MADRID.- La selección española masculina intentará poner fin este sábado (11.30 horas/Teledeporte) a su larga espera y volver a conquistar un gran título, en este caso el oro mundial, en una final que se presenta apasionante como siempre que está delante Italia.

Casi dos décadas lleva el combinado nacional sin subir a lo más alto del podio. El Mundial de 2001 disputado en Fukuoka (Japón), donde reeditó el título de tres años antes en Perth (Australia) puso fin a una época dorada con el último gran éxito del waterpolo masculino, que espera romper su sequía ante un enemigo histórico.

Desde aquel éxito de los Jesús Rollán, Dani Ballart, Iván Pérez, Guillermo Molina y compañía en aguas japonesas, España sólo ha podido disputar dos finales de grandes citas y ambas perdidas: la mundialista de 2009 en Roma y la del año pasado en el Europeo de Barcelona.

Y las dos las conoce perfectamente David Martín, actual seleccionador y encargado de liderar el cambio que ha vivido el waterpolo masculino, hasta el año pasado a la sombra del auge del femenino. En Roma, como jugador, vivió la amarga derrota en los penaltis ante Serbia, sintiéndose "responsable" por no haber tomado la mejor decisión en un contragolpe decisivo; y el verano pasado, ya como técnico, sufrió otro revés ante los serbios.

Pero el exjugador ha cambiado la personalidad de un equipo que ha demostrado un gran carácter y un crecimiento para volver a codearse con las mejores selecciones del mundo. La plata del último torneo continental fue el primer paso de una confirmación culminada con esta final mundialista, sexta de la historia, y a la que ha llegado dejando por el camino a las poderosas Serbia y Croacia; fue con sendas exhibiciones defensivas, habiendo cosechado sólo la derrota ante Hungría en su segundo partido, desde entonces yendo a más.

Este bagaje se presenta como la mejor arma de una España solidaria y donde el relevo generacional ha inyectado nueva energía, aunque aún quede un veterano como el portero Daniel López-Pinedo, que a sus 38 años sigue ofreciendo sus servicios con mucha efectividad.

Y ser fuertes atrás será de nuevo clave para otro duelo de alta tensión con Italia, con la que existe una gran rivalidad histórica desde hace mucho tiempo con partidos tan recordados como la final olímpica de Barcelona'92 que se llevaron los italianos por 8-9 tras dos prórrogas.

El combinado de Alessandro Campagna juega su primera final mundialista desde 2011 después de un torneo en el que todavía no ha perdido después de mostrar nervios de acero en sus últimos cuatro partidos ante Japón, Alemania, Grecia y Hungría, todos ellos decididos por no más de dos goles.

A favor de los de David Martín está que se han impuesto en los dos últimos precedentes contra este rival, al que batieron en las semifinales del pasado Europeo (por 8-7) y este mismo año en la lucha por el tercer y cuarto puesto de la Europa Cup (9-7).