donostia - Roberto Olabe analizó la actualidad del equipo mes y medio después de su última comparecencia en la surrealista presentación de Imanol. Lo hizo con viento a favor, cuando ya hace dos semanas desde el cierre de mercado y el equipo ha remontado el vuelo, y se mostró optimista y ambicioso para el sprint final del curso: “Estoy muy ilusionado, más allá de objetivos. No hay que ser conformistas con lo que está pasando y quedarnos solo con lo bueno. Veo margen de progreso y estamos en un momento en el que no nos podemos conformar. Está siendo un equipo irregular, pero estamos ahora más por la labor de pasar por el proceso de cómo llegar a los resultados. Hay días que mejor y otros que peor. Me gustaría repetir más ratos como la primera parte ante el Valencia, el derbi o el Espanyol que otros peores. La preocupación de dentro va por ahí, qué pasa cuando el rival es mejor que tú. Estoy esperanzado en lo que queda”.

Trece días después, un responsable del club explicó las incorporaciones de Sagnan y el meta Ramírez: “Responden a tratar de adelantarnos al mercado con jugadores que tengan cualidades que son las que necesitamos. Estamos trabajando ahora pensando en las líneas de sucesión. Ninguno viene a tapar la línea de sucesión ni relevo generacional. Sagnan es un chico rápido con unas cualidades que no tenemos ahora. Nos cuesta encontrar velocidad y determinados perfiles. Viene para la temporada que viene y como gestión de la próxima plantilla. Moisés lo teníamos cerrado hace meses. Queremos conocerlo, por eso viene como cesión y habrá menos tiempo para valorarlo porque se irá al Mundial (sub’20), pero es un chico con potencial”.

El director de fútbol no le dio excesiva importancia a las críticas a su megaproyecto: “Me preocupa una cosa y la he comentado, que es que yo genero lo que es obvio que genero. No soy el más social ni el más hábil en la socialización. No sé si los cambios han llegado. Estamos en un proceso dentro del cambio y cambiar siempre es complicado, es exponerse, estar incómodos. Y hay que estar dispuestos a ellos. Ese estado positivo de ilusión y esperanza es por lo que estoy viendo. Sobre mi relación con el micrófono, no sé si es importante. No me gustaría que me utilicen como arma arrojadiza contra nadie. Y me importa que las personas cercanas al proyecto no sufran la crítica en base a mí. Eso es lo que me preocupa”.

El alavés reconoció que han preguntado por realistas en enero: “Ha sido un mercado que ha afectado más a cambios en el filial para que sigan su carrera en otro lugar. Hay una cosa que me preocupa: me gustaría que los canteranos fueran de la Real siempre. Y que sientan los que salen cedidos que si en un momento la Real no tiene un sitio para ellos no piensen que en un futuro no lo puedan tener. Tenemos buenos jugadores. Han preguntado por muchos de ellos”.

Con Álex Remiro no quiso líos y acabó desmintiendo que hayan mantenido contactos. El tiempo dará o quitará razones: “Mi mirada está más relacionada con lo que somos hoy que con otra cosa, con Zubiaurre, con Agirre, con el compromiso de Moyá, con el rendimiento de Gero (Rulli). Conozco a Remiro desde que era cadete. Más allá no te puedo decir nada. ¿Contactos? Nada de nada. Le conozco desde que salió de su pueblo y jugaba con Euskadi. Le he visto jugar más entonces que ahora”. Entre otras cosas, porque no ha disputado ni un minuto en esta Liga.

Sus refuerzos no están triunfando por ahora: “Son un recurso y vienen por ese tiempo de relevo generacional o por otras cosas. A nivel de rendimiento no solo hay que hablar de los tres que llegaron, sino de los seis contando los que han subido. Hay una cosa que me parece extraordinaria y es cómo se han adaptado. No hay nadie más que ellos que quieran hacerlo lo mejor posible, y de aquí al final espero que nos puedan dar más”. Tuvo que incidir en Sandro: “Cuando llegó tenía algo en la cabeza y se encuentra con algo diferente. Yo a Sandro quiero transmitirle calma. Quiero que meta el primer gol, pero el quinto no va a venir antes del primero”.

El tema que más claro trató fue la salida de Garitano. Esta vez sí: “Buscábamos un perfil de alguien que conociera el contexto de la competición, que tuviera personalidad y desde el club ahondar en el modelo de juego. No nos conformarnos con el modelo de juego sino ir más allá. La decisión fue tan dolorosa como necesaria. A día de hoy, no hay mejor entrenador ni guía para esta generación como Imanol. No para de crecer en todos los sentidos. Fue tan doloroso en lo personal como necesaria en el momento que estábamos pasando. No lográbamos ni un rendimiento colectivo, ni a nivel individual estábamos creciendo. Estoy esperanzado con lo que veo, y con la sensación de estar construyendo algo vivo. Asumo la decisión con autocrítica”.

Olabe defendió la actuación del plantel este curso: “Me llama la atención que en el día a día el jugador le ha dicho al entrenador lo que pensaba, y el entrenador al jugador. Una comunicación cercana y sincera. He estado años en vestuarios y nunca he vivido una situación en la que se le quiera hacer la cama al entrenador. En el momento en el que más tranquilo he estado es cuando ha optado por un jugador u otro, y este ha estado dando un rendimiento”. Olabe es así.