donostia - El nuevo decreto que regula la energía fotovoltaica ha abierto un nuevo horizonte en el Estado para este tipo de generación eléctrica solar. A partir de ahora, los pequeños productores no tendrán que pagar peajes de transporte por los kilovatios que generan y, por ello, las explotaciones de autoconsumo vuelven a ser rentables. De forma paralela se ha producido un importante abaratamiento de la principal materia prima, los paneles solares, fruto de la intensa actividad que se está registrando a nivel mundial. Como consecuencia, el precio de la generación ha bajado y se ha situado en niveles muy favorables para competir con el resto de renovables y los métodos tradicionales de generación eléctrica.

La suma de estas cuestiones alimenta las expectativas de una industria que en Euskadi tiene un notable potencial. Ingenierías, fabricantes de componentes eléctricos, instaladores de parques solares, compañías que gestionan los huertos fotovoltaicos, consultores energéticos e incluso eléctricas conforman una cadena de valor que se prepara para un salto en sus niveles de facturación.

El auge de la fotovoltaica contrasta con la caída del interés por la termosolar, que necesita un complejo y caro sistema para transformar el agua caliente en energía y cuyo uso más rentable en estos momentos es el consumo doméstico. El sol vuelve a calentar la industria vasca en un segmento de actividad muy concreto que ha estado varios años en letargo por las trabas que establecía la legislación vigente.

nuevas oportunidades Casi de la noche a la mañana, la energía fotovoltaica ha vuelto a la agenda de los grandes operadores y el Gobierno Vasco ha decidido aprovechar la oportunidad para mejorar la aportación de renovables al mix energético de Euskadi con un parque solar en el centro logístico de Rivabellosa (Arasur) que duplicará la potencia instalada en este tipo de producción eléctrica. El Ente Vasco de la Energía lidera un proyecto en el que participarán varias compañías vascas y que contará con el respaldo de un gran grupo energético que todavía no ha sido desvelado.

Más allá de los grandes proyectos que puedan llegar, que siempre estarán muy limitados por la menor radiación solar en la Comunidad Vasca en comparación con el sur del Estado, los consumidores domésticos tiene una oportunidad de abaratar su recibo de la luz si cumplen las condiciones necesarias para rentabilizar su inversión.

Junto a la eliminación de los peajes, la principal novedad del decreto, aprobado en el Congreso la semana pasada, es el autoconsumo compartido. Las comunidades de vecinos podrán instalar en sus azoteas paneles solares, generar energía y dedicarla a satisfacer las necesidades de zonas comunes -ascensores, iluminación...- o particulares de cada domicilio. Y también podrán inyectar en el sistema los excedentes o parte de la electricidad que generen.

Lo más habitual será que complementen la energía fotovoltaica con la que les suministre la compañía eléctrica tradicional. Si una familia consigue autoabastecerse con paneles solares no estará obligada a contratar más energía, mientras que antes era obligatorio tener un contrato por la misma o mayor potencia de la que se autogeneraba. La potencia contratada media en los hogares del Estado es de 4,6 kilovatios (KW) y en breve, por poner un ejemplo, habrá clientes que lograrán por sus medios más de 3 KW y contratarán el resto a una comercializadora de electricidad. En ese caso, su recibo de la luz responderá a un consumo de algo más de 1 KW, lo que supondría en torno a 20 euros al mes.

La inversión de la instalación fotovoltaica dependerá de cada comunidad, pero se estima que el precio medio por vecino será de entre 2.000 y 3.000 euros. Los paneles no requieren un gran mantenimiento. Con los precios de la luz actuales, unos 800 euros anuales, el gasto inicial se recuperaría en cerca de cuatro años.

Se trata de hacer números para calcular si la inversión resulta rentable, si las condiciones de generación de energía son favorables, porque el nuevo decreto ha despejado de obstáculos el sector en lo relativo al autoconsumo. La decisión será “más rápida y sencilla”, destaca Enrique Monasterio, el director de Innovación del Ente Vasco de la Energía (EVE).

Partiendo de la base de que las horas de radiación son inferiores en Euskadi -sobre todo en Bizkaia y Gipuzkoa- que en el sur peninsular, habrá comunidades que por su orientación y superficie disponible para colocar paneles logren rentabilizar su inversión. Esa opción abrirá nuevas posibilidades de desarrollo para la industria vasca, que en estos momentos tiene los ojos puestos en el huerto solar que se va a construir en Arasur.

El proyecto permitirá duplicar la potencia fotovoltaica instalada en Euskadi y las empresas se “están acercando” al Gobierno Vasco para ofrecerle sus productos y servicios. El EVE quiere que el tejido empresarial de Euskadi “saque beneficio” de todas las instalaciones que se desarrollen. A pesar de todo, no hay fabricantes de paneles solares vascos y será necesario comprarlos fuera.