Se cumple este sábado un cuarto de siglo de la llegada del Tour de Francia a Navarra y a Pamplona, una jornada que fue toda una fiesta para las cerca de 250.000 personas que, según estimaciones de la época, presenciaron la llegada del pelotón a la capital navarra. Una fiesta que no pudo ser completa ya que Miguel Induráin venía sufriendo como no lo había hecho en los últimos cinco años en la ronda gala.

Era la primera vez que el Tour venía a Pamplona, en lo que era todo un homenaje al ciclista navarro del Banesto -el recorrido incluso pasaba por delante de su casa en Villava, donde toda su familia pudo verle desde el balcón-, pero Induráin llegaba a esta etapa sin opciones después de sus cinco maillots amarillos consecutivos. Ya lo había dicho él mismo en la víspera de la etapa, cuando fue preguntado si tenía intención de ganar en Pamplona: "Me conformo con llegar". Por supuesto, eso no evitó que cientos de miles de personas le brindaran su apoyo, más si cabe en esos momentos duros después de tantas alegrías.

Pamplona se engalanó para mostrar su mejor imagen ante la llegada del Tour y cuadrillas de amigos, familias enteras y aficionados venidos desde todos los puntos de la geografía española fueron llegando a las inmediaciones de la meta en Pío XII desde las primeras horas de la mañana.

Por supuesto, no solo hubo aficionados en Pamplona. La llegada de la Grande Boucle a Navarra se produjo a las 14.23 horas, cuando los primeros corredores culminaron la ascensión del puerto de Larrau. Ya en los últimos kilómetros de la subida multitud de navarros llenaron las carreteras, lo que no hizo sino aumentar ya en la Comunidad Foral. Izalzu, Ochagavía, Ezcároz, Jaurrieta, Abaurrea Alta, Garayoa, Aribe, Garralda, Espinal, Mezquíriz, Viscarret, Erro y Urroz, además de Huarte, Villava y Burlada, ya en la Comarca, fueron viendo pasar a los ciclistas en su marcha hacia la capital navarra.

A su paso por Villava, Induráin descubre entre el gentío a su mujer, Marisa López de Goicoechea, con su hijo Miguel en brazos.

En Villava, pueblo natal del pentacampeón, pudieron verse varios de los momentos más emocionantes. Multitud de vecinos y amigos de Induráin abarrotaron las calles desde varias horas antes de la llegada de los ciclistas, a pesar de las temperaturas de cerca de 40 grados. La Peña Induráin había colocado una grada junto a la casa de su familia y tanto los miembros de esta como los de la Peña Banesto no dejaban de cantar canciones dedicadas al ciclista. Las pancartas de apoyo al corredor podían verse a cada esquina, como en todas las localidades navarras por las que transcurrió la etapa.

En el balcón de su casa, los padres de Induráin, Miguel e Isabel, junto a su mujer Marisa, con su hijo Miguel en brazos, y el resto de su familia, aguardaban el paso de Miguelón. Un paso que, como es habitual en este deporte, fue muy rápido.

Los ciclistas entraron en Pamplona por la Cuesta de Beloso y tras recorrer la Avenida Baja Navarra y la Avenida del Ejército enfilaron Pío XII, donde estaba situada la meta.

La etapa reina La 17ª etapa del Tour de 1996, con inicio en Argeles Gazost y final en Pamplona, fue sin duda la etapa reina de la edición. Un recorrido de los de antes, 256,5 kilómetros, tres puertos de primera categoría -Soulor, Aubisque y Soudet- y otro más fuera de categoría -Larrau-, además de uno de segunda -Marie Blanque- y otro más de cuarta, en el alto de Garralda. El perfil, sin embargo, era más bien atípico, con las cotas más altas al principio, tras las que llegaba un largo descenso hacia Pamplona en su segunda parte.

Comisión Organizadora de las Etapas Navarras del Tour de Francia 1996. Arriba: Ricardo Zunzarren, Jesús Mari Gurpegui, Ramón Santesteban, J. Javier Villafranca, Ernesto Goñi e Iñaki Pérez. Abajo: Agustín Navarro, Jesús Corera, Vicente Ripa, Arturo Navallas y José luis Oreja.

El vencedor de la jornada fue el danés Bjarne Riis, que dejó su victoria en París sentenciada -años después, en 2007, el corredor admitió haberse dopado con EPO para lograr su triunfo-, aunque la etapa se la llevó el suizo Laurent Dufaux, que aseguró que se trataba del triunfo de su vida. "Salvo accidente este Tour es mío", comentaba el danés tras cruzar la línea de meta en Pío XII, seguro de su victoria en los Campos Elíseos. Induráin confirmó sus malas sensaciones y perdió más de 8 minutos, quedándose undécimo en la general a 15 minutos y medio del líder.

El pentacampeón aseguró que fue una etapa "muy emocionante por la respuesta del público". "El ambiente ha sido magnífico. Había muchísima gente y ganas de fiesta", manifestó Induráin, que admitía que la carrera le estaba dando una "paliza terrible". "Ahora es la carrera la que me gana a mí. Otros años también era duro, pero ahora es peor. Algún año tenía que ser", explicaba.

La organización del Tour, consciente de lo que tenía entre manos, se saltó su propio protocolo y permitió que Induráin subiera al podio y se diera el baño de masas para el que la etapa fue ideada. El Tour trajo consigo también un ejército de periodistas, fotógrafos y técnicos. Hasta 400 profesionales venidos de todo el mundo se acreditaron para cubrir la etapa. La sala de prensa fue montada en el pabellón del colegio Ermitagaña.

El grupo de Miguel Induráin, en el centro de la imagen, toma la curva entre la Avenida del Ejército y la Avenida Pío XII, donde estaba situada la línea de meta.

Y salida el día siguiente Pamplona acogió también la salida de la siguiente etapa del Tour de Francia 96, con final en Hendaya y 128 kilómetros de recorrido. Los alrededores de la Plaza del Castillo, el punto de partida y donde se había situado el Village Départ -literalmente Pueblo Salida, una zona vedada al público donde dirigentes, corredores, periodistas, organizadores y patrocinadores se encuentran antes del comienzo de la etapa, en el que se situaron 60 stands de productos típicos y patrocinadores-, volvieron a abarrotarse de aficionados. De camino a Hendaya, el pelotón pasó por las localidades de Olaz, Huarte, Zabaldika, Zuriain, Zubiri, Agorreta, Erro, Viscarret, Espinal, Burguete, Roncesvalles, Valcarlos, Erraztu, Bozate y Dantxarinea.

El Tour ha vuelto a pasar en alguna ocasión por Navarra, como en la edición de 2007, pero será difícil repetir algo similar a lo que ocurrió el 17 y el 18 de julio de 1996, en los que una Pamplona abarrotada por el efecto Induráin acogió una llegada y otra salida de etapa.

Buen sabor de boca. Los comentaristas de France Television, la cadena francesa que retransmite el Tour, destacaron el "extraordinario ambiente" que se vivió en la capital navarra y la organización de la etapa. "Debemos elogiar el esfuerzo de las personas que han hecho posible que el Tour llegue a Pamplona. Y qué buena gente la de esta ciudad...", manifestaron.

Gran dispositivo policial. Más de 500 agentes fueron movilizados con motivo de la llegada del Tour a Navarra. En Pamplona, 157 agentes de la Policía Municipal -casi la mitad de los disponibles- contribuyeron a que todo transcurriera sin problemas.