Nagore Marcos

pAMPLONA - Mientras que el estadounidense Mick Dierdoff era engullido por la afición después de su victoria en el Campeonato Mundial de Snowboarder Cross, Lucas Eguibar estaba tendido en el suelo, unos metros más allá de la línea de meta. El donostiarra había acabado la carrera final besando la nieve y parecía no querer levantarse de ella. Había sido cuarto, se había quedado con la miel en los labios. Estaba fuera de las medallas. Y no quería levantarse. Porque una cuarta posición mundial es muy meritoria, pero, sin embargo, en esos momentos, a Eguibar le resultó insuficiente. Le supo a poco porque había volado, había sido un cohete que comenzó la manga en primer lugar, tras superar con solvencia una salida muy técnica. En la primera curva le traicionaron los nervios al ver a los rivales tan cerca y quedó relegado a la tercera plaza. Pero a escasas milésimas de Dierdoff y el austríaco Hanno Douschan -medalla de plata-. Mantuvo su rápido juego de piernas e impidió que los rivales se marcharan demasiado lejos. Fue su sombra. E incluso en algunos metros paladeó la segunda posición.

Todos podían ganar. Todos podían perder. Y la derrota cayó del lado de Eguibar. Y es que, al comienzo del tercer tramo del recorrido, el donostiarra empezó a inquietarse porque el líder estadounidense se distanciaba demasiado y, además, el italiano Emanuel Perathoner empezaba a ganarle la partida por el bronce. Por eso, en el último descenso, se vio fuera de las medallas y echó el resto. Intentó un salto que terminó por condenarle puesto que se desestabilizó y tocó a Perathoner, entregándole la última presea, la de bronce. Cayó al suelo y entró en meta en pleno aterrizaje.

Así pues, la final del Mundial que se celebró en la estación estadounidense de Solitude fue muy cruel con Eguibar, quien, dos años después de la medalla de plata conseguida en el Campeonato de Mundo de Sierra Nevada, acabó relegado al peor lugar de la final. Sin embargo, el rider donostiarra no tiene mucho tiempo para lamerse las heridas puesto que el próximo fin de semana regresa la Copa del Mundo con la prueba en la localidad alemana de Feldberg. Y es que, a pesar de su último puesto en la manga final, Eguibar realizó un Mundial para enmarcar. No figuraba entre los principales favoritos, pero acabó convirtiéndose en uno de ellos por méritos propios.

impecable Comenzó los octavos de final enfilado. Su compañero, el ceutí Regino Hernández, medalla de bronce en los pasados Juegos Olímpicos, fue eliminado a las primeras de cambio; así que el donostiarra no se confió. Pasó como primero, con solvencia y dominando la bajada desde el principio. En cuartos, más de lo mismo. Eguibar estaba crecido y un nuevo liderato le llevó en volandas hasta las semifinales, donde tuvo que acudir a los jueces para pasar. Porque el rider vasco finalizó tercero, y por tanto eliminado, pero pidió la revisión de la carrera al reclamar que el canadiense Baptiste Brochu se había cruzado en su trayectoria, en una maniobra ilegal. Los jueces le dieron la razón y de esa manera se metió en la final con agridulce sabor. De esta forma, Eguibar acabó cuarto un Mundial en el que estuvo impecable hasta el final, cuando un salto le dejó a los pies del podio.