A Nibali el Tour se le extinguió como una cerilla que recibe un soplido. Se quedó sin lumbre. Sin luz. De repente. Al siciliano solo le quedó el humo como recordatorio del Alpe d’Huez, donde fue derribado, entre la muchedumbre que devoró la carretera del mítico puerto, cegada por el humo y el esplendor de las bengalas a modo de hooliganismo. En ese escenario, alguien entre la masa, derribó a Nibali, que tuvo que dejar el Tour con una fractura de vértebra. Aunque Nibali no pudo finalizar la carrera francesa, su Tour continúa. El pasado sábado, Vincenzo Nibali viajó a Modane junto a su abogado, Fausto Malucchi, para presentar pruebas a la policía francesa sobre su derribo en el Alpe d’Huez, durante la 12ª etapa, en una reunión que se alargó durante tres horas, según informó la Gazzetta dello Sport.

La investigación abierta trata de esclarecer quién fue el responsable de la caída de la estrella italiana. Si bien el causante último de la caída de Vincenzo Nibali fue el espectador que lo tiró al suelo, tanto el ciclista como su escuadra, el Bahrain, consideran que ASO, empresa organizadora del Tour de Francia, debería ser considerada responsable del incidente por no adoptar las medidas de seguridad pertinentes durante la ascensión a la cumbre. La subida a Alpe d’Huez fue muy criticada por el descontrol existente.

El humo de las numerosas bengalas y el comportamiento de muchos aficionados convirtieron Alpe d’Huez en una ascensión caótica. Ese aspecto, el de la falta de previsión y control, es el que esgrime el corredor. Para ello, su abogado presentó numeroso material gráfico que señala a la mala organización del Tour de Francia en Alpe d’Huez. La caída de Nibali supuso un golpe duro para el corredor y su formación porque el Bahrain estima que “entre el 60 y el 70% de la visibilidad de la marca del equipo iba a ser fruto de un exitoso Tour”.