PAMPLONA. La película reconstruye los cuatro días de mayo de 2008 que se prolongó el intenso rescate en el Annapurna del pamplonés Iñaki Ochoa de Olza tras caer enfermo a más de 7.000 metros de altura. Con un metraje de 84 minutos, Pura vida comienza con material rodado por el propio protagonista poco antes de enfermar y por su compañero de cordada, el alpinista rumano Horia Colibasanu, el que tuvo que dar la voz de alarma.
Se puso en marcha en ese momento una operación de rescate que reunió a catorce alpinistas de diez países, eje central de la película en la que se recogen sus experiencias durante esos cuatro días hasta que se hizo imposible sacarle de allí con vida. La cinta será presentada este mes en la 60ª edición del Festival de Cine de San Sebastián y para sus directores, Pablo Iraburu y Migueltxo Molina, supone la culminación de un proyecto que acabó siendo algo más que una película de montaña con final trágico.
Pura vida se emitirá en la sección Estrenos de Zinemira, donde competirá con otras cinco películas que optan al Premio Serbitzu, dotado con 20.000 euros. Mientras regresaba el martes de un rodaje en Cantabria, Molina comentó a este periódico algunos detalles del proyecto. "La idea surgió a través de un amigo de Iñaki, David Marañón, que nos sugirió la posibilidad de hacer un pequeño corto documental para el homenaje a Iñaki y a todos los rescatadores durante el acto de entrega de la medalla de oro del Gobierno de Navarra. Hicimos una reconstrucción con todo lo que habíamos podido encontrar, con lo que nos dejaron sus amigos y familiares, y ahí tuvimos un primer contacto con todos los que tomaron parte en el rescate y que acudieron al citado acto", explicó Molina, guionista y codirector del film.
Fue en aquel momento cuando Iraburu y Molina se dieron cuenta de que tenían entre manos una historia interesante, una historia de montaña altruista y muy diferente a las polémicas que en los últimos tiempos suelen trascender con demasiada frecuencias desde allí arriba. "La película narra el rescate a través de 14 personas de diferentes países que por motivos altruistas se meten en un gran berenjenal para tratar de rescatar a una persona de un lugar que era imposible hacerlo. Por eso nos fuimos a buscarles a todos para contar lo que allí sucedió desde el punto de vista de cada uno de ellos". La filmación llegó hasta el campo base del Annapurna, en la cara sur, donde el pamplonés comenzó su última ascensión. "Nada de lo que aparece en el film es reconstruido, todo es real, incluso con material rodado durante el rescate".
Las primeras grabaciones comenzaron en 2010, aunque necesitaron un año más para culminar el proyecto ya que tuvieron que recorrer los 14 países para dar con todos los que tomaron parte en la operación de rescate. "Comenzamos en Canadá y acabamos en Nepal, pasando entre tanto por Suiza, Rumania, EEUU, Reino Unido, Polonia, Rusia o Kazajistán. Me sorprendió la naturalidad con la que hablaron de lo que tuvieron que hacer, sobre todos los dos rusos y el suizo".
Aunque la imagen de Iñaki no salga en demasiadas ocasiones durante el film, su espíritu lo impregna todo, desde la primera a la última escena. Como decía Pablo Iraburu, enfrascado ya en otro proyecto, lo que sucedió en el Annapurna fue un ejemplo de humanismo y "creemos que esta película transmite la honradez, ese gusto por lo esencial y lo auténtico, tan necesario hoy en día en nuestra sociedad".