pamplona - No hay ninguna conquista social que no pueda ser revertida. Y aquella que fijaba la jubilación a los 65 años, que cumple un siglo en 2019, ha quedado ya arrasada por las reformas aplicadas al sistema de pensiones. La edad de jubilación se irá retrasando de forma progresiva hasta los 67 años como vía para hacer más sostenible el sistema público de reparto que funciona en España.

De hecho, la edad media de jubilación sigue estando en España muy por debajo de los 65 años aprobados en 1919. En 2017 se situó en 62,3 años, una cifra que el Gobierno central quiere elevar al menos hasta los 64 años, aproximando así la edad legal y la edad real. Y avanzando así hacia una edad de retiro cada vez más elevada -algunas voces apuntan incluso a los 70 años-, en consonancia también con el incremento de la esperanza de vida, que supera ya ampliamente los 82 años.

Esto supone alrededor de 30 años más que hace un siglo, cuando fue aprobada en España una medida cuyo origen se sitúa en la agitación obrera vivida a finales de la segunda década del siglo. La huelga de La Canadiense de Barcelona, que arrancó la aprobación de la jornada laboral de ocho horas, tuvo también su impacto en el clima social en el que se aprobó la edad de retiro.

El 11 de marzo de 1919 se promulgó un decreto real que venía a replicar lo aprobado ya en otros países europeos. Según explica Iván Giménez en la revista Alda, del sindicato ELA, aquel “Retiro Obrero Obligatorio fijaba las cuantías y las fuentes de financiación para aquellas rudimentarias pensiones. Se trataba de una fórmula de capitalización, es decir, cada persona trabajadora acumulaba individualmente unas cantidades que luego irá cobrando una vez llegada la jubilación”. Asimismo, recuerda, todas las personas tenían garantizadas la misma cuantía para su pensión: una peseta diario a a partir de su jubilación. El Estado aportaba una peseta por cada mes trabajado y las empresas, tres pesetas por cada mes trabajado. - J.A.M.