pamplona - José Antonio Vicuña, Kibu, llegará el 26 de junio a Calcuta con un segundo entrenador polaco y un preparador físico sudafricano. El fútbol es global y está encantado de vivirlo así.

¿Cómo surge la oportunidad de ir a entrenar a un equipo indio?

-Después de estar en Lituania, en el Trakai, y en Polonia, en el Wisla Plock, dos equipos de Primera División, me llamó un agente griego y me comentó que conocía mi trayectoria, que había visto algún entrenamiento y que si quería que me mirara equipo en Asia. Le dije que bien, un tanto escéptico. Coincidió que al mismo tiempo contactaron conmigo desde un equipo de Primera de Croacia y otro de Lituania. Pero se concretó la oferta del equipo indio y acepté.

¿Por qué?

-Me gustó lo que me propusieron, todo lo que leí del equipo, que aspire a lo máximo en la Liga, que sea el más antiguo de la India (1886) y el que más aficionados tiene. Me gustó que me quisieran a mí y poder vivir no sólo una experiencia profesional interesante, sino también personal. Una cultura distinta, un continente diferente... Poder conocer otra manera de ver el fútbol y de vivir. Estoy deseando ir.

¿Cómo es la Liga en la India?

-Hay dos Ligas paralelas, una es la Superliga y la otra es la Primera División, que es en la que está el Mohun Bagan y es la que da opción a disputar la Champions de Asia. La FIFA quiere obligarles a hacer una única Liga. La Liga empieza en octubre. Pero empezamos la pretemporada el 1 de julio porque antes disputamos la Liga de Calcuta. Arranca el 10 de agosto.

¿Qué objetivos le piden?

-El equipo quedó quinto la temporada pasada, pero aspiran a ganar la Liga de la India, la Liga de Calcuta, la Supercopa entre las dos Ligas que hay... Quieren ganarlo todo. Hay dos o tres equipos con parecido perfil y presupuesto y a ese grupo pertenece el Mohun Bagan.

¿Llega con la plantilla ya hecha?

-Allí pueden jugar sólo cinco jugadores extranjeros. Me han dado carta blanca para fichar. Por ahora hemos fichado a Fran Morante, un central que ha jugado en Segunda B, pero quiero ver al equipo en vivo.

¿La Liga se adapta a las altas temperaturas del país?

-En mayo en Calcuta tenían 38 grados y sensación térmica de 48. Eso va a condicionar los horarios de los entrenamientos, que por la mañana suelen ser a las 6.00 o 7.00 de la mañana o cuando se pone el sol, e incluso la forma de jugar. Yo vengo de entrenar en Polonia y Lituania, que en enero estábamos a 20 grados bajo cero, así que va a haber una diferencia de más de 50 grados.

¿Qué nivel tiene el fútbol indio?

-Lógicamente es más bajo que el de España. El ranking de la selección india es más bajo (el 97º) que Japón, Corea, Arabia, Irán... Pero están invirtiendo mucho en los últimos años, hay mucho técnico extranjero y quieren crecer. Nuestro máximo rival en la Liga está entrenado por un ex del Real Madrid B y Ponferradina, Alejandro Menéndez. Y también hay mucho entrenador extranjero en el fútbol base.

El entrenador español está muy bien valorado.

-Sí, pero no sólo en la India, sino en todo el mundo. Desde que España ganó dos Eurocopas y un Mundial, el fútbol español es un referente. A España llegaban muchos técnicos extranjeros a ver entrenamientos. Cuando sales te das cuenta de que el técnico español está mejor preparado. En España, además de los exámenes, tienes la oportunidad de seguir formándote: máster de coaching deportivo, máster de scouting y análisis táctico, máster de preparación física... Se puede decir que el jugador español está mejor preparado, porque la metodología de los entrenamientos ha sido mejor desde la base que en la mayoría de los países del mundo, y el técnico español también. España está consiguiendo títulos en fútbol masculino y femenino en categorías inferiores y nos envidian en ese sentido. Eso es gracias a esos técnicos que trabajan en el fútbol base y enriquece a todo el fútbol español.

A la posibilidad de formarse, hay que sumar la inquietud personal de cada uno y en su caso ha sido claro.

-Sí. Desde que estaba en la carrera me fui sacando los títulos y he asistido a todo los máster que he podido. En 2011, cuando estaba con Jan (Urban), nos apuntamos a un máster de coaching deportivo en Bilbao y veníamos desde Polonia una vez al mes. Y cuando he estado sin entrenar, siempre he intentado ir formándome. En el último, de scouting y análisis táctico, no lo pude terminar porque me llamaron para entrenar en Lituania. Un día me vine desde Lituania, pero después se me hizo imposible, por partidos o porque no son fáciles las comunicaciones. También estoy colaborando con la Federación Navarra y doy clases en el Nivel 2 de entrenador. Aprendes de todos. Para mí la formación continua es clave, como lo son las redes sociales y los idiomas. Y no sólo si quieres entrenar fuera. También si quieres entrenar aquí, porque los vestuarios son multiculturales. Mínimo tienes que hablar inglés. En el último vestuario en el que he estado había 11 nacionalidades diferentes: uno de Georgia, un alemán, un uruguayo, un español, un bosnio, un serbio, polacos, un brasileño, un portugués... Si sabes expresarte en su idioma, tienes más posibilidad de llegar al jugador. En la traducción se quedan cosas por el camino. Yo hablo inglés, polaco y castellano y entiendo el euskera, porque de pequeño en mi casa se hablaba. Es una satisfacción dar una charla en el vestuario en tres idiomas, o incluso en las ruedas de prensa. En Calcuta hablan bengalí e hindú, pero saben inglés.

Cuando fichan a un entrenador español, ¿buscan un estilo de juego?

-Sí, un estilo combinativo, de jugar desde atrás... El equipo que ha ganado la Liga en la India juega así y eso es lo que quieren. De los cinco fichajes, quieren que tres sean españoles.

¿Cómo fue ese paso de segundo a primer entrenador?

-Cuando estaba en el Slask Wroclaw con Jan (Urban), le comenté que me apetecería, si surgía la oportunidad, coger un equipo. Con Jan he tenido mucha suerte, porque, más allá de lo profesional, he coincidido con un buen entrenador y una buena persona. Yo tenía la inquietud de volver a ser primer entrenador, que había sido en regional y en juveniles. Jan lo aceptó y me ayudó. Cuando salimos de Wroclaw, me llamaron del Trakai de Lituania. La ciudad, Vilna, me encantó, con mucha vida y un fútbol muy por desarrollar. Jugamos clasificatorias de competición europea y pasamos dos eliminatorias, en Gales y en Kazajistán. Nos eliminó el Partizan de Belgrado, de Miroslav Djukic, exjugador del Dépor. El seleccionador de Lituania era Jankauskas y nos animaba a entrenar allí. De ahí me fichó el Wisla Plock. Los resultados no fueron tan bien, pero la experiencia fue muy enriquecedora.

¿Se siente cómodo como primer entrenador?

-Sí, pero ahora tienes que manejar muchas cosas. No sólo entrenar, sino que el primer entrenador se encarga de la salsa rosa del fútbol: medios de comunicación, directivos, problemas personales de jugadores, relación con el resto del club, manejar el cuerpo técnico para que cada uno tenga su espacio y no haya rencillas... No es fácil, pero es bonito. Noto que tengo menos tiempo para el fútbol, para analizar rivales, pero para eso tienes gente en la que delegar.

¿Qué importancia tiene el entrenador en un equipo?

-Los entrenadores a veces nos damos mucha importancia. Conforme llevas años entrenando, la experiencia va hacia arriba y el ego va hacia abajo. Creo que llega un momento en el que tienes que estar ahí, al servicio de los futbolistas, que son los que juegan.

¿Mantiene contacto con Pamplona?

-Sí, vengo porque me gusta ver a la familia, estar con los amigos. La gente aquí me mira como con pena de que siga fuera, pero yo estoy encantado. Cuando sales te das cuenta de que hay mucho más fútbol y me apetece vivir experiencias profesionales y personales. Conocer la India desde dentro me parece una oportunidad muy buena. A mí me llama la atención trabajar en Australia, Japón y Estados Unidos, su fútbol, vivir allí, trabajar con la gente de allí. He estado viendo con un scout del Eibar el Mundial sub-20 en Polonia. Me ha gustado EEUU, Nueva Zelanda, Corea del Sur,... En muchos países se está progresando mucho, y en esos países igual puedo aportar más. Me parecen ligas interesantes y me atrae vivir allí. Es fútbol y es experiencia vital.

¿Cómo concilia su vida personal con la profesional?

-No es fácil. Mi pareja dejó dos trabajos para seguir mi ritmo. No me siento bien. Ella ahora trabaja para la Liga española en Polonia, Ucrania y los Países Bálticos. Iremos juntos a Calcuta, pero en principio quiero que vuelva a Varsovia. Somos un poco nómadas. No sé ni la de traslados de casa que llevamos. Es nuestra vida y lo llevamos con naturalidad. Me siento muy apoyado y para mí es importante que ella se sienta a gusto.

¿Qué contesta cuando le preguntan dónde vive?

-Vivo donde tengo trabajo. En Polonia me siento muy bien, tengo a la familia de mi pareja, mi vida social... Aquí también, porque tengo mi familia, mis amigos, mi cultura, mi vida... Pero no tengo esa necesidad de volver. Me preguntan si quiero volver, pero no es mi objetivo. Si me llaman y vuelvo, encantado, pero no es mi objetivo. Echo en falta a mi familia, a mis padres, que ya son mayores, pero me encuentro bien donde estoy. Espero que en Calcuta sea también así. Es importante la actitud con la que vas a los sitios y estoy muy abierto. Y aprendí de Jan que allá donde vas, tienes que dejar las puertas abiertas. Hay que saber salir bien.

¿Mantiene relación con Jan Urban?

-Sí, hace dos semanas jugamos a tenis en Varsovia. Hablamos mucho y me apoya. Ha tenido ofertas para entrenar, pero quiere descansar y recuperar la pasión de entrenar.

¿Ha sido su padre futbolístico?

-Totalmente. Siempre le estaré muy agradecido, porque me dio la oportunidad de entrar en el fútbol profesional. Los que no hemos sido futbolistas profesionales tenemos más dificultad para entrar en el fútbol profesional. Hemos estado once años juntos en cinco equipos. Espero que vuelva a entrenar y seguro que le irá bien.

¿Sigue a todos sus exequipos?

-Por supuesto, y a muchos de los exjugadores. Eso es lo bonito. El otro día mandé un mensaje a César Azpilicueta y a Nacho Monreal, porque coincidí con ellos cuando los entrenaba en la Liga Nacional juvenil de Osasuna... Es lo que queda.

¿Y cómo ha visto a Osasuna?

-Hay comunión entre lo que el equipo ofrece, los resultados, que son inmejorables, el aficionado se siente identificado, el entrenador, que se adapta a la cultura del club y saca el máximo rendimiento a los jugadores... Tiene mucho mérito subir a Primera con gente de casa. El año que viene tiene que ser para disfrutar de estar en la máxima categoría, sin perder la idiosincrasia de Osasuna. Se tendrá que reforzar, pero sin perder de vista a la gente de casa. Siempre salen jugadores. Mira Javi Martínez, Nacho Monreal, César Azpilicueta, Raúl García, Mikel Merino, Álex Berenguer...