on mi hijo subido a la lámpara y con mi hija hablando con un pez que ya no existe, me siento hoy enfrente de este ordenador para escribir un ratito sobre fútbol. Puede parecer que hoy será difícil contar algo sobre ese balón que ya no rueda, pero€ de eso nada, monada. La situación que nos está tocando vivir a todos y a todas, además de complicada a diferentes niveles, es sobre todo nueva y la adaptación a dicha situación se me antoja individual por muy en casa que estemos. Nos costó un poquito entender que había que estar en casa, pero una vez ganado ese partido nos toca jugar el siguiente.

El mundo del fútbol, que, como todos, ha sufrido y está sufriendo un varapalo importante, está claro que ha pasado a segundo plano, a tercero o a donde ustedes lo quieran poner. De ser portada y, sobre todo, de ser el tema de conversación de miles y miles de personas, a no tener ya ni un minuto de gloria, como mucho de pena. Nuestro deporte preferido también se ha metido en casa, también tendrá su puerta cerrada el tiempo que haga falta, pero que nadie se piense que estamos ni siquiera dormidos, estamos más despiertos que nunca y con ganas de pegarle un chute a ese virus para no verlo nunca más.

Me consta que los entrenadores se están formando desde sus hogares para luego ser mejores, me consta que las aficiones salen también a sus balcones para cantar el himno de su equipo, me consta que las directivas de los clubes se rompen la cabeza para que la vuelta sea lo menos gravosa posible e incluso me consta también que en jardines, bajeras, cuartos de estar, cocinas o incluso pasillos se están jugando partidos que ya quisiera la UEFA. Por si esto fuera poco, el otro día vi que un árbitro incluso se ofrecía en una red social para que lo insultaran, la gente cogió el mensaje a la primera y llenó su muro de felicitaciones porque el mundo del fútbol sabe que ahora con poco se hace mucho. Enhorabuena a todos, y sobre todo a esos niños y mayores que con un rollito de papel higiénico y 15 segundos de vídeo están haciendo que el fútbol esté más vivo que nunca. A los demás, muchas gracias y mucha fuerza. Volveremos.

El autor es técnico deportivo superior