TODO comenzó en las calles de Irurtzun. En sus plazas y sus parques. Cualquier lugar servía para sacar un balón y ponerse a jugar. Aquella cuadrilla que gestó el Xota, y que ahora contempla cómo el MRA Navarra ha alcanzado la primera final de su historia, aprovechaba cualquier momento de día para jugar al fútbol sala. Cayera granizo, lluvia o nieve, fuera noche cerrada o pegase un sol de justicia, los 12 amigos de la pandilla se ponían las zapatillas para darle a la bola. Así, en la calle y como divertimento, empezó la historia que más tarde se convertiría en un equipo profesional y que hoy vive su etapa más dorada.
Los hombres que iniciaron esa aventura ven ahora al equipo verde desde otro prisma. Tatono Arregui -presidente- , Vicente Oyarzun -vocal- y Koldo Antón -entrenador de categorías inferiores- continúan vinculados al club. No así Juan Carlos Larráyoz, que falleció, Alberto Rojo, Agapito Bello, Juan Carlos Carrasco, Nacho Santander, Julio Larráyoz, Francisco José Juango, José Luis Pérez y Juan Antonio Moreno. Aun así, todos ellos recuerdan con cariño y nostalgia aquellos pasos iniciales que después acabaron siendo de gigante.
Los tintes románticos con los que el proyecto del Xota surgió y acabó consolidándose con el paso de los años sólo pueden explicarse viendo cómo se las apañaban sus protagonistas. El equipo nació en 1977. Se llamó así porque una cuadrilla de chicas guipuzcoanas bautizó a sus miembros con ese término en unas fiestas de Alsasua. El Xota fue primero pura diversión. "Jugábamos torneos regionales y entrenábamos cuando podíamos. De noche, después de trabajar, y en cualquier lado", recuerda Koldo Antón.
Lo cierto es que esas sesiones que ahora se tomarían como una pachanga funcionaron. "El jugar en la calle acaba curtiéndote y te hace más fuerte. Nosotros ganábamos los campeonatos porque veníamos de prepararnos en unas condiciones que no se pueden comparar a las de ahora", asegura José Luis Pérez, que era el portero de aquel equipo. Koldo Antón aún va más allá. "Ahora, cuando escucho a algunos chavales que dicen que tienen frío en el pabellón recuerdo todavía más aquellos momentos".
En Irurtzun comenzó a hacerse fuerte una cultura del fútbol sala que pegó con fuerza entre los habitantes del pueblo, y también en otros municipios de la Sakana. Cuadrillas de otras localidades como Leitza, Iturmendi o Lekunberri se apuntaban para competir en campeonatos comarcales. Mejor todavía era la respuesta de los vecinos más jóvenes de Irurtzun. "La afición se trasladó de generación en generación", dice Juango, quien añade que empezaron a subir jugadores con mucha fuerza, que venían pidiendo paso para estar en el Xota, entre ellos Juanpe e Imanol, hermanos de Tatono. El último de ellos, paradojas de la vida, es ahora el entrenador del MRA Navarra.
Además del de Irurtzun, el torneo que les vio crecer como futbolistas fue el denominado de El Rastro, el actual Herri Kirolaren Alde que se celebra en la Chantrea. Sus buenas actuaciones les abrieron las puertas de su primer Campeonato Navarro, en 1984. "Fue uno de los primeros grandes pasos", recuerda Francisco José Juango. "Para aquel campeonato, el sitio donde jugábamos en Irurtzun no servía y se exigía un pabellón", matiza Alberto Rojo.
paso a paso
Ascenso hacia la élite
Pese a las dificultades, el equipo finalmente se apuntó al torneo. Y eso que estuvieron a punto de quedarse sin uno de sus referentes. A Tatono Arregui, actual presidente, le llamaron los integrantes del Plásticos Bacaicoa para que jugara con ellos. "Al final dijimos que si no era con Tatono no jugábamos. Él era de la cuadrilla y queríamos que estuviese también", afirma Antón.
Precisamente fue el Plásticos Bacaioca el equipo que batió a la cuadrilla irurtzundarra en la final del torneo. Sin embargo, ser subcampeones les abrió las puertas a jugar campeonatos interterritoriales. Desde 1985 hasta 1989 el Xota, que peregrinaba por diferentes pabellones de la geografía navarra -Etxarri Aranatz, Lakuntza, Burlada e incluso el pabellón de Anaitasuna- militó en Primera Interregional, por lo que los viajes empezaron a multiplicarse. "Había que buscarse la vida para todo. Debíamos pagar la gasolina, la comida, el alojamiento... Fueron años de sacrificio de todos, aunque nos movía una gran afición", destacan José Luis Pérez y Koldo Antón.
Las generaciones que venían desde atrás, aquellas que siguieron los pasos, permitieron que se gestara un equipo que, poco a poco, fue subiendo escalones en una subida que había comenzado casi por debajo de la tierra. "Después del Campeonato Navarro, formar parte del Xota también se abrió a otras cuadrillas del pueblo. Eso, unido a la buena base que se formó, hizo que el equipo fuese alcanzando cotas mayores", recuerda Juango.
Tras un ascenso efímero a Primera División en 1990, en 1991 el Xota se asentó de nuevo en la categoría desde 1991. Vicente Oyarzun y Tatono Arregui, antes jugadores ya comenzaban a hacer sus pinitos como técnicos y responsables del equipo. Oyarzun, que ya había entrenado al Xota en 1983 y 1984, tomó las riendas del equipo desde 1987 y vivió aquel asentamiento en Primera. Tatono, por su parte, dirigió desde el banquillo entre 1994 y 1997.
Justo un año después, con Juanpe Arregui como técnico, el Xota logró el mayor hito de su historia hasta la final de esta temporada: el ascenso a División de Honor. Poco quedaba ya de aquellos inicios en las calles de Irurtzun, porque la profesionalización había entrado de lleno en el Xota. "Por mucho que duela que el equipo se vaya del pueblo, es algo que tenía que ocurrir, porque lo necesitaban si querían estar entre los mejores", afirma Juango. "El pabellón de Irurtzun siempre se ha llenado, pero aquello fue estrictamente necesario. Forma parte de la evolución de cualquier proyecto, es algo natural", añade Antón.
Pese al traslado, la afición de Irurtzun, con las limitaciones obligadas por la distancia hasta Pamplona, ha intentado continuar con el espíritu que inició la aventura del Xota. "Aún se fletan autobuses los viernes para que vayan vecinos del pueblo a ver los partidos. Y la gente más o menos acude", afirma Antón.
Pese a ello, Juango recuerda que el número de socios descendió algo cuando el equipo cambió Pamplona por Irurtzun. "Aun así, espero que esta final sirva para dar ese empujón necesario en la afición navarra. Para el fútbol sala esto es bueno, porque se puede generar el ambiente duro que sí hay en otras pistas. Esperemos que sea así", añade Juango.
la final
"Si ganamos el sábado, ojo"
Los pioneros del Xota, salvo Tatono y Oyarzun, han seguido al equipo como han podido. Por la tele y los periódicos la mayoría de ellos. "Yo lo paso muy mal", dice Agapito Bello. Koldo Antón ríe y repite lo mismo. "Cuando van ganando, tengo que apagar la tele para no sufrir el resto del partido". Todos coinciden en que el MRA Navarra ha plantado cara en los dos partidos de Murcia, pese a la entidad del rival.
"Estamos hablando de ElPozo, que no es ninguna broma", asegura Antón, quien ve positivo que los dos primeros partidos hayan estado tan igualados. "El equipo ha salido con la mentalidad ganadora que implica una final y se ha notado mucho", añade José Luis Pérez. El sábado hay que ganar e intentar forzar el cuarto partido. "Si se gana ese encuentro, ojo, porque se puede animar mucho la cosa", sentencia Antón. Ellos estarán con los verdes, porque, al fin y al cabo, todo comenzó en su casa, en Irurtzun.
ElPozo Murcia-MRASábado 29 (18.00)
ElPozo Murcia-MRADomingo 30 (18.00)
MRA-ElPozo Murcia5 de junio (18.00)
MRA-ElPozo Murcia6 de junio (20.00)
ElPozo Murcia-MRA9 de junio (20.00)