Algo más de 40 aficionados navarros tuvieron el privilegio y la fortuna de ser testigos del ascenso a la máxima categoría del Gurpea Beti Onak.
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La mayoría familiares, incondicionales, sufridores también a ratos, que desde el viernes han arropado a la plantilla verde en su batalla por llegar a lo más alto.
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Ataviados con los colores del equipo, portando vuvucelas, incluso un bombo, los aficionados del club villavés no dejaron de gritar, de animar, de vitorear y alentar a las suyas. Suyo es también el mérito de este merecido ascenso.
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