río de janeiro (Brasil) - El Flamengo, el equipo más popular de Brasil, vivió ayer la peor tragedia en sus 123 años de historia con el incendio que mató a varios jugadores de la cantera, una de las más prestigiosas del país y, en total, a diez personas además de tres heridos graves.

Las llamas consumieron por completo un alojamiento del llamado Ninho do Urubu, el centro de entrenamiento del Flamengo, situado en la zona oeste de Río de Janeiro, donde dormían jóvenes de la base menores de 18 años de edad.

Las autoridades brasileñas confirmaron hasta el momento diez muertos y tres jóvenes heridos, dos de ellos “estables” y el otro en “estado gravísimo”, con quemaduras de tercer grado en el 30% de su cuerpo.

“Estamos todos consternados. Ciertamente es la mayor tragedia por la que el club pasó en 123 años. Lo más importante es dedicarse a intentar minimizar el sufrimiento de esas familias. Una tristeza enorme, gracias a todos y pido disculpas”, dijo el presidente del club, Rodolfo Landim.

Considerado el equipo del país con mayor número de aficionados, el Flamengo es una potencia mundial en formar jóvenes promesas a través de un programa de formación completo y con equipamientos punteros, que le convierten en una referencia internacional y le han permitido tener unas cuentas más que saneadas.

El suceso se produjo alrededor de las 05.00 hora local de ayer. Los equipos de bomberos que acudieron al lugar consiguieron extinguir el incendio unas dos horas después y posteriormente trabajaron para evitar nuevos focos. Por el momento, se desconoce el motivo del desastre.

Familiares de los jóvenes se concentraron a las puertas de la ciudad deportiva flamenguista para obtener informaciones sobre el paradero de sus seres queridos. Varios de ellos formaron un círculo y rezaron.

El gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, decretó tres días de luto oficial por las víctimas de este incendio, que ocurre dos años y dos meses después del accidente aéreo ocurrido en Colombia que acabó con la vida de casi toda la plantilla del modesto Chapecoense. - Efe