MERCEDES CLS 350 CDI Alfombra mágica
LA GRAN BERLINA ALEMANA BAJO SU ESTILO DE CUPÉ MUESTRA LAS NUEVAS LÍNEAS DE DISEÑO QUE ESTRENA MERCEDES
SI hubiera que resumir en una sola palabra lo que representa la nueva generación del Mercedes-Benz CLS 350 CDI BlueEfficiency probado en esta página, el término no sería otro que el de fascinante. Impresiona por su belleza exterior, con unas dimensiones imponentes (4,94 metros de largura, 1,881 de anchura, 1,416 de altura, 2,874 de distancia entre ejes y 520 litros de maletero) y un frontal que abandona su inclinación para adquirir verticalidad y retar al viento, como el SLS; además de por sus prominentes aletas traseras, similares a las piernas de un atleta musculoso en plena arrancada. Por dentro, cautiva su cuidado y exquisito interior, con materiales como la madera, la piel, los cromados y abundantes superficies blandas, además de un diseño ergonómico que hace parecer que la perfección sea lo más natural del mundo. Y luego, ya al volante, las sensaciones de encontrarnos frente a la berlina de nuestra vida se antojan también como un sueño hecho realidad.
En atención a la verdad, y admitiendo que mucho de su encanto y atractivo reside en ser un cupé de cuatro puertas, lo que implica que los dos ocupantes traseros no podrán medir más de 1,80 metros de altura para encontrar un perfecto acomodo, pocos defectos más se pueden plantear a este modelo. Además, en la zaga ambos pasajeros disfrutan de una comodidad y un nivel de atenciones y equipamiento similar a los de las plazas delanteras, es decir, de auténtico lujo. Como otros detalles mejorables, y siendo un poco quisquillosos, citaríamos la rueda de repuesto de emergencia, que es mejor que un kit reparapinchazos y peor que una de tamaño estándar; y que las levas del cambio automático secuencia giran a la vez que el volante, lo que para conductores muy deportivos siempre es menos aconsejable que la ubicación fija de éstas a la columna de la dirección. En todo lo demás, éste es un coche para dejarse llevar, seducir y enamorar. Como ejemplo, además de las múltiples miradas de que fue objeto este redactor durante la mañana de sábado de la prueba -y ninguna en atención a su belleza física-, cuando devolví el coche al concesionario, una pareja que estaba en el interior salió a contemplarlo rápidamente ante las insistentes y expresivas muestras de admiración de la señora en referencia a la belleza del CLS. Arrebatador.
A RODAR La conducción del CLS 350 CDI no entraña más dificultad que no olvidar sus grandes dimensiones y asumir que vamos a rodar en una posición baja, como no podría ser de otro modo tratándose de un cupé. Buena visibilidad, notable superficie acristalada, mandos perfectamente ubicados y un tacto exquisito de berlina de lujo se dan la mano con un funcionamiento simplemente irreprochable. Los pedales de acelerador y freno y la palanca del cambio (en la columna de dirección) junto a las levas tras el volante para accionar el modo secuencial, sumados a la tecla que permite escoger entre la variante Sport y la Económica del modo automático, concentran toda nuestra atención. El manejo es simplemente delicioso, por lo fácil y agradable que resulta, hasta antojarse desconcertante que un modelo de este tamaño se deje llevar tan fácil por ciudad y se muestre tan ágil y manejable.
La mecánica empleada, un tres litros diésel de 2.987 centímetros cúbicos (cc), seis cilindros en uve, 265 CV a 3.800 revoluciones por minuto (rpm), 620 Nm de par máximo entre 1.600 y 2.400 vueltas, 6,2 segundos en el paso de 0 a 100 km/h, 250 km/h de velocidad máxima (autolimitada), consumos homologados de 7,8 litros en ciudad, 5,0 en carretera y 6,0 en recorrido combinado y emisiones medias de 159 gramos de CO2 por kilómetro, es un prodigio en cuanto a rendimiento, prestaciones, economía de consumo, eficiencia energética y respeto medioambiental. Presenta una sofisticación sólo comparable a su agrado de utilización, refinado funcionamiento y admirable silencio mecánico. Por cierto, que el silencio de rodadura y el aerodinámico están al mismo nivel, impresionante. Rodando a velocidades inconfesables uno tiene la sensación de estar sentado sobre una alfombra mágica y voladora, rodeado de un silencio impensable en otros coches. Por favor, no se olviden de conectar el control de crucero, los puntos de su carné se lo agradecerán.
La ciudad y los tramos de doble carril, ya sean autovías o autopistas, no entrañan la más mínima adversidad para el CLS. La sorpresa llega en los itinerarios de montaña muy revirados, donde esta joya de la ingeniería se despacha con una soltura desconcertante. Les prometo que he forzado el ritmo por encima de toda lógica, hasta hacer derrapar las cuatro ruedas de sus pegajosos neumáticos en medidas 245/45 R17, incluso acelerando a posta en plena deslizada de ambos ejes para descolocar más todavía la zaga gracias a su fabulosa tracción trasera, pero ni aun en esas extremas condiciones de uso -siempre en vías sin tráfico y con margen a ambos lados- el CLS se ha descompuesto, al contrario, ha reaccionado con total naturalidad, de forma progresiva y noble, como se espera de un gran deportivo. Hasta sus ayudas electrónicas están reguladas para garantizar la máxima seguridad sin renunciar a la diversión. Impresionante de nuevo, tanto como su fabulosa aceleración y capacidad de recuperación. Da gusto hundir el pedal y saborear el empuje de sus 265 CV y 620 Nm de par. Adictivo.
El cambio automático secuencial de siete marchas, tanto en su modalidad automática como en la manual, presenta un manejo excelente, con un funcionamiento suave, progresivo e inapreciable. De viaje nos regala consumos mínimos gracias a sus largos desarrollos y a un motor superlleno (a 2.000 rpm rueda a 140 km/h de marcador), mientras que en ciudad, carretera y también en uso deportivo colma nuestras solicitudes, igual que la fabulosa mecánica, con ese tacto consistente a la vez que superconfortable que preside la doble personalidad que muestra el CLS 350 CDI, de deportivo y rutero al mismo tiempo, y que se extiende a las brillantes suspensiones o a la deliciosa dirección.
Al final, y aun reconociendo que su precio de 66.400 euros es una tarifa al alcance de pocas economías, mi consejo es que si están en condiciones de comprarlo se den una vuelta por el concesionario y lo degusten al volante, porque hay automóviles que te hacen la vida más fácil, segura, confortable, hermosa y hasta feliz. Y este CLS es uno de ellos.
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