odos los forofos actúan bajo el mismo patrón, el patrón de la ceguera, de la falta de criterio y de la ausencia de objetividad. Tienen, sin excepción, el mismo problema, y es que no admiten otra razón que la suya, pase lo que pase y caiga quien caiga. Y casos los tenemos a patadas: los forofos españoles aseguran (hasta el que no ha empuñado en su vida una raqueta) que Nadal es el mejor tenista de la historia; los madridistas dicen que el Real Madrid es el mejor club del mundo y hasta se les saltan las lágrimas cuando lo sueltan; los estadounidenses afirman que su país es el que más colabora a la paz mundial; y los alemanes dicen que son los mejores en todo y punto. Al parecer, todos creen que tienen razón. Todos son forofos de lo suyo.

Djokovic está a la espera de que le contesten sobre su situación en relación al Open de Australia. Y uno no entiende que tarde tanto en resolverse el tema en cuestión, ni que haya sobrepasado los límites de lo deportivo. Quizá todo esto debería aparecer en las páginas de información general y no en las de Deportes. Y es que el tema va de Autoridades. Dicen que las deportivas le han dado una entrada al cine falsificada y el portero le ha "pillao" y le ha echado fuera de la sala.

Los tenistas que viajan por el Circuito saben mucho de normas, porque hay muchas y no se las pueden saltar. Saben que no se puede gritar cualquier expresión en una pista porque cada país tiene su cultura y se puede dañar la sensibilidad del público. También saben, por ejemplo, que en una competición no se puede saltar a la pista con unos logos publicitarios en la ropa que excedan las medidas reglamentarias. Si juegan en un torneo de tierra batida, saben que deben jugar con calzado de suela estriada para no dañar la superficie. Si van a Wimbledon, saben que deben utilizar ropa blanca, y que si van de color el Juez Árbitro no les va a permitir jugar el torneo. Todo esto, y mucho más, el tenista lo sabe. Por eso llama la atención que Novak Djokovic no se haya enterado de que no se puede entrar en el cuadro sin estar vacunado. Salvo que alguien le haya prometido que le iban a facilitar una entrada falsificada...

Y, entre tanto, el mundo forofo sigue su curso. Según parece, sólo hay un país que ha montado en cólera porque Djokovic no va a jugar en Australia: el suyo. Y además se está tratando el tema como si de una cruzada se tratara, y hablando de martirios y crucifixiones. Una locura. Y es que Djokovic tenía en su mano jugar el torneo, pero como no ha cumplido las normas no se le permite entrar. Así de claro.

Pase lo que pase, los forofos seguirán esgrimiendo sus razones y seguirán haciendo el ridículo en multitud de ocasiones: los serbios con Djokovic, los españoles con su Nadal, los madridistas con su hegemonía mundial, los estadounidenses con la paz y los alemanes con todo.

El autor es entrenador nacional de tenis.