pamplona - "Una persona joven con discapacidad que vive en un centro especial se va a alojar este fin de semana en nuestro albergue. Viene acompañado de su familia. Estaba feliz cuando me lo contaba ya que según me confesó, era la primera vez que iba a disfrutar de un fin de semana con su madre y su tía en otro lugar que no fuera su casa", explica Raúl Pilar Garcés, director del Albergue Turístico Gure Sustraiak Granja Escuela, ubicado en Ollo. Apenas hace un mes que este establecimiento, apto tanto para personas con discapacidad como para las que no la padecen para fomentar la convivencia de unos con otros, ha obtenido el Premio de Turismo en la categoría de Modalidad de Investigación, Desarrollo, Innovación y Prestación de Servicios Turísticos. "El albergue dispone de unas dotaciones pioneras a nivel nacional para que personas con discapacidad puedan participar de un turismo inclusivo y de estancias formativas, deportivas o de ocio terapéutico", definía el Ejecutivo foral cuando anunció que otorgaba este galardón a un proyecto de economía social y solidaria, del que forman parte once socios y otros 70 colaboradores. "La esencia de Gure Sustraiak (Nuestras Raíces, en castellano) es la participación y la educación ambiental para enseñar a las personas que se alojan con nosotros cómo se puede vivir de forma sostenible como nuestros ancestros. En algún momento tendremos que llegar a nuestras raíces", detalla.

innovador en la zona norte Este tipo de albergue es pionero en la zona norte, con 80 plazas, de las que 24 se han diseñado para personas con movilidad en silla de ruedas y con baños accesibles y otras 50 plazas para personas con movilidad reducida, discapacidad intelectual y/o sensorial. Además incluye señalización, pavimento podotáctil en estancias comunes, bucle magnético y avisos visuales en habitaciones.

"Hace poco se alojó en el albergue un grupo de 20 personas en silla de ruedas, procedentes de Bizkaia, y nos transmitieron que habían estado hospedados en algún establecimiento que ofrecía este tipo de servicios, pero que este era una pasada, de acuerdo a sus palabras textuales. Se sorprendieron de que en la planta baja, por ejemplo, hubiera ocho baños adaptados para ellos", recuerda Raúl Pilar.

Este albergue se ha enfocado para acoger a grupos, ya sean personas con discapacidad, escolares, familias, asociaciones o profesionales, etc. Para sus huéspedes organizan programas basados en la formación medioambiental a través de su centro de educación para la sostenibilidad y su granja escuela accesible; así como ocio sostenible y adaptado a las personas con diferentes capacidades, y turismo inclusivo. "Todos los días después de desayunar, estas personas pueden acompañarnos a dar de comer a los animales. Suele ser una actividad muy demandada en las familias con niños pequeños", cuenta el director de este albergue. Además, también promueven talleres diversos, como el de pan, cremas, velas, etc.

Este profesional manifiesta que durante el año la estancia media oscila entre los dos y tres días, focalizados en fines de semana y en puentes. En Semana Santa, el hospedaje aumenta al igual que sucede en verano, cuando Gure Sustraiak fomenta los campamentos. "En la época estival ofrecemos a grupos de personas con discapacidad la posibilidad de pasar 15 días en el albergue, cubriendo todas sus necesidades: nos desplazamos hasta el centro correspondiente, los recogemos y contratamos a personal para que reciban sus cuidados habituales", detalla. Por este motivo, en el verano llegan a sumar 22 personas en plantilla, el doble de las que están durante el resto del año.

Este establecimiento, construido con criterios de accesibilidad universal, se une al que desde 2002 también gestiona Raúl Pilar y sus socios, la Posada de Ollo, con la misma filosofía. "Nosotros nos basamos en la importancia de las personas y de su participación en la toma de decisiones. Este principio es la esencia de nuestro proyecto social, solidario y sostenible", concluye. - S.Z.