Un pequeño autoservicio en Santa María la Real, en los bajos una cooperativa de viviendas para trabajadores recién levantada, fue la semilla. La plantaron Juan María Antoñana, que en 1966 contaba 27 años, y su mujer Pilar Azcona. Ambos abrieron aquel año en la calle Pico de Orhy un pequeño autoservicio que se convirtió en el germen de Súper Mabo, una cadena de supermercados exitosa, que durante años se convirtió en una referencia para el consumidor navarro y que en 2002 fue vendida a Caprabo, hoy integrada en Eroski.

Aquella aventura y la que vino después con la Bodega Inurrieta le han valido a Antoñana el Premio a la Trayectoria Empresarial que concede todos los años Cámara Navarra y que en este caso ha querido reconocer “el temple emprendedor, la capacidad para anticiparse a los retos, su discreción, su optimismo y su ejemplar gestión de la empresa familiar”.

Dos proyectos familiares y tan diferentes como una cadena de supermercados y una bodega marcan la vida profesional de Antoñana, jubilado hace más de una década, pero que se sigue pasando casi a diario por la oficina y por una bodega que acaba de ampliar sus instalaciones. Sus viñedos entroncan asimismo con la tradición agraria de la familia de Antoñana, que nació en 1939 en Puente la Reina. Como el mayor de tres hermanos, comienza en su hacienda familiar una labor a la que pronto intuye un futuro incierto. El campo ofrece cada vez unos rendimientos menores y la ciudad se llena de personas que acuden en busca de trabajo, en las fábricas que se levantan en Landaben, en una Pamplona que se desborda hacia los nuevos barrios. En uno de ellos abrió Antoñana aquel primer autoservicio. Y Nekea SA, el nombre que posteriormente adoptó la empresa, logró superar la crisis de los años 70 y los cambios en el sector de la distribución alimentaria.

trayectoria

Anticipación y esfuerzo

De Super Mabo a los vinos de Inurrieta

“En un momento de aperturas de hipermercados en la zona y cambios en los hábitos de compra -explicaba ayer la Cámara de Comercio-, Nekea SA apostó por los establecimientos de proximidad y calidad”. De esta manera la cadena fue abriendo nuevos supermercados hasta alcanzar los 22 locales y los 20.000 metros cuadrados de superficie de venta a finales de los 90. Contaba además con un almacén central de 13.000 metros, cuatro Cash and Carry para profesionales y generaba 650 empleos directos. En el verano de 2002, con el euro recién estrenado, Caprabo, una cadena nacida en Catalunya pero ya de ámbito nacional, formaliza la compra de Nekea SA.

Para entonces, Antoñana ya se había embarcado en un nuevo proyecto. Bodega Inurrieta nace en 1999 y lo hace con viñedos propios, los únicos que utiliza para elaborar unos vinos de indudable éxito comercial y que exporta a 30 países. “Hoy cuenta con 260 hectáreas y produce dos millones de botellas”, explica la Cámara, quien destaca el liderazgo de Antoñana y la ampliación acometida recientemente para un millón de botellas en la sala de barricas y depósitos.

Paralelamente a su desarrollo empresarial, Juan María Antoñana ha participado activamente en el desarrollo de la Comunidad foral, y ha estado siempre vinculado a asociaciones de su sector y durante siete años fue vocal en la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Servicios de Navarra. En el año 1996 fue reconocida su trayectoria con la concesión del premio al Empresario del Año. “Antoñana es un ejemplo a seguir por los empresarios por su capacidad de innovación, su discreción, su optimismo y ante todo su carácter eminentemente familiar. Antoñana ha sabido, ante todo, valorar a las personas que le han acompañado en este viaje, compartiendo con ellos su éxito”, explicaba Cámara Navarra en su comunicado de entrega de premios.

La institución presidida desde ya un cuarto de siglo por Javier Taberna entregará el premio en 12 de diciembre en el Hotel Muga de Beloso. Se trata de unos galardones que cumplen su 22ª edición y que año tras año reconocen no solo una trayectoria, sino también la internacionalización de una compañía y el carácter innovador de otra.

exportación

Pieles para coches y aviones

Tenerías Omega exporta el 92% de su producción

En esta ocasión, la Cámara ha otorgado a la empresa Tenerías Omega SA el Premio a la Internacionalización por su estrategia en los mercados exteriores que le ha llevado a exportar el 92% de su producción, especialmente en mercados maduros y con un alto nivel de exigencia y competencia como Estados Unidos. Fabrica pieles para el sector del automóvil y la aeronáutica.

En 2008 el acuerdo con Eale Otawa le permite hacer llegar su producto a Ford, General Motors, Toyota y Honda. Además, la alta especialización de sus pieles hace que suministre pieles a compañías aéreas como Iberia, Air Nostrum, Turkish Airlines, Emirates, junto con varias compañías de jets privados del mundo. La evolución de la empresa en los últimos años ha sido exponencial. Tenerías Omega cerró el año 2016 con una facturación de 33 millones de euros (crecimiento del 18% desde 2014) de los que el 92% corresponden al mercado internacional. La plantilla está compuesta de 135 personas. La empresa ha apostado desde sus orígenes por el I+D y, en los últimos cinco años, ha invertido más de siete millones de euros en nuevos procesos tecnológicos y medioambientales que ayudan a obtener un proceso productivo altamente cualificado así como sostenible con el medio ambiente.

innovación

Muebles de diseño

San Isidro, una transformación veloz

En el caso de la innovación la Cámara ha premiado a Industrias San Isidro por la transformación de su producto y capacidad de adecuación hasta alcanzar en un tiempo récord un posicionamiento muy competitivo y reconocido internacionalmente como fabricantes de muebles de diseño. A su juicio, San Isidro, a través de su marca iSiMAR, ha conseguido innovar en todas las áreas de la empresa, especialmente en productos, canales, métodos de comercialización, gestión del negocio y organización del trabajo. La facturación de la empresa, que cambió de dueños en 2010, ronda los cinco millones de euros y las expectativas de crecimiento la sitúan en los ocho millones en los próximos tres años. Industrias San Isidro cuenta ahora con una plantilla de 45 personas, de las cuales 33 personas son fijas; y prevé la incorporación de unas 15 personas más en los próximos tres años.