ivo a menos de 100 metros de la Residencia San Jerónimo de Estella. No sé ni la de años que llevo pasando por su puerta, siempre abierta. Estos días un puñado de héroes ha decidido cerrar esa puerta por adentro y hacer de dicha residencia una vivienda para jóvenes y mayores hasta que esta tormenta pase de verdad.

Los medios y redes sociales se han hecho eco y no es para menos. El cuidado a nuestras abuelas y abuelos llega ahí adentro a su máxima expresión y en Tierra Estella la bandera de la solidaridad luce bien arriba.

En mi vida calculo que habré visto más de 2.000 partidos de fútbol en el campo. Creo que en todos y en cada uno de ellos alguna persona mayor habrá sido parte de los espectadores y les aseguro que he estado en partidos que no veía ni el Tato. Desde cualquier partido de Primera División, hasta cualquier partido de benjamines encuentra en su grada esa persona mayor que disfruta de lo lindo viendo a los jóvenes pelear como jabatos.

Seguro que tienen en su mente alguno, aquella señora que es socia de un club desde que nadie sabe cuándo, hasta ese abuelo que cada vez que su nieto tiene partido es como si él se pusiera las botas. Los que se ponen detrás de la portería porque su nieto es portero. Los que se recorren el campo tres veces cada vez que juega la nieta. Los que no habían visto un partido en su vida y ahora lo viven como nadie. Los que se ponen el chándal de los domingos y han cambiado su misa por su partido. Los que jubilados cuidan esos campos de Dios como si fuera su casa. E incluso los que desde sus casas o desde sus residencias siguen viviendo el fútbol como cuando fueron jóvenes o más.

Algunos de ellos se están marchando estos días y otros se refugian de la tormenta como buenamente pueden. Entre todos es el momento ahora de luchar por ellos para que en nuestros partidos de fútbol nunca nos falten. Mientras haya héroes como los de San Jerónimo y muchos más, se les puede seguir gritando… ¡VOLVEREIS!

El autor es técnico deportivo superior