pamplona - La navarra Ana Llorens se ha convertido en una asidua de los Europeos y Mundiales de atletismo para veteranos, y su último éxito fue el bronce en 10.000 metros en el Europeo Máster. Pero la sorpresa fue verla hace diez días, en el Torneo Interclubes de gimnasia rítmica, formando parte del conjunto de Anaitasuna, el mismo en el que brilló en categorías inferiores y durante muchos años en Primera.

Una doble actividad que une a la del trabajo, la de la maternidad de un hijo nacido en 2017 y la de ser entrenadora de su marido, el patinador campeón del mundo y de Europa Ioseba Fernández. Y a la vista está que le da tiempo para todo.

¿Contenta después del triunfo conseguido hace diez días en el Torneo Interclubes de gimnasia rítmica?

-Sí, mucho, porque nos estaba costando competir bien. Estábamos entrenando bastante bien, pero en dos competiciones previas no habíamos sabido hacer el ejercicio como en el entrenamiento y por fin salieron las cosas. Solo con acabar y ver que nos habían salido bien ya estábamos contentas, no nos esperábamos ganar.

Está de vuelta en la gimnasia...

-Sí (se ríe), en el conjunto del año pasado hubo dos bajas: una chica lo quiso dejar definitivamente y otra se ha ido a estudiar a Madrid. Se quedaban cuatro gimnastas sin poder hacer conjunto y me pidieron a ver si podía y me apetecía. Y como no sé decir que no y es algo que he hecho toda la vida... Aunque hace tres años que lo dejé, nunca me fui del todo, porque seguía de entrenadora del grupo júnior en Anaitasuna. Y, sobre todo en campeonatos grandes, a veces pensaba: “¡Qué envidia!”. Así que les dije que, aunque ellas quisieran, hacía tres años que lo había dejado y no sabía si iba a poder estar bien físicamente, así que empecé de prueba y aquí estoy.

¿Qué es lo que más le ha costado de la vuelta a la rítmica?

-Los años que tengo y el tiempo que no he estado practicándola, porque la flexibilidad se pierde. Tampoco se recupera todo, pero puedo estar a la altura de lo que pide el código.

En gimnasia rítmica, la media de edad es muy inferior a la suya.

-Antes se dejaba de entrenar con 16 o 18 años, pero ahora se está alargando más y hay más gimnastas de entre 20 y 26 años compitiendo al máximo nivel. Pero, por supuesto que no hasta mi edad,

¿Ha notado falta de flexibilidad?

-Un poco, pero en gimnasia de conjunto el código nuevo es mucho más de aparato y técnica, y ahí llevo ventaja porque la experiencia me ayuda, y la flexibilidad importa menos.

Por tanto, individual no hace.

-No, creo que no estaría a la altura (se ríe).

¿Cómo hace para compaginar atletismo y gimnasia?

-Es complicado. Todas las noches hacemos un croquis de lo que tenemos que hacer al día siguiente: cuándo entreno, cuándo trabajo, cuando entrena Ioseba, cuidar a mi hijo... También intento controlar que si tengo una competición de gimnasia, que es más dura que el atletismo, ese día el entrenamiento de atletismo tiene que ser más suave, así que intento compaginar ambos entrenamientos.

Además de compaginar ambos deportes tiene un niño pequeño, trabaja como entrenadora de gimnasia en Anaitasuna y su marido Ioseba Fernández le considera su entrenadora. ¿Cómo lo hace?

-Con mucha organización y aprovechando cada minuto del día, todo esta planificado para no desaprovechar el tiempo. Es complicado, pero ser deportistas los dos nos ayuda a entendernos. Sabemos que no nos sobra el tiempo y que lo tenemos que aprovechar al máximo. Podemos hacer los dos lo que nos gusta y vivir ambos de ello, así que hay que aprovechar cada etapa de la vida.

¿Cuántas horas dedica a cada deporte?

-Al atletismo, una hora u hora y media al día, y los fines de semana un poco más, porque aprovecho los domingos, que no entreno en gimnasia. La gimnasia la entreno bastante justo, porque soy entrenadora del conjunto júnior así que dos horas los lunes, miércoles, jueves y sábados.

Todo el día haciendo deporte...

-Sí, cuando no estoy entrenando estoy trabajando como instructora de gimnasia o ayudando un poco a Ioseba. Pero es lo que nos gusta. Además nos sentimos unos privilegiados por ello.

¿Son la gimnasia rítmica y el atletismo deportes compatibles?

-No, no mucho. El tema muscular es diferente, cuanta más flexibilidad tienes es peor para el atletismo. En atletismo tienes que coger mucha fuerza y potencia. El punto a favor es que el atletismo ayuda porque en la gimnasia casi no me canso y me da un poco de tono y fuerza muscular para el atletismo por los saltos. No son deportes que se puedan unir. Lo estoy haciendo como algo excepcional, pero no para mucho tiempo.

¿Sólo va a compaginar ambos deportes esta temporada?

-Sí, es algo excepcional. Yo estaba centrada en atletismo y es lo que me gusta y me motiva bastante, pero llevo toda la vida haciendo rítmica y algo sentimental para mí. Pero ni por edad, ni por tiempo, ni físicamente es viable.

¿Después del Campeonato de España abandona la gimnasia?

-Sí, sí, ya solo me dedicaré al atletismo, a trabajar y a ayudar a Ioseba.

Además de practicar ambos deportes, ¿hace ejercicio en el gimnasio?

-Sí, ahora estoy otra vez con el grupo de entrenamiento de Ignacio Santamaría y le está dando bastante importancia al gimnasio y a hacer potencia con cuestas. Es algo que me cuesta mucho, mucho, pero sé que es algo que necesito y lo estoy metiendo en mis entrenamientos de atletismo.

¿Cuáles son sus objetivos en la gimnasia rítmica?

-El Campeonato de España de conjuntos (en Zaragoza, a finales de noviembre y principios de diciembre). Este año competimos en la categoría Sénior y tal y como estamos el objetivo es hacer los dos pases que tenemos perfectos, como el domingo pasado. Cuando los haces perfectos hay más posibilidad de estar arriba en la clasificación. Es difícil tener opciones a podio, porque en categoría sénior hay muchos conjuntos de toda España, además solo nos hemos medido a conjuntos del norte de momento, así que es difícil saber qué nivel va a haber. Pero con dos buenos pases podemos estar arriba, aunque no lo puedo asegurar porque no he visto al 80% de los grupos. Creo que llevamos un buen ejercicio y que si lo hacemos bien la nota puede ser muy buena, pero primero hay que hacerlo bien. Nos quedan dos competiciones: una en Logroño, en la que habrá conjuntos a los que ya nos hemos medido, y el EuskalGym, donde hay mucha participación y será una buena prueba para ver cómo estamos.

¿Y en el atletismo?

-En abril de 2020 es el Campeonato de España de 10.000 metros.

¿Se ve capaz de lograr un buen resultado?

-La temporada pasada fue un poco complicada. Cambié de entrenador, entrenaba sola y al final de temporada se me juntaron muchas cosas: temas familiares, las lesiones de Ioseba y que su temporada se complicó, y al salir a correr sola me desanimé... Me tomé unos meses para entrenar lo que mi cuerpo me pedía y en septiembre he vuelto a los entrenamientos con Ignacio y la verdad que estoy muy animada, porque tres días a la semana puedo entrenar con el grupo y eso se nota. Además, el apoyo diario del entrenador hace las cosas más fáciles. Me está costando el tema de la fuerza y de las cuestas, pero es algo que necesito y que me va a venir bien.

¿Cómo elabora su calendario de entrenamientos y competiciones?

-Eso es bastante fácil, porque el Campeonato de España de gimnasia acaba a principios de diciembre y en atletismo lo más importante está en febrero, marzo y abril, así que ya hemos cuadrado algunas carreras que a mi entrenador le interesa que haga mientras estoy con la gimnasia.

¿Qué opina Ignacio Santamaría de que compagine ambos deportes?

-No se lo esperaba y le llamó bastante la atención. Cree que es demasiado esfuerzo físico, pero me pregunta cómo estoy y si considera que debe bajar la planificación la bajamos. Me está apoyando bastante, la verdad.

Y su mayor apoyo será su marido.

-Sí. Al principio no le gustó demasiado la idea, pero sabe que a mí me hace ilusión y que lo hago por un motivo. Me apoya y me ayuda, si me tiene que dar algún masaje por la noche porque estoy muy cargada lo hace, si tiene que ir por la mañana a una competición de atletismo y por la tarde otra de gimnasia, lo hace. En ese aspecto tengo que agradecerle mucho.

Para compaginar ambos deportes a tan alto nivel hay que ser muy constante en todo, incluso en la alimentación.

-Soy un desastre en ese aspecto. Ioseba es muy meticuloso con la alimentación y me echa muchas broncas, porque me dice que lo debería cuidar muy bien. Ese aspecto debo mejorarlo, porque me gustan mucho los dulces.

¿Cómo es ser deportista y vivir con un deportista profesional?

-Ioseba cuida cada detalle. Me da mucho ejemplo, pero a veces me siento hasta mal cuando voy al supermercado y compro galletas o chocolate (se ríe). Pero, bueno, ya me conoce y creo que eso lo ha dado por perdido, aunque espero conseguirlo algún día. Él tiene programado cada entrenamiento, cada descanso, cada viaje, y es un gusto de deportista y un ejemplo a seguir en todos los aspectos como deportista.

¿Por qué decidió empezar en el atletismo con 30 años?

-Fue una historia graciosa, porque no esperaba nunca meterme al atletismo, pero trabajaba en el gimnasio de Anaitasuna y me gustaba hacer deporte, pero me daba vergüenza salir a la calle a correr, porque creía que era para profesionales. No había el furor del running que hay ahora y corría en la cinta del gimnasio. Un socio me vio y vino varios días a decirme que corría muy bien y que me tenía que apuntar a atletismo y yo le daba largas, pero me lo dijo tanto que al final, un día, por insistencia, le dije, “Venga, vale, voy a probar”, y me dijo que conocía a un entrenador... Así que un día fui a probar para que no me volviese a decir y seguí hasta hoy.

¿A qué deporte apuntarán a su hijo?

-No lo sé. Le encanta todo tipo de deporte y no para quieto en todo el día. Le chifla la bici, el balón también, corre por casa sin parar... Creemos que cualquier deporte le encantará. De pequeño empezará a practicar unos cuantos deportes y en el que le gusté le apoyaremos. A Ioseba le haría ilusión que hiciera patinaje, y a mí que hiciera atletismo, porque me parece un deporte muy bonito, pero elegirá él. Eso sí, que haga algo de deporte porque es algo importante para nosotros. Lo decidirá él, pero no le vamos a obligar. Si quiere competir, bien, y si no, que lo haga como entretenimiento.