Edu Fernández tiene una mañana ajetreada pese a ser festivo. Al leonés, una de las incorporaciones del Helvetia Anaitasuna esta temporada, le toca entrenar a las diez con su equipo y, después, debe quedarse al encuentro de Primera Nacional que juega el filial, ya que tiene que ejercer como fisioterapeuta de los jugadores. Algunos, compañeros con los que entrena en la Asobal. El lateral zurdo de Anaitasuna, de 23 años, es uno de los jugadores más en forma en el ataque navarro, no descuida la faceta defensiva tampoco y este sábado se enfrenta a su exequipo, el BM Nava. En su mente, que el Helvetia encadene su cuarto triunfo tras ganar a Huesca, Granollers y Logroño.

Después de los tres últimos resultados, el equipo estará con una confianza máxima.

-Sí, los tres últimos partidos han sido muy buenos. El equipo está jugando a gusto, a un ritmo muy alto, y esperamos seguir así. Este sábado viene Nava y ojalá podamos hacer también un buen partido contra ellos.

Cuando uno salta a la pista siempre lo hace con la intención de ganar. Pero, ¿pensaban en imponerse con tal contundencia en Logroño?

-Nosotros teníamos la confianza de hacer un buen partido, de intentar llevarnos los dos puntos y al final salió todo muy bien. Si esta pregunta me la haces antes del encuentro, no me hubiese imaginado que sería así. Pero es cierto que a Logroño fuimos con toda la confianza de ganar.

En los últimos encuentros ha quedado patente la efectividad del equipo y su fluidez ofensiva, con una primera línea con usted, Torriko e Izquierdo en un gran momento.

-Al final estamos jugando con un ritmo alto y las defensas están también aportando muchísimo, lo que nos permite correr, ya sea en la primera o en la segunda oleada. Eso se nota en el ritmo tan alto de juego, con muchos ataques, también a la contra.

Ahora mismo es el quinto máximo goleador del Helvetia. ¿Cómo se está encontrando?

-Estoy muy contento aquí. El sistema me gusta y estoy jugando bastantes minutos, me noto con confianza y de momento me están saliendo bien las cosas. Algunos días mejor y otros peor, eso sí, pero estoy contento.

¿Pensaba que iba a encajar tan bien en el equipo?

-Esta es mi segunda temporada en Asobal. La anterior, con todo el tema del coronavirus, no pude completarla. Aún me está costando la adaptación a la Liga, pero a la vez me está resultando más fácil de lo que esperaba. Sobre todo por el vestuario, los compañeros, el entrenador y todo el cuerpo técnico.

Nadie diría que le está costando. Se le ve motivado.

-Sí, eso es también por la confianza que se me da desde el cuerpo técnico y por la que tengo con los jugadores, que me permite estar más concentrado en la cancha y hacer cosas que en otro momento no me atrevería.

¿Dónde cree que está la clave de este Anaitasuna?

-Yo creo que está en la unión dentro del vestuario, de todos los jugadores. Y en la confianza que tenemos hacia el cuerpo técnico, Quique (Domínguez) y Pablo (Galech), junto con todo el trabajo de los fisios y delegados. Pero sobre todo recalcaría el trabajo diario y la confianza al entrenador, que va en ambas direcciones.

Este sábado reciben al Nava, un equipo al que le tendrá cariño.

-Sí. Es el club donde he estado un año y con el que he tenido la oportunidad de jugar más en la Asobal. Les tengo cariño a todos los clubes en los que he jugado, pero a Nava un poco más por eso, por haberme permitido estar en la máxima categoría.

¿Su debut en la Asobal fue con el equipo segoviano?

-La verdad es que fue en León, con el Ademar, siendo Juvenil de segundo año y con el entrenador que estuvo la temporada pasada en Nava, con Dani Gordo. Entrené con el primer equipo y tuve la ocasión de debutar contra el Barcelona en el Palacio de los Deportes. También estuve luego en el Palau. En ese primer partido jugué diez minutos, lo hice de extremo, y, aunque perdimos, acabé muy contento por debutar en León y con mucha gente en las gradas. Le guardo un gran cariño a ese momento.

Casi como un sueño, ¿no?

-Sí. Tenía 17 años y aquella época era la del Barcelona de Karabatic. Fue un sueño verme jugar, con el equipo de mi tierra encima, en la máxima categoría y siendo juvenil además. Fue una experiencia muy bonita.

¿Con cuántos años comenzó a jugar al balonmano?

-Empecé en el colegio, en 6º de Primaria, con unos 11 años. Necesitaban un zurdo en el equipo, me dijeron si quería jugar y hasta ahora.

Los zurdos están muy cotizados...

-Partimos con un poco de ventaja en esto del balonmano, sí (se ríe).

¿Del colegio pasó al Ademar?

-Sí. El Ademar tenía equipo de Infantiles y me llamaron para hacer pruebas con ellos. Lo alterné con el equipo del instituto. Ahí estuve hasta Juvenil de segundo año, cuando me fui a Torrelavega por tema de estudios también. En Torrelavega jugué cuatro temporadas y luego fiché por el Nava. Ahora ya, en Anaitasuna.

Cuando se le plantea la posibilidad del Helvetia, ¿se lo pensó mucho?

-Yo estaba en mi casa, en la cuarentena, entrenando y demás. Me lo comentó mi representante y ni me lo pensé. Creo que he acertado. Todo lo que me habían dicho de un club muy familiar, muy estructurado y serio veo que se está cumpliendo.

No parece que tenga problema en coger la maleta e ir donde se dé la oportunidad de jugar.

-No. Es un deporte que me gusta. En Torrelavega estuve cuatro años por el tema de estudios también y me costó un poco irme, porque le cogí cariño y dejaba buenas amistades. Pero esto es balonmano y siempre aspiras a estar un poco más arriba.

¿Es ambicioso?

-Sí. Yo hace cuatro años no me imaginaba estar jugando tantos minutos y en un equipo de la Asobal como Anaitasuna. Ahora que estoy aquí, quiero seguir mejorando.

Otra de sus facetas es la de fisioterapeuta y le ha tocado asumir ese rol con el filial. ¿Es la primera vez o ya ha ejercido con anterioridad?

-Ya he estado en el CESA, en el Campeonato de Selecciones Autonómicas, con Castilla y León. Yo no quería dejar aparcado el tema de la fisioterapia, y cuando hablé con Anaitasuna me dio la posibilidad de trabajar con la base. Dije que sí, me apetecía, por no despegarme de la fisioterapia.

Le toca ejercer con algunos jugadores con los que también ha llegado a entrenar.

-Sí, con algunos ya he estado entrenando en el equipo y les conozco. Es gracioso, pero al final yo ahí soy el fisio, ellos son los jugadores, y les intento ayudar y tratar con lo que me digan (se ríe).

Tiene buenos maestros en el equipo: Eli Arrechea, Pablo Inchauspe y Josetxo Retegui.

-Sí, el club es también ejemplar en eso. Tenemos tres fisios que son muy buenos y son siempre muy atentos. Además, cualquier duda que tengo les pregunto y me intentan ayudar en todo lo posible. Se nota que son muy cercanos.

Es importante tener una base o una profesión para el futuro.

-Sí, al final no vas a estar toda la vida jugando al balonmano. Yo lo veo como una transición hasta tener un trabajo de futuro, en mi caso la fisioterapia.

¿Siempre ha querido formarse para algo relacionado con el deporte?

-Así es. Desde pequeño he practicado deporte, me gusta mucho, y por eso estudié esta carrera.

Nombre completo. Eduardo Fernández González.

Lugar y fecha de nacimiento. León, 6/03/1997 (23 años).

Demarcación y altura. Lateral derecho, 1,87 m.

Trayectoria. Empezó a jugar con 11 años en el colegio y de ahí pasó a las categorías inferiores del Ademar de León. Jugó con el Torrelavega en 1ª Nacional y ascendió a Plata. En total estuvo cuatro años. En 2019 fichó por el BM Nava y esta temporada se ha incorporado a Anaitasuna.

Selección. Ha sido internacional Júnior.

Familia. Su padre se llama Vicente González y su madre Ana Fernández. Tiene una hermana melliza, Lucía, y otra mayor, Isabel, de 27 años.

"Estoy contento aquí. El sistema me gusta, estoy jugando bastante y me encuentro con confianza"

"Es gracioso ejercer con jugadores que conozco, pero al final yo soy el fisio y les intento ayudar y tratar "