ada nuevo, lo de siempre desde que el fútbol es fútbol, la persecución. Según avanzan las temporadas, cuando llega febrero y en todas las categorías. Antes eran sólo los árbitros ahora se suma el VAR, leña.

He pensado bastante antes de escribir este artículo y aún no sé si decidiré publicarlo, no me gusta molestar, con el tiempo me vuelvo más prudente, pero leo que el presidente de un equipo a bastantes kilómetros de aquí se queja de la persecución, en este caso del VAR, dice aquello de que nunca protesta, de que no se puede hablar, de que la libertad, de que siempre van contra ellos, lo dicho nada nuevo, lo mismo dicen, curiosamente, los dos grandes de la Liga, toma ya, y muchos otros, casi todos. La novedad es que en este caso se suma al coro el señor alcalde de la ciudad, sí, Ilustrísimo señor, o así.

Un alcalde debería entender más a los árbitros porque él se pasa el tiempo “arbitrando”, pero éste debe considerar rentable ejercer de corifeo. Seguro que tiene controlada la limpieza, el urbanismo, los impuestos, el tráfico, los funcionarios y hasta el nombre del estadio que también en eso interviene y ha decidido dedicar su tiempo a arremeter contra el VAR, que de todo sabe. A ver si cunde el ejemplo y todos los alcaldes… Espero que no, por favor.

Claro que los árbitros se equivocan y no me cabe duda de que el protocolo del VAR es mejorable y mejorará, pero lo que es matemáticamente imposible es que perjudique a todos. ¿Dónde están los beneficiados? Porque si algo es seguro en el fútbol es que cuando un error perjudica a un equipo es porque beneficia a otro, ¿o no? Pero nunca ninguno sale a decir que a él le va bien, no, eso no.

Sé que es predicar en el desierto pero voy a volver sobre un terreno trillado: si cada uno nos dedicamos a lo nuestro, las cosas funcionarán mejor. Por supuesto que cabe la crítica mesurada y la opinión personal, pero si los jugadores se dedican a jugar, los técnicos a dirigir sus equipos, los presidentes a gestionar y los señores y señoras alcaldes a mejorar la vida cotidiana de sus conciudadanos aplicando aquello de zapatero a tus zapatos, pues puede que haya menos problemas. No podremos, eso sí, desviar la atención de nuestros fallos, es lo que tiene ser serio y riguroso, se queda uno sin el chivo ese, el expiatorio.

Sí, sí, que sí, el VAR debe mejorar o desaparecer o lo que quieran los clubes que finalmente son los que mandan, no nos engañemos, este invento lo controlan los mismos que lo critican. Con perdón.

El autor es responsable de Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol