son y, salvo que seas un político demócrata blanco, las infidelidades acaban con la carrera pública de cualquiera. Si Woods hubiera nacido de México para abajo, o en la Europa latina, estaría ahora haciendo más anuncios que antes. Pero el puritanismo anglosajón es así. Te llames Mosley, Charles Foster Kane o Tiger Woods.
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