- Chuso García Bragado trabaja para ser el único deportista de la historia que participa en unos Juegos. Para ello se entrena en el CAR de Sant Cugat y en la ribera del río Besós.

Anímicamente, ¿cómo está llevando la incertidumbre y la falta de competiciones?

-Lo que me afecta más a mí es el hecho de no poder viajar y desplazarme a la hora que quiero, porque me gustaría ir a Madrid con más frecuencia para ver a mis padres. Desde principios de octubre no he podido. Pero, vamos, como cualquier otro hijo de vecino.

¿Los deportistas de élite aún están restringiendo más el contacto social por el perjuicio en el estado de forma que les supone coger el virus?

-Sí, pero a mí me ha resultado menos complicado porque practico un deporte individual y estoy acostumbrado a entrenarme solo. No me cambia demasiado lo que hacía habitualmente. Los fines de semana si no está aquí mi pareja estoy solo. Es algo que llevo más o menos bien. Hay personas que nos gusta más la soledad y otras a las que les gusta menos.

¿La podología será su futuro una vez se retire en Tokio?

-En 2021 ya estaré trabajando en la calle como podólogo. En ese aspecto me siento afortunado. Además, dispondré de tiempo para dedicarlo al atletismo como entrenador. Tengo muy claro hacia dónde quiero enfocar mi futuro.

A pesar de todo, ¿se está pudiendo preparar para los Juegos Olímpicos con normalidad?

-Actualmente, más allá de ajustarnos al toque de queda que hay a partir de las 22 horas en Cataluña, los atletas de élite no tenemos restricciones. Yo entrenaba hasta las 21.30 horas en el gimnasio del CAR y ahora acabo a las 21. También he tenido que dejar de ir a la piscina, algo que hacía un par de veces por semana. Ahora, lo que esperamos es que haya competiciones en el 2021. En febrero tendría que celebrarse el Campeonato de España, un buen momento para conseguir la mínima para los Juegos, aunque el 8º puesto en el Mundial de Doha ya me da prioridad en la selección.

¿La incertidumbre respecto a la celebración de las competiciones y, en particular, respecto a los Juegos Olímpicos está afectando al ambiente que hay en el CAR?

-El CAR de Sant Cugat está un poco desolado porque puede ir menos que gente de la habitual. Yo no como ni pernocto allí, pero sé que las medidas son muy estrictas y hay mucha precaución para que el contagio no sea masivo. En el gimnasio estás solo y lo puedes utilizar en horarios determinados. Esto sucede en pleno año olímpico, que es cuando más países venían a preparar sus preolímpicos.

¿Es optimista de cara a la celebración de los Juegos?

-Sí, porque hay muchas razones para pensar que no se van a suspender. Lo que no descarto es que pueda haber un pequeño aplazamiento y que sean en otoño. Desde que hicieron el aplazamiento para el 2021, el Comité Olímpico está trabajando en un sistema de contingencia para que se celebren, aunque casi con toda certeza no van a ser los Juegos que nos esperábamos. Habrá burbujas y supongo que cualquier persona que vaya a participar de una manera u otra tendrá que certificar que se ha puesto la vacuna si está disponible.

¿Le preocupa que su despedida en unos Juegos vaya a ser así?

-Sí, claro. La cosa ya empezó mal cuando se propuso que las pruebas de marcha atlética se hicieran fuera de Tokio por el calor y la humedad. Las autoridades sanitarias tenían miedo de que sucediera algo grave y decidieron trasladar el evento a Sapporo, que está más al norte. No sé si esto sigue en pie o si se hará todo en Tokio con el objetivo de crear burbujas. Al final, la villa olímpica es un lugar donde se juntan entre 10.000 y 15.000 deportistas, entrenadores y equipos técnicos, y por mucho que quieran dispersar será complicado. La mejor solución será la vacunación.

"Lo que esperamos es que haya competiciones en 2021. El Campeonato de España en febrero sería bueno para conseguir la mínima olímpica"

"Se propuso que la marcha se hiciera fuera de Tokio, por el calor y la humedad. No sé si sigue en pie trasladar el evento a Sapporo"