El alpinista catalán Sergi Mingote, que falleció este sábado a los 49 años en un accidente mientras descendía el K2 (8.611 metros), era de los de antes, de los que afrontaba los ochomiles sin oxígeno artificial embotellado, se proponía hacer lo que nadie había hecho antes y se mostraba muy crítico con la masificación en las montañas.

Una muestra de su aspiración de hacer avanzar el alpinismo un paso más allá es que murió durante la expedición que colideraba para coronar el K2 en invierno, un hito que hasta este sábado, cuando lo lograron 10 montañistas nepalíes, nadie había conseguido y se consideraba el último gran desafío de la disciplina.

El fatal accidente se produjo cuando Mingote descendía del campo 3 hasta el campo avanzado, a unos 6.000 metros de altura.

Antes de empezar esta expedición el alpinista de Parets del Vallès explicó que "quería hacer las paces" con el K2 y "reencontrase con una montaña" con la que tenía "una relación de amor-odio".

La coronó por primera vez el 23 de junio de 2018 y en el descenso entonces ya vivió una situación muy complicada. "Lo pasé muy mal bajando con mal tiempo, pensé que no bajaba", relató.

Fue el segundo ochomil de su reto 14x1000 0 OXYGEN, con el que pretendía alcanzar la cima de los 14 ochomiles del planeta sin oxígeno artificial embotellado en un período de aproximadamente 1.000 días y así superar el récord del coreano Kim Chang-ho, quien en 2013 dejó la marca en 7 años, 10 meses y 6 días. El 12 de octubre de 2018 Chang-ho también falleció en el Himalaya.

El reto de Mingote empezó a muy buen ritmo. Una semana antes de coronar el K2 llegó a la cima del Broad Peak (8.047 m) y el 25 de septiembre de 2018 sumó su tercer ochomil del proyecto, el Manaslu (8.613 m).

El 2019 aún fue más provechoso y el alpinista consiguió cuatro ochomiles más: el Lhotse (8.516 m) el 6 de mayo, el Nanga Parbat (8.125 m) el 3 de junio, el Gasherbrum 2 (8.035 m) el 18 de junio y el Dhaulagiri (8.167 m) el 3 de septiembre.

Los seis ochomiles sin oxígeno artificial embotellado en tan solo 367 días ya supusieron un récord mundial para Sergi Mingote. Y este tan solo debía ser un aperitivo de lo que vendría. Pero la pandemia del coronavirus impidió que el proyecto siguiera adelante en 2020 y tuvo que posponerse. Ya nunca se remprenderá.

De todas maneras, Mingote no se quedó parado en 2020 y cambió los ochomiles por la 'Olympic Route', una travesía por Europa de 7.068 kilómetros que combinó el montañismo y el ciclismo y que completó en 48 días.

La aventura, que transcurrió entre el Estadio Olímpico de Montjuïc de Barcelona y el Monte Olimpo (Grecia), sirvió para promocionar la candidatura olímpica de Pirineos-Barcelona 2030.

El primer ocho mil en la vida de Mingote llegó en 1998, cuando coronó el Cho Oyu (8.201 m). En 1999 llegaría el Shisha Pangma (8.013 m) y en 2001 el techo del planeta, el Everest (8.849 m), el cual coronó entonces por la cara norte y en 2003 por la cara sur.

Más tarde probó diferentes especialidades del deporte de resistencia como los Ironmans y los Ultramans. Y en 2017, junto al nadador paralímpico Miguel Luque, también paretense, cruzó a nado el Estrecho de Gibraltar.

El deportista era consciente del gran peligro que suponían sus retos y siempre se había mostrado muy respetuoso con la fuerza de las montañas.

Precisamente el viernes colgó en su Twitter una crónica del día desde el campo 3 (a 7.000 metros) en la que advertía que "toca mañana descender al campo base y esta es una montaña muy peligrosa".

En el texto también explicaba que junto a otro alpinista, Juan Pablo Mohr, se le "pasó por la cabeza la locura de avanzar" de madrugada "hasta el campo 4 y hacer un intento" de cima. Finalmente lo descartaron porque iban "muy pesados y sin oxígeno todo se nota más, el frío, el viento, es precipitado".

Para Mingote el alpinismo era "enfrentarse con la montaña, tener los recursos para subir y bajarla con tus propios medios, y buscar nuevas rutas y hacer cimas sin oxígeno artificial". Este consideraba que "era el himalayismo de los pioneros".

POLÍTICA E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES

Mingote, además, no sólo estaba comprometido con las montañas, su gran pasión, sino que tenía unas ideas de justicia social que le llevaron a ser durante siete años alcalde de Parets del Vallès (Barcelona) y a crear Onat Foundation, una fundación para ayudar a personas con discapacidad a través del deporte.

Mingote, que presidía la fundación, se llevó con él en abril de 2019 a nueve jóvenes con discapacidad de la cooperativa Apindep para que hicieran un "trekking" por las montañas del Himalaya nepalí.

Los nueve chicos y chicas, que hoy están tristes y conmocionados, igual que sus padres y los responsables de la cooperativa de personas con discapacidad, acompañaron a Mingote durante siete días en el que el alpinista enseñó algunos secretos de las altas montañas a los jóvenes.

Mingote creó la Onat Foundation, de carácter privado, con el objetivo de fomentar y promover la práctica del deporte sin ánimo de lucro y su difusión a la ciudadanía a través de medios de comunicación social.

El objetivo principal de su fundación, desde la que impulsó la creación de los Premios Inclusivos del Deporte Catalán, era impulsar entre los jóvenes la actividad deportiva "como causa generadora de hábitos que favorecen la inclusión social y el fomento de la solidaridad".

Mingote consideraba que la práctica deportiva es el "elemento fundamental del sistema educativo, sanitario y de la calidad de vida" y sirve para conseguir "la participación y total integración en la sociedad de los colectivos marginados, y de personas con discapacidad física y sensorial".

También veía en el deporte "un factor corrector de desequilibrios sociales que contribuye a la igualdad entre los ciudadanos".

Mingote comunicó el 9 de abril de 2018 que dejaba la alcaldía de su localidad, Parets del Vallès, una ciudad de la segunda corona metropolitana, de casi 20.000 habitantes y a 23 kilómetros de la gran Barcelona, en la comarca del Vallès Oriental, porque quería volver a disfrutar de sus queridas montañas y alcanzar retos alpinistas que, por su edad, le apremiaban.

Parets perdió un buen alcalde y las montañas ganaron un buen alpinista, pero su familia, especialmente su esposa, sabían que iban a sufrir más con los avatares de la naturaleza que con la dura política local.

Mingote decidió hace dos años abrir "una nueva etapa personal y deportiva" y aseguró que dejaba la alcaldía del "mejor pueblo del mundo" cumpliendo la promesa que hizo en junio de 2011, cuando accedió a ser el primer edil de Parets y anunció su intención de limitar su mandato a dos legislaturas.