Escocia quiere confiar su gol en la Eurocopa y sus esperanzas de alcanzar por primera vez la fase de eliminatorias a un jugador con nombre de guerrillero. “El Ché Guevara salía en las noticias cuando estaba a punto de nacer, a mi madre le gustó el nombre y de ahí viene todo. No es nada especial”, comenta Ché Zach Everton Fred Adams (Leicester, 13 de julio de 1996), que cumplirá años el día anterior a la final del torneo. Juega con Escocia gracias a un abuelo escocés porque Adams fue internacional con las categorías de formación de Inglaterra y también cuenta con nacionalidad de Antigua y Barbuda, que también quiso reclutarle para su selección absoluta.

Ché Adams, el primer jugador de raza negra en jugar con Escocia, ha marcado esta temporada 18 goles con el Southampton y ha contribuido al regreso del equipo a la Premier. Pero su futuro, probablemente, no estará con los Saints ya que tiene ofertas del Wolwerhampton, el Everton e incluso de fuera de Gran Bretaña. Sin embargo, su presente está enfocado a su segunda Eurocopa. De la anterior en 2021 no guarda un buen recuerdo ya que Escocia fue eliminada en la primera fase y él tuvo que pasar un periodo de aislamiento previo por culpa del covid. Ahora está convencido de las posibilidades de su selección, que hoy debuta en el partido inaugural ante la anfitriona Alemania y luego se medirá a Suiza y Hungría. “Tenemos que enfocarnos partido a partido porque creo que podemos alcanzar el segundo puesto”, afirma.

Ché Zach Everton Fred Adams, segundo por la izquierda, toca el balón en un entrenamiento de Escocia. Europa Press

El delantero de Escocia recibe ahora la recompensa a todo el trabajo que ha invertido para progresar en el fútbol. En una entrevista a The Guardian, recordaba que su sueño era jugar en el Leicester City, el equipo de su ciudad natal, y de los sucesivos rechazos que sufrió en cada prueba que pasaba; de los siete años que pasó en el Coventry hasta que también fue cortado con 14 años; y de un paso decisivo para él que fue ingresar en el Ilkeston, un club de la séptima división inglesa, que le ofrecía unas buenas condiciones de entrenamiento, un sueldo de 75 libras por partido y la posibilidad de cursar estudios universitarios, aunque le obligaba a hacer largos desplazamientos para llegar a los campos de entrenamiento. “Allí me di cuenta de los sacrificios que hay que hacer para llegar a la élite”, explica.

Adams, junto a otros compañeros, en un mural en Glasgow. EFE / EP

Entre esos sacrificios estaban los partidos, que Ché Adams jugaba con y contra jugadores de mucha más edad. “El reto era aceptar cuánto de fuertes iban a ser las patadas que recibías. No podía hacer mucho porque ellos eran mayores que yo y el árbitro solía estar muy lejos de la acción o en la otra punta del campo”, recuerda. Esa etapa le permitió endurecerse, como tuvo que hacer en su infancia en Thurnby Lodge, y su calidad no pasó desapercibida. Primero, le fichó el Sheffield United a cambio de 135.000 libras, por mediación de Nigel Clough, hijo del mítico Brian Clough, y luego el Birmingham City pagó 2 millones de libras para ficharlo.

Los seguidores de los Blues le llamaban Chelé y se le llegó a comparar con el Ronaldo Nazario tardío en su última campaña, la 2018-19, en la que anotó 22 goles. De ahí saltó al Southampton, al que ha devuelto a la Premier. Ahora espera destacar en la Eurocopa, y es que Ché Adams, jugador veloz, fuerte y directo, acepta que puede tener alma de guerrillero, no solo el nombre.