- Aunque no hay actividad en los campos de entrenamiento de las instalaciones de Tajonar ni tampoco sobre el tapete de El Sadar, un parón motivado por el estado de alarma decretado por el Gobierno de Pedro Sánchez en un intento por paliar la pandemia de coronavirus, lo cierto es que los componentes del equipo de jardinería de Osasuna trabajan estos días en el mantenimiento del césped de ambas instalaciones.

Lo hacen con precaución y con la incertidumbre de no saber cuándo volverá a haber competición, y también con dudas sobre el plan que había tejido el club para afrontar a final del presente ejercicio, es decir, en verano, la renovación del drenaje y la hierba del estadio, cuestiones ambas que quedan ahora en el aire.

"El césped no sabe de virus, pero sí de hongos", resume con gracia Juan Carlos Sanz, el jardinero de El Sadar. El greenkeeper. "Tenemos una incertidumbre total, pero vamos a pensar que se va a jugar en algún momento y por eso tenemos que mantener el campo en condiciones", añade, y explica cómo está organizado su trabajo en estos días de confinamiento obligado para casi todos: "De Tajonar se encarga normalmente un equipo de cinco personas, pero una está de baja ahora, y el trabajo se lo reparten entre el resto, aunque de forma alterna, para no coincidir, porque en el club nos han recomendado que no estemos muchos ni mucho tiempo. Y de El Sadar me estoy ocupando yo, porque hay otro compañero de baja y otro que tiene en casa una persona de grupo de riesgo".

Revela Juan Carlos Sanz que, en su caso, acude al estadio "tres o cuatro días a la semana a cortar el césped y también me encargo del riego, el abono, la eliminación de malas hierbas... Y el resto, en casa, que es donde debemos estar todos. Además, hemos bajado el ritmo y suelo estar entre cinco y seis horas", menos de lo habitual en un día normal de trabajo. Cuenta que le resulta raro cumplir con sus tareas en solitario: "De normal siempre suele haber bastante ajetreo en las oficinas, pero ahora solo saludo al guardia de seguridad de las obras que hay en el estadio y a algún operario, aunque guardando las distancias".

Por sacar algo positivo a todo este asunto, el greenkeeper de Osasuna resalta que "el césped agradece que no haya actividad porque así se le reduce el estrés", aunque lamenta los motivos. Y es que la suspensión sine die del fútbol profesional también trastoca otros planes de futuro que manejaba el club con el césped del estadio. "Había intención de cambiar el drenaje y el sistema de riego, así como sustituir el césped por otro más moderno, cuando terminara la temporada, pero ahora también tenemos incertidumbre con eso", explica. "Habrá que buscar fechas para todo y no sé si va a haber". Y es que ahora no se sabe cuándo acabará la temporada, ni si terminará, ni tampoco cuándo empezará la siguiente.

"Tenemos que mantener el campo en condiciones porque no sabemos cuándo se va a jugar"

'Greenkeeper' de Osasuna