Pamplona - “Nací en Pamplona y hasta los 7 años viví en Berriozar, pero soy de Garínoain”, dice orgulloso Jon Moncayola, feliz porque ha puesto a su pueblo en el mapa. “La gente está muy contenta, incluso hay abuelillos y abuelillas que no les gusta el fútbol, pero que ahora leen el periódico y ven algún partido porque juega el de Garínoain, y eso también me alegra”, revela. “Cuando juega Osasuna, en la sociedad del pueblo se monta una buena fiesta. Llevan un par de pancartas, bufandas y suele haber buen ambientico. Además hay una peña, Valdorba Gorria, y sus socios suben a El Sadar a ver los partidos, así que nunca estoy solo”, cuenta con un sonrisa.

A Moncayola le gusta el fútbol, por supuesto, pero también tiene afición a otros deportes. “Cuando puedo, juego a tenis”, dice antes de admitir que otras de sus aficiones son “estar con los amigos, hacer alguna cena tranquila con ellos de vez en cuando e ir al cine”. “Aficiones de joven”, explica, como la de ir a los toros en San Fermín. “Mi padre es socio de la Peña Los de Bronce y no suelo tener problemas para conseguir entradas. Yo también era socio, pero me borré porque estando en el pueblo no iba tanto”, reconoce, aunque matizando que, “si algún día le tengo que tomar el relevo a mi padre, lo haré sin problemas”.

El canterano rojillo cursa en la actualidad un Grado Superior de Administración y Finanzas en Donapea porque sabe que “el fútbol no es para siempre” y desvela que no tiene ningún tatuaje, detalle inusual en el vestuario de Osasuna: “Casi todos los compañeros tienen, pero de momento no tengo pensado hacerme ninguno porque creo que para llevar un tatuaje tiene que ser algo que me marque mucho”.

Lo que sí le ha marcado a Moncayola es el apoyo de sus padres y sus amigos, a los que dedica su debut con el primer equipo. “Va para ellos porque han estado siempre a mi lado, sobre todo en los malos momentos”. - J.L.