En un párrafo

i todavía queda por ahí algún incauto osasunista que vería con buenos ojos que el club se transformara en sociedad anónima, que lea esta noticia: el Monarcas de México ha decidido cambiar su sede de Morelia a Mazatlán, a 800 kilómetros, y lo ha hecho sin debate alguno, hasta el punto de que los aficionados se han enterado por las redes sociales. Es algo muy común en el fútbol mexicano, que a su vez lo copia del deporte profesional de Estados Unidos, donde varios clubes de fútbol americano, baloncesto o hockey sobre hielo han hecho este tipo de mudanza. Como lo de “el balón es mío y me lo llevo”, pero con un club entero. Es estar un día celebrando la permanencia, o un título, y al día siguiente haber desaparecido. El ejemplo más reciente en el fútbol español fue el del Getafe, que amenazó con irse por una discusión con el ayuntamiento. No llegó la sangre al río, pero podría haber sucedido.