EN BMW siguen empeñados en apostar por la deportividad, el lujo y la eficiencia energética, sin importar si se trata de un modelo de lo más razonable como si es el caso de la mayor invitación al exceso, en el buen sentido de la palabra. Porque, querámoslo o no, hay modelos en la gama del fabricante alemán que son perfectamente defendibles como compras lógicas frente a otros que obedecen a motivaciones en las que el entusiasmo y la pasión desmedida triunfan frente a la moderación. Y el X5 es uno de estos últimos, como dejan entrever sus notables dimensiones (4,857 metros de largura, 1,933 de anchura y 1,776 de altura), sus pesos entre 2.070 y 2.380 kilogramos, un maletero con capacidad entre 620 y 1.750 litros, las hasta siete plazas y una gama de motores con potencias entre 245 y 555 CV.

Este redactor tuvo en su momento la oportunidad de probar la anterior versión con el motor diésel 3.0 de 245 CV, antes del restyling que se ha puesto a la venta a comienzos del pasado mes de junio, y debe reconocer que el X5 es toda una delicia para paladares de lo más exclusivos, un auténtico maquinón que deslumbra, impresiona, ilusiona y hasta crea adicción. Así que ahora, con las mejoras introducidas, promete aportar todavía más y mejor que nunca. Enhorabuena a los afortunados que puedan permitirse abonar entre 59.900 euros (X5 xDrive 30d) y 83.600 euros (X5 xDrive 50i), con las tarifas intermedias para el X5 xDrive 35i, en 61.000 euros, y el X5 xDrive 40d, en 63.300 euros.

Los cambios incorporados al último modelo lanzado comercialmente hacen referencia a progresos en los motores, ahora con más potencia, prestaciones y eficiencia energética -hasta un 10% menos de consumo y emisiones contaminantes que sus predecesores-; cambios de diseño estético (en paragolpes delantero y posterior, faros, intermitentes y barras en el techo), la llegada de la nueva caja de cambios de ocho marchas en toda la oferta salvo en la versión M y la incorporación a finales de año de una versión híbrida, la Activ Hybrid, basada en el X6. En su afán por mejorar la eficiencia energética de sus mecánicas, entre otros avances, el nuevo X5 añade la posibilidad de accionar las tapas de ventilación de las rejillas del motor, el sistema de recuperación de energía en las frenadas, una aerodinámica optimizada y los neumáticos de baja resistencia a la rodadura. Todo ello contribuye a lograr lo que BMW califica como "el X5 más dinámico, eficiente y lujoso jamás fabricado, y que sigue ampliando su liderazgo en el segmento de los coches selectos con tracción total".

En el capítulo del equipamiento, merece una mención especial la dotación de asistencias a la conducción, con mecanismos como la regulación activa de la velocidad con función Stop+Go, la advertencia de cambio de carril, información sobre los límites de velocidad, la visión lateral (Side View), la pantalla virtual Head Up Display, las luces de adaptación automática en curva, el asistente de aparcamiento o la cámara de visión posterior, por citar lo más significativo.

MECÁNICAS DE LUJO La oferta mecánica es un lujo en sí misma. Siempre sobre la base del afamado sistema de tracción total xDrive, con el que BMW "garantiza un excepcional dinamismo, tanto en carreteras asfaltadas como en pistas camperas", y apoyada en una ampliada lista de sistemas de asistencia al conductor (como la dirección activa, la amortiguación regulada electrónicamente o el sistema de compensación de inclinaciones de la carrocería), la nueva gama de motores destaca por su potencia, prestaciones, agrado de utilización, finura de funcionamiento y eficiencia.

En gasolina la lista incluye el xDrive50i, con ocho cilindros en uve, Twin Power Turbo, inyección directa, 4.395 centímetros cúbicos (cc), 407 CV de 5.500 a 6.400 rpm, 600 Nm de 1.750 a 4.500 vueltas, 5,5 segundos de 0 a 100 km/h, 250 km/h de velocidad punta, 12,5 litros de consumo medio y 292 gramos de CO2 por kilómetro. El xDrive35i dispone de seis cilindros en línea (norma de la casa), Twin Power Turbo, inyección directa, Valvetronic, 2.979 cc, 306 CV a 5.800 rpm, 400 Nm de 1.200 a 5.000 vueltas, 6,8 segundos de 0 a 100 km/h, 235 km/h de velocidad máxima, 10,1 litros de gasto medio y 236 gramos de CO2 por kilómetro.

La oferta diésel añade el xDrive40d, con seis cilindros en línea, Twin Power Turbo, inyección directa common-rail, 2.993 cc, 304 CV a 4.400 rpm, 600 Nm de 1.500 a 2.500 vueltas, 6,6 segundos de 0 a 100 km/h, 236 km/h, 7,5 litros de consumo medio y 198 gramos de CO2 por kilómetro. Por debajo se sitúa el modelo más demandado por el mercado, el xDrive30d, con el mismo esquema mecánico y turbo de geometría variable, 245 CV a 4.000 rpm, 540 Nm de 1.750 a 3.000 vueltas, 7,6 segundos de 0 a 100 km/h, 222 km/h, 7,4 litros de gasto promediado y 195 gramos de emisiones de CO2 por kilómetro.

La exclusiva versión M, el auténtico tope de gama, cuenta con un chasis específico con Adaptative Drive (suspensión electrónica) y sistema de tracción total xDrive que incluye de serie la función Dynamic Performance Control, además de detalles estéticos propios (frontal similar al del X6 y branquias en los laterales) y faldón posterior con cuatro salidas de escape, típicas de la gama M de BMW. Su mecánica es un V8 con M Twin Power Turbo, inyección directa, 4.395 cc, 555 CV a 6.000 rpm, 680 Nm de 1.500 a 5.650 vueltas, caja de cambios automática de seis marchas, 4,7 segundos de 0 a 100 km/h, 250 km/h de punta (275 km/h con el kit opcional M Driver"s Package), 13,9 litros de consumo medio y 325 gramos de CO2 por kilómetro. Sin palabras.