pamplona. El veterano aizkolari Joxemari Mendizabal, de 63 añosy residente en Urdiain, falleció ayer de infarto poco despuésde disputar una apuesta con Josemari Olasagasti en la plaza detoros de Tolosa. El deportista, que reaparecía después de 21años alejado de la actividad, ya se sintió indispuesto durantela prueba. Los funerales tendrá lugar esta tarde en Leitza.¶La noticia sacudió los mentideros aizkolaris que se prestabana comentar ante la mesa el último desafío vivido minutos antessobre la arena del vetusto coso tolosarra. Nadie podía imaginarque la segunda apuesta aizkolari de 2010 acabaría en tragedia,y menos que ésta fuera protagonizada por Joxemari Mendizabal,un deportista sano y fuerte, duro como un roble, al que le picóel gusanillo de la competición tras veintiún años apartado delas plazas.
Fruto del esfuerzo y del cansancio, Mendizabal tuvo que desistiren su intento por dar caza a Olasagasti en una exigente pruebacompuesta por cuatro troncos de 108 pulgadas dispuestos de maneravertical. Poco le importaban los 12.000 euros de la bolsa común.A pesar de que abandonó la plaza por su propio pie, no pudo llegaral restaurante donde tenía previsto celebrar su reencuentro conel hacha. La muerte le sobrevino de manera repentina y su corazóndejó de latir en plena calle.
un grande de las apuestas Mendizabal pasará a los anales de laaizkora como un grande de las apuestas. Nació en 1947 en un caseríodel valle medio del río Oria, en la localidad de Aduna (Guipúzcoa).Su pasión por los deportes tradicionales se la inculcó su hermanomayor, José Martín y junto a él se inicio en la modalidad delevantamiento de piedra.
Una grave lesión le obligó a abandonar esa especialidad y con30 años se centró en el corte con hacha mientras su hermano optópor el remo y las pruebas de bueyes. Su trayectoria en competicionesoficiales pasó desapercibida ya que le tocó competir con campeonescomo Mindegia, Astibia o Arria II. No obstante conquistó tressubcampeonatos de Euskadi de Primera Categoría durante los 80donde por encima de todo destacó en el ámbito de las apuestasy en las marcas personales de fondo.
En 1983 cortó cinco kanas en 63 minutos, y un año después nopudo cumplimentar una serie de 12 piezas del mismo calibre. Perofue el 23 de enero de ese mismo año cuando escribió el capítulomás glorioso su carrera y una de las gestas más épicas de nuestrodeporte. En una atestada plaza de toros de Tolosa, Mendizabaly Mindegia se batieron sobre dos lotes de 52 kanaerdikos y 6kanas y dos millones de la época. El triunfo fue para Mendizabalque paró el reloj en 4 horas, 12 minutos y 9 segundos frentea las 4:29:30 de Mikel Mindegia.
A partir de esa fecha, el nombre y caché del guipuzcoano fueen aumento. Especialista en pruebas de extrema dureza, su capacidadaeróbica y fortaleza física parecían multiplicarse cuando mayorera el número de piezas y el tamaño de las mismas. Su fama lellevó a cruzar multitud de apuestas con Mindegia y algunas máscon Arria V, Olasagasti, Larretxea o Arrospide. Sus dos últimasapariciones en Tolosa como desafiante fueron precisamente anteOlasagasti. El 1988 certificó su última victoria sobre cuatrokanas (dos en horizontal y dos en vertical) y en 1989 fue Olasagastiel que le ganó ante 16 piezas de 80 pulgadas.
FATAL REGRESO Su última profesión, transportista, le hizo ganarpeso a finales de los 80. Antes, había regentado un bar en Leitza,y actualmente residía en Urdiain.
Tantas horas al volante de su camión le pasaron factura en labáscula. Su firme decisión de no volver a coger el hacha se disipóhace un par de años cuando se jubiló y decidió volver a las plazassiguiendo un estricto plan de entrenamientos y algunas acotacionesen su dieta.
Así, Mendizabal quiso poner ayer punto y final a 21 años de silencioaizkolari. Los análisis y exámenes médicos previos al desafíono encontraron ninguna anomalía que pudiera poner en peligrosu vida. Era el propio deportista quien debía establecer un límite.Y así lo hizo. Paró voluntariamente la maquinaria antes de afrontarla cuarta pieza pero no fue suficiente. En torno a las 13.50horas, los calambres y mareos se apoderaron de su cuerpo mientrasOlasagasti, cegado, culminó los trabajos en 1 hora, 44 minutosy 45 segundos. No precisó de ninguna asistencia médica, rehusóabandonar la plaza en camilla e ingresó en la enfermería de laplaza por su propio pie para someterse a los controles rutinarios.
Siempre consciente y en aparente calma, el aizkolari abandonólas dependencias de la plaza de toros pasadas las dos y media.Tras atender a la prensa se dirigió en coche junto a su esposay el hermano de ésta a un restaurante de la comarca. A pocosmetros de emprender la marcha, Mendizabal pidió urgentementeal conductor que parara y saliendo del vehículo se desplomó enla vía pública víctima de un infarto de miocardio. Los serviciossanitarios que se desplazaron hasta el lugar no pudieron reanimarloy certificaron su muerte instantes después.
El cuerpo sin vida fue trasladado hasta un tanatori de Tolosay velado durante toda la tarde por familiares y amigos que recibieronel cariño de numerosos representantes del mundo de los herrikirolak.
El funeral se oficiará esta tarde, a partir de las siete, enla parroquia de San Miguel de Leitza, donde pasó parte de suvida.