Hay amenazas que acongojan de verdad, otras que preocupan, otras que son inofensivas y, en lo más bajo del escalafón, la ridícula de Florentino Pérez a Sergio Ramos tras la debacle ante el Ajax. Si le hubiera amenazado con romperle las piernas, el jugador se habría asustado de verdad, que de los métodos mafiosos del tito Flo cabe esperar cualquier cosa; pero la amenaza de despedirle es un chiste. Y no porque Sergio Ramos sea ya multimillonario, sino porque, con carta de libertad -es decir, sin que haya que pagar cláusula ni traspaso-, iba a montar una subasta entre los grandes de Europa que ríete de las de Christie’s o Sotheby’s, porque pese a que van pasando los años sigue siendo uno de los mejores del mundo en su puesto. El capo está al borde de un ataque de nervios, y no va a ayudar mucho que en el Bernabéu ya se grite abiertamente “¡Florentino, dimisión!”. A ver qué y a quién se lleva por delante cuando estalle.